El analista y director ejecutivo de Inter América Trends, Antonio de la Cruz, ha señalado que Washington tomó una decisión silenciosa pero irreversible: ya no se busca negociar con Maduro, sino removerlo. La Casa Blanca autorizó a la C.I.A. a realizar operaciones encubiertas —incluso letales— dentro de Venezuela. Es el paso final de una estrategia que dejó atrás el diálogo.
El anuncio de Donald Trump sobre la autorización de operaciones encubiertas de la CIA en Venezuela marca un punto de inflexión histórico. Por primera vez en dos décadas, Washington deja entrever públicamente que la diplomacia ha llegado a su límite y que el régimen de Nicolás Maduro —ya no visto como un Estado soberano, sino como un cártel narcoterrorista— será enfrentado con una estrategia de inteligencia y presión encubierta. La “Presidential Finding” firmada por la Casa Blanca redefine el tablero: lo que antes fue negociación, ahora es guerra en la sombra. El mensaje es inequívoco: Estados Unidos no busca dialogar con el chavismo, sino desmantelar su red criminal.
El régimen en capida libre de Nicolás Maduro ha manifestado esta semana que ve con «extrema alarma» el uso de la Agencia Central de Inteligencia de EEUU (CIA, por sus siglas en inglés) como «una amenaza» contra Venezuela, un conjunto de acciones que, ha dicho, forman parte de «maniobras» que buscan «legitimar una operación» de «cambio de régimen» en el país.








































