Luis García Casas: Nicolás Maduro divide… y ¿vencerá?

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(Photo by Juan BARRETO / AFP) (Photo credit should read JUAN BARRETO/AFP/Getty Images)

En Venezuela,  Nicolás Maduro fue juramentado otra vez a la cabeza de un régimen cada vez más autoritario. La investigadora del German Institute of Global and Area Studies (GIGA) Sabine Kurtenbach es, sin embargo, reacia a tildarlo de dictadura, incluso después de la toma de posesión de este viernes. «Bueno, eso depende de cómo uno defina ‘dictadura’ y de dónde se pone la frontera entre dictadura y autocracia», afirma en entrevista con DW desde Hamburgo. A pesar de que «Maduro no ha ganado las elecciones y, si las hubiera ganado, habría publicado las actas, a lo que se ha negado desde el primer día».

Otro investigador venezolano residente en Alemania, que prefiere no dar su nombre para evitar posibles represalias, explica: «Considerando las irregularidades en el proceso democrático y la falta de transparencia, para muchos politólogos, bajo unas bases teóricas, sí, Venezuela se consideraría como un país no democrático. Y no desde ahora solamente; Venezuela en términos de índices de libertad y de su sistema político lleva bastante tiempo siendo autoritaria».

¿Qué apoyos tiene Maduro en la región?

Esta deriva autoritaria ha dividido a la izquierda latinoamericana. Ayer, el presidente chileno, Gabriel Boric, se refirió a Venezuela en un acto público. «Soy una persona de izquierda y desde la izquierda política les digo: el gobierno de Nicolás Maduro es una dictadura y tenemos que hacer todos los esfuerzos internacionales para que se restablezca la ley y la democracia», dijo. El presidente colombiano, Gustavo Petro, se ha distanciado también de Maduro, aunque se mantiene dispuesto a negociar con él, así como Lula da Silva en Brasil.

Sólo en Cuba, Nicaragua y Bolivia la izquierda se mantiene del lado de Nicolás Maduro. La analista alemana lo achaca a cierta «romantización de Hugo Chávez» y separa entre una «izquierda que prioriza el populismo y devalúa las instituciones democráticas, y otra parte de la izquierda que aspira también a cambiar las cosas, pero desde dentro de la institucionalidad democrática».

¿Qué apoyos tiene todavía Maduro en Venezuela?

Kurtenbach estuvo en Venezuela en junio del año pasado, durante la campaña presidencial, y percibió mucha rabia entre el electorado. «Es que todos tenían mucha ilusión de que realmente se podrían cambiar las cosas por la vía electoral», recuerda. «Yo no creo que la gente vaya a aguantar seis años más», afirma. Y pone el ejemplo del Ejército: «A mí me decían, ¿sabes?, los cuarteles están vacíos porque todos los soldados tienen que recurrir a otros trabajos para sobrevivir con sus familias». Sin embargo, la cúpula militar está con Maduro «porque no tienen otra alternativa».

Una salida del poder podría suponerles «la cárcel o, en el mejor de los casos, un exilio… hace un par de meses se hablaba de un exilio de Maduro a Turquía, yo pensé que sería una solución muy buena, pero bueno, quién sabe», dice la analista de GIGA. De hecho, la Administración Biden trató de acordar una salida digna para Maduro a cambio de no presentarse a las elecciones, pero muchos de sus generales rechazaron el acuerdo pensando, no sin razón, que la siguiente administración estadounidense podría no estar dispuesta a cumplirlo.

¿Es posible un estallido social?

«Desde el mundo académico sabemos, por los estudios sobre estas situaciones, que la resistencia civil es el instrumento más poderoso que hay contra estos regímenes», explica Kurtenbach. Pero «si esta no está sirviendo de nada, uno no sabe si eso puede desembocar en un gran estallido social». Alimentado además por una creciente represión «en unas formas no conocidas en Venezuela desde la dictadura de Pérez Jiménez».

Ahí coincide también con su colega venezolano, para quien «la unificación de la oposición en torno a un solo líder, bajo María Corina Machado», es la principal diferencia con la situación tras las anteriores elecciones en 2018. «Es por eso que ha habido tanto nivel de represión», explica. Sin embargo, para él, «el escenario de una explosión social espontánea es posible, pero no es probable, porque requeriría también del alzamiento de las fuerzas de seguridad, y tanto las Fuerzas Armadas como la Policía están bajo fuerte vigilancia de los servicios de inteligencia, por lo que cualquier intento de coordinación previa sería detectado».

«El escenario más probable, por mucha tristeza que me dé -dice el investigador-, es que el actual gobierno venezolano se mantenga: las condiciones actualmente le son mucho más propicias a Maduro que, por ejemplo, en las protestas de 2019». El gobernante tiene mucho mejor controlada la economía y también mantiene mucho mejor control territorial del país que entonces, tiene más fondos «y además tiene la ventaja de que existe un escenario internacional mucho menos dispuesto a oponerse al gobierno de Maduro».

Entre el lobby petrolero y Cuba

«Dependerá mucho de la reacción a nivel internacional, sobre todo ahora de Donald Trump: de si éste prioriza el acceso al petróleo venezolano o el cambio de régimen y el retorno a la democracia», afirma Kurtenbach. En esto está de acuerdo el investigador venezolano afincado en Alemania, aunque se muestra menos optimista. «Lo cierto es que, dada la influencia que tiene el lobby petrolero dentro de la Administración Trump, lo más probable es que negocie un acuerdo con el gobierno venezolano en temas como inmigración y narcotráfico y que se mantengan las licencias petroleras», vaticina.

Una fuente que participó en las negociaciones con el régimen de Maduro afirma a DW, bajo condición de anonimato, que el acuerdo con la nueva administración en Washington es que si el gobierno venezolano consigue mantener el orden interno (y lo está intentando, no hay más que ver cómo ha blindado Caracas) y no se inmiscuye en Cuba, se irían retirando las sanciones y se volverían a priorizar los negocios con Venezuela. Donald Trump sube la recompensa por la captura de Maduro, pero estaría así dispuesto a negociar con él.

Con estas perspectivas, el pueblo venezolano tiene complicado librarse de Maduro. «Eso no significa que la posibilidad de un cambio en Venezuela sea nula», explica el investigador venezolano que por temor a represalias prefiere no dar su nombre. «Como sabemos, las dictaduras se ven muy fuertes, los gobiernos autoritarios se ven muy fuertes… hasta que no lo son: tenemos el caso reciente del presidente Bashar al Asad en Siria», recuerda. «Lo último que sale de la caja de Pandora es la esperanza», añade. 

Luis García Casas