Hugo Delgado: La vuelta al ruedo

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Vuelve el tema  electoral al ruedo político venezolano. Es evidente que este factor es clave –no único- en la solución de la crisis agudizada en las últimas dos décadas. Entra el dilema de participar o no en los comicios electorales del 21 de noviembre de 2021, programados por el régimen de Nicolás Maduro, y organizados por su Consejo Nacional Electoral (CNE), con apoyo de la Asamblea Nacional ilegítima. ¿Será positivo o negativo para Venezuela y  los demócratas opositores? Es un asunto de conciencia y pragmatismo.

Ya la polémica comienza a navegar en Venezuela y las posiciones de uno u otro bando se esgrimen sin respeto alguno, mientras la mente criminal que organizó todo,  se frota las manos, y las grandes mayorías más pendiente de las inclemencias de la hiperinflación -producto del aumento desmesurado del dólar y la improductividad nacional-, muestran su patológica pasividad. 

El proceso –visto bajo el imperio de la ley- es ilegítimo en todas sus aristas, porque las instancias decisorias que participan tienen irregularidad en su origen, comenzando por Nicolás Maduro, la Asamblea Nacional Constituyente (convocada unilateral e ilegítimamente por el Presidente) que suplantó a la legítima AN -electa en diciembre 2015-, y responsable del llamado a reelección presidencial, al proceso de escogencia del 6 de diciembre de 2020 de la desconocida Asamblea Nacional, y de las regionales celebradas en octubre 2017; con sus súper poderes –entre otros actos ilegales-  ratificó las directivas del CNE y del Tribunal Supremo de Justicia y seleccionó a los titulares de la Fiscalía General de la República y la Defensoría.

En un país que deambula entre su corta memoria histórica, su Síndrome de Estocolmo  y su irresponsabilidad social, es fácil que el chavismo logre sus objetivos. La iniciativa ganada por el presidente encargado y de la AN (2015), Juan Guaidó, en 2019, se perdió por su limitado poder formal, la inmovilidad generada por el Covid chino y la pérdida de entusiasmo de sus antiguos seguidores. La arremetida del régimen asesorado por cubanos, rusos y chinos (expertos en represión, control social  y vigilancia policial) ha dado sus frutos y como buena orquesta sinfónica trabajan sincronizados nacional e internacionalmente.

Maduro toma ahora la iniciativa tratando de buscar legitimidad y salvar sus intereses. Su cuestionada reelección y la poca credibilidad de sus instituciones públicas, que a pesar de mostrar un control formal, restan aceptación interna y externa, han generando las sanciones internacionales que afectan sus bolsillos y el financiamiento de su red de intereses.

Uno de los dilemas para quienes cuestionan la próxima convocatoria es que si acuden, las urnas  legitiman al régimen, uno porque fue la instancia convocante y la otra porque los resultados los favorecerán,  toda vez que en el ilegítimo proceso existen serios cuestionamientos que no se han corregido: Automatización, la base de datos de votantes y al ventajismo que siempre ha caracterizado al chavismo

El padre SJ, Luis Ugalde (Voy a votar, El Nacional 15 julio 2021) dice: «Las votaciones en dictadura son dictatoriales; no son para cambiar de régimen sino para afianzarlo. Ni la votación ni la abstención son suficientes para salir del lamentable “socialismo del siglo XXI” y debemos preguntarnos qué debilita o fortalece más al régimen, ¿el voto o la abstención en noviembre?». «La abstención no será un modo significativo de protesta, pues en elecciones regionales sin presidenciales ni parlamentarias- abstenerse es lo “normal”».

Activación de la protesta o espaldarazo a la ilegalidad. Dos asuntos que preocupan a los demócratas que frustrados por las derrotas electorales, los fraudes, el ventajismo, el control del régimen sobre el proceso electoral y la violación de las leyes, entran en al ruedo sin saber cómo encarar al toro. Mientras, Juan Guaidó y su propuesta de Salvación Nacional exige –entre otras- comicios justos y transparentes, legalización de los partidos políticos sancionados, suspensión de la persecución a los opositores y liberación de los presos políticos.

A pesar del apoyo de Noruega y del protagonismo que quieren asumir los amigos de Maduro, los presidentes Manuel López Obrador de México y  Alberto Fernández de Argentina, facilitando las conversaciones entre el régimen y la oposición, ya el presidente de la ilegítima AN (2020), Jorge Rodríguez, anunció nuevamente la suspensión de  las mismas. Este tipo de experiencias frustrantes no es nueva, los venezolanos saben que la intensión del chavismo es dilatar toda conversación para ganar tiempo y mantenerse en el poder. Sus exigencias son prácticamente innegociables, “se aceptan o no hay acuerdo”. Es el guión a la cubana que nunca llega a ningún puerto, 62 años después de mal llamada revolución así lo ratifican: “El castrismo sigue dominando la vida política de la isla”.  

¿Cómo se interpreta La ola represiva desatada por el régimen en los últimos días, si hay un diálogo en proceso? Tras su fracaso contra las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia en la frontera del estado Apure entre marzo y abril 2021, ahora el régimen enfiló sus armas hacia el partido del presidente –e- Juan Guaidó, a quien también amenazaron los cuerpos de seguridad, detuvieron al diputado, Freddy Guevara, y el vocero del chavismo, Jorge Rodríguez, en su calidad de presidente de la ilegítima AN  2020,  ordenó a la Fiscalía General detener a otros miembros de Voluntad Popular. A este complejo escenario se une la brutal toma de la Cota 905, en la cual los hechos no son nada claros, en materia de derechos humanos.

El analista, Antonio de la Cruz (venezuelausa.org 12-07-2021),  considera que el temprano apoyo de Juan Guaidó  a la causa cubana, hizo que Raúl Castro y Miguel Díaz- Canel ordenaran a Maduro “patear” nuevamente la mesa y reprimir al principal grupo opositor Voluntad Popular (VP), que aún con el desgaste de Juan Guaidó, es el que mayores dolores de cabeza le produce y mantiene sus alianzas internacionales contra el régimen. Sus resultados están a la vista: sanciones a personeros del régimen, suspensión de intercambios económicos con el régimen lo cual disminuyó su poder operativo y clientelar interno y externo, y la criminalización del saqueo del país por parte de los jerarcas rojitos.

Con el ataque a VP se oculta la debilidad del régimen ¿Por qué solo amenaza y no detiene a Guaidó? También se refleja ante la delincuencia organizadas que opera en la Cota 905, fenómeno que ocurre no solamente en Caracas sino en todo el país, gracias el apoyo armado de Hugo Chávez a los colectivos y que ahora por cuestiones de poder e intereses le convienen a Maduro y sus cómplices. Igualmente  a este país desmemorizado que acepta con frialdad la ilegalidad, se le olvidarán pronto estos hechos y todo volverá a la normalidad y la discusión de ir o no a las elecciones.

La represión se agudizó con Maduro. La poca disposición al diálogo y la desmesurada obsesión por el poder lo conduce a violentar constantemente el imperio de la ley, generando la poca confianza que el venezolano tiene en la solución electoral, más cuando los comicios internos del Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv) evidenciaron la manipulación que el chavismo hace para imponer sus candidatos, lo hizo Hugo Chávez, lo repite su delfín. En materia electoral las cosas no han cambiado. He ahí las dudas.

@hdelgado10