Hugo Delgado: Chile: la guinda de la torta

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Chile era la guinda de la torta. Estable políticamente hablando, con próspera economía, clases sociales en pleno ascenso en cuanto a bienestar se refería, con sólidas bases institucionales instauradas durante la férrea dictadura del general Augusto Pinochet y su modelo de capitalismo propuesto por los Chicago Boys, y por sucesivos
gobiernos demócratas ¿Era una alucinación acaso, como sucedió con
Venezuela que durante 40 años de estabilidad democrática aparente que
se derrumbó y degeneró en la dictadura de hoy? ¿Será que estos países post colonialistas inestables y con políticos deficientes están condenados a vivir bajo la doctrina del Gendarme? ¿Necesario propuesta por Laureano Vallenilla Lanz, uno de los filósofos
más importantes de la dictadura del general Juan Vicente Gómez, cuando Venezuela deambulaba con un inexistente nombre de nación, sin instituciones sustentables, fallida identidad y anarquizada?


Al igual que Gómez y en distinto momento, el general Augusto Pinochet aquel 11 de septiembre de 1973 asestó un golpe a los intereses del comunismo cubano, cuando utilizando la marioneta de Salvador Allende, penetraron política y militarmente a la sociedad chilena, solo que el instante histórico era diferente: la guerra fría obligó a Estados
Unidos y al sector castrense a moverse e impedir el nefasto plan.


¿Ante la ola desestabilizadora, la incapacidad de respuesta de la dirigencia democrática para enfrentarla y de cumplir los compromisos de inclusión de las mayorías frustradas, se optará por salidas de fuerza?


Años después, en pleno 2019 la sombra de ese pasado vuelve a la palestra. Ahora es diferente, luego de la caída del Muro de Berlín en 1989, se generalizaron las democracias en todo el mundo y esa cultura, en diferentes grados, con fallas y errores, se propagaron,
fortaleciendo instituciones y organismos nacionales e internacionales.

Pero se olvidó un pequeño detalle, con la llegada del autócrata ruso y ex agente de la KGB, Vladimir Putin al poder, y la permanencia de los Castro en Cuba, como referente desestabilizador en el continente americano, los fantasmas de la injerencia comunista vuelven al escenario, amenazando a las aún inmaduras democracias.

Y es que las democracias en diferentes grados y con defectos provocados por la corrupción, el afán de control de poder y la incapacidad de interpretar las necesidades de las mayorías en materia de inclusión social y mejoramiento de la calidad de vida, dejaron una gran brecha para que los comunistas penetraran a la sociedad, a través de las organizaciones relacionadas con el ambiente, los derecho humanos, de las mujeres, de grupos minoritarios y de los niños; la cultura, explotaran el resentimiento social y la vida universitaria, principalmente, buscando con esa participación darles protagonismo en el modelo democrático. Nada más falso que esa intención, en el fondo, los comunistas siempre han estado claros, su objetivo es establecer la última fase del desarrollo de la humanidad, tal como lo estableció Carlos Marx.

Por esencia, los comunistas no van a ceder en sus intenciones, se disfrazaran, asumirán distintos roles para penetrar los poderes judicial, ejecutivo y legislativo, y desde ahí actuaran para controlar el poder. Lo hicieron Fidel Castro, Hugo Chávez, Evo Morales, Rafael Correa y Daniel Ortega. Lo peor fue que los demócratas sin capacidad alguna de enfrentar la amenaza y establecer las alianzas necesarias, dejaron perpetuar a los autócratas en el pode hasta que se volvieron incontrolables y peligrosos.

No por casualidad en noviembre de 2018 y julio de 2019, el Foro de Sao Paulo como órgano controlado desde La Habana y Moscú, con su aliado Ignacio Lula da Silva, define sus líneas de acción, que muchos analistas no han tomado en serio, para atacar a los enemigos de sus intereses. Observen solamente como están trabajando desde el eje
cubano, a través de Venezuela en donde el régimen de Nicolás Maduro demostró con las matanzas realizadas durante las protestas y el control policial del país, lo que están dispuesto hacer para materializar sus planes. El guión también ha funcionado en Nicaragua, con Daniel Ortega.


Ahora se sabe de la filtración en la diáspora venezolana, está cumpliendo con el doble papel delictivo y de penetración de las “protestas sociales” en Colombia, Ecuador, Perú, Chile, Argentina y Brasil (recuerden el atentado con arma blanca de un simpatizante de Luiz Inácio Lula da Silva y Chávez contra el actual presidente Jair Bolsonaro). Las causas desequilibrantes de estas sociedades son profundas y es cierto que las democracias tienen deudas sociales; además, en su interior se han generado élites políticas corruptas e
incompetentes, con empresarios sin compromiso social y ciudadanos irresponsables que eligen a sus futuros verdugos.

Otro aspecto destacable que los llamados analistas obvian, es que antes de los gobiernos actuales estuvieron miembros del Foro de Sao Paulo, en Argentina, Nestor (2003-2010) y Cristina Kirchner (2007-2015) 12 años consecutivos, en Ecuador Rafael Correa mandó de
2007 al 2017, en Chile estuvo Michelle Bachelet 2006-2010 y 2014-2018, en Brasil estuvieron Lula del 2003 al 2010 y Dilma Russefft 2011 al 2016; estos supuestos reivindicadores de las mayorías dejaron después de sus gestiones las arcas vacías, asuntos que ahora sí son cuestionados pero ellos no solucionaron, corrupción, violación de
derechos humanos e insostenibles subsidios y programas sociales con fines políticos utilizados para manipular y mantenerse en el poder.

Ahora cuando sus sucesores necesitados de dinero fresco y de sanear sus finanzas acuden al Fondo Monetario para obtenerlo, se convierten en blanco fácil de sus aburridos guiones discursivos anti liberales y anti FMI, y con ello justificar sus consignas durante sus actos
violentos. O es que acaso el FMI tiene la culpa de la corrupción de los K, de los chavistas, de Correa, de Lula y compañía?


Lo ocurrido en Chile es peligroso porque este país es la referencia del continente. Octubre 2019 es el mes que derrumbó el mito, ahora el comunismo envalentonado y con demostración de fuerza desnuda las deficiencias de las democracias y de sus dirigentes incapaces de unirse para enfrentar la terrible amenaza. Mientras, una marioneta política se ufana de incendiar los países de quienes lo adversan, se burla de cuanta acusación demuestra sus vínculos con el terrorismo y el narcotráfico y de su perversa injerencia donde le da la gana.


Ahora se entiende porque Hugo Chávez tenía que salir del juego, se necesitaba un personaje limitado, manejable y sin escrúpulo, capaz de hacer lo que sea para satisfacer los intereses del eje Cuba-Rusia, para eso lo entrenaron en Cuba. Leer las líneas de acción del Foro de Sao Paulo evidencia lo que hoy vive Latinoamérica. La protesta está
bien orquestada.

Hugo Delgado
Periodista
@hdelgado10