Emiliano Faría: Venezuela y el Nuevo Orden Mundial

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La pandemia del virus chino dejará como consecuencia un nuevo orden mundial. El erróneo concepto de bajos costos de producción en los artículos fabricados en China, que tanto beneficio ha traído a las grandes y medianas empresas norteamericanas y europeas, ha caído por su propio peso. Esa apertura del capitalismo mundial hacia un país gobernado por el más cruel régimen comunista de la post guerra, bajo el argumento de tener la mano de obra más barata del mercado, ha salido tan costosa, que ha arruinado muchas empresas de occidente, relacionadas o no con el gigante asiático.


Es paradójico que la prohibición de derechos laborales básicos, como contratos colectivos, asociación en sindicatos, salarios dignos para los obreros, vacaciones, entre otros, que significan literalmente esclavitud en tiempos modernos, hayan sido aprovechados por empresas y gobiernos del mundo libre, con el argumento de bajos costos para beneficiar a sus consumidores. Tal equivocación permitió a la China Comunista un crecimiento económico sin predecedentes en la historia, aunado a la transferencia de tecnología en todos los campos del saber, a tal punto que se convirtieron en la segunda economía del mundo y uno de los países más desarrollados y poderosos tecnológicamente que existe. Todo eso dentro de un férreo sistema comunista, gobernado por un buró totalitario carente de escrúpulos.


El virus chino ha dejado al descubierto el grandísimo peligro que significa para la humanidad, un país sin contrapeso de poderes, libertad de expresión, parlamento plural y alternabilidad de gobierno, con tanto poder, del cual depende el mundo libre en casi todos los aspectos. La reacción lógica surgió de inmediato, sacar las fábricas de las empresas occidentales fuera de China, para disminuir esa peligrosa dependencia. También surgen acusaciones de culpabilidad sobre la pandemia, demandas por trillones de dólares, seguramente embargos de bienes, acciones y depósitos de dólares y euros, además de prohibiciones a las importaciones provenientes de China, que afectarán seriamente la fortaleza económica y el poder que ostentaban los chinos antes de la crisis generada por la pandemia.


Como consecuencia directa surgirá un nuevo orden mundial, un reacomodo de los intereses de los grandes países de occidente, un nuevo concepto de asociaciones empresariales para producir a bajos costos y un bloqueo definitivo al comunismo. Es allí donde una Venezuela libre y democrática tendría muchas ventajas competitivas para atraer a su territorio la mayor cantidad de esas empresas norteamericanas, que tendrán que abandonar el gigante asiático.


Entre las ventajas más notables podemos mencionar: Una ubicación geográfica privilegiada, muy cercana a los Estados Unidos, principal consumidor de los bienes fabricados en China, al igual que del resto del Continente Americano, mercado apetecido por las industrias de occidente. Materias primas abundantes de toda índole, incluyendo petróleo y sus derivados, gas natural, hierro, aluminio, carbón, plásticos, oro, diamantes, coltan, maderas, alimentos vegetales y animales, con abundantes tierras de cultivo para un gran desarrollo agro industrial, agua, clima estable fuera de la zona de huracanes, mil kilómetros de costas en el Mar Caribe, energía hidroeléctrica, combustibles minerales casi infinitos, uranio para producir energía atómica. Casi todo lo que esas grandes empresas necesitan para seguir produciendo a bajos costos, pero en un país democrático, libre y aliado de los EEUU.


Para lograr ese sueño dorado de desarrollo, después de la horrible pesadilla chavista, deberán hacerse grandes reformas en la legislación laboral, limitar el poder de los sindicatos, a tal punto que parar una fábrica por reclamos reivindicativos sea imposible, canalizando las aspiraciones de los trabajadores sin afectar la producción, adaptar los beneficios contractuales a los existentes en los países desarrollados, acceso al crédito bancario para las inversiones con tasas de interés y condiciones similares a los EEUU, promover la asociación de emprendedores venezolanos con los norteamericanos y otras que sugieran los expertos.


Por otro lado las universidades públicas y privadas deberán canalizar la transferencia de tecnología que todo ello implica, diseñar los pensum conjuntamente con esas grandes empresas para preparar los profesionales que los complejos industriales necesitan, desarrollar escuelas técnicas en todo el país para proveer la mano de obra especializada en todos las áreas industriales, incorporar a nuestros jóvenes en la dinámica de la investigación y producción de conocimiento, convertirnos en la nueva vanguardia tecnológica del Continente. Sustituir el gran poder de China, en beneficio del mundo libre, con reglas de juego claras que produzcan confianza y atraigan inversiones en todos los campos posibles.


La riqueza producida bajo este esquema servirá para financiar el desarrollo educativo, cultural y deportivo de nuestros jóvenes, escuelas básicas, liceos y universidades en todo el país, centros de formación en todas las manifestaciones artísticas, canteras de artistas plásticos, cineastas, dramaturgos, músicos, el desarrollo de la industria del entretenimiento, instalaciones deportivas modernas que permitan el surgimiento de grandes figuras del deporte, beisbol, futbol, atletismo. Con presupuestos cada vez mayores, para todos los jóvenes sin distinción social.


La Venezuela naciente de sus cenizas encontrará un mundo nuevo lleno de oportunidades que debemos aprovechar al máximo. Seremos grandes aliados de los Estados Unidos, ya no como el patio trasero, sino como la terraza con vista al mar.


Emiliano Faría.
Cineasta venezolano.
@emilianofaria [email protected]