“Un rencor vivo” es la repuesta que escucha Juan Preciado, el hijo de Pedro Páramo, que ha llegado a Comala a reclamar la herencia de su padre, del arriero Abundio, otro hijo no reconocido de Pedro Páramo, cuando Preciado le pregunta: ¿Quién es Pedro Páramo?
Lo traigo como título de esta nota semanal, porque, después de 25 años, especialmente, de los últimos 11 años, no tengo hoy la menor duda que es lo que ha sentido y siente el alto chavismo (me refiero a su nomenclatura, aun en los días de Chávez) por el país y su gente. Sí, no tengo, la menor duda, y eso lo confirmo cada vez que escucho las intervenciones de cada uno de los integrantes de la nomenclatura que gobierna, un rencor vivo contra el país y un odio encarnizado contra su gente, como si esta le debiera un agravio. Lo terrible que han acompañado su rencor y su odio, con una cuota, hasta ahora desconocida, de maldad.
No soy creyente, no soy religioso, pero en los últimos años he llegado a la conclusión de que el mal existe. Y que este se ha localizado en el poder que rige el gobierno en Venezuela. En efecto este se compone de gente despiada, por ejemplo, para nombrar solo una, el Fiscal general, Tarek W. Saab, especializado en hacer sufrir, hacer llorar y hasta herir a cientos de madres venezolanas y a sus hijos a quienes ha acusado de terroristas por el solo hecho de protestar. Y ojo, responsable también en no pocos casos, por la desaparición y muerte de personas bajo la custodia del Estado.
Claro, Tarek W Saab, es un malo segundón en el escenario político venezolano. Hay otros que si tienen un papel estelar en el drama en que se ha convertido la situación del país en manos del chavismo. Por ejemplo:
Los hermanos Rodríguez. De ellos, nunca he tenido dudas, pues, Delcy y Jorge, lo han confesado.
Una y otra vez han dicho que “Esta revolución es nuestra venganza personal”, en un acto de franqueza, que después le hemos echado de menos. Ellos, encarnan una de las expresiones máximas de gobernar bajo el imperio del más puro “rencor vivo” y han responsabilizado al país del asesinato de su padre, hecho por el cual la justicia cobró con años de cárcel a los autores de tal asesinato.
Nadie sabe, que responsabilidad han achacado los dos hermanos a los responsables (compañeros de su padre en el secuestro del empresario norteamericano Niehaus) de haber delatado a su padre. Algunos dicen que Rodríguez, padre, fue delatado por cómplices furiosos por el extravío de los 20 millones de dólares que fueron pagados por la Owen Illinois por el rescate del norteamericano y que desaparecieron por arte de magia. Todos los dioses del universo protejan al país y su gente de su vivo rencor, odio y maldad.
Diosdado Cabello, convertido ahora, en el personaje de mayor poder dentro del régimen, profesa el odio, por “los otros”, de manera realmente patológica, bueno, el odio hacia los otros no puede ser de otra manera que una perversa patología, solo que en él se manifiesta de manera sádica, pues su odio se manifiesta en producir daño para sentir placer.
Cabello, no puede ocultar su infinita satisfacción cuando humilla a los otros. De allí, que se excita extremadamente cuando en su programa de los miércoles le dan cuenta de la forma como se asedia a los refugiados en la embajada de Argentina, cortándoles la electricidad, los suministros de alimentos y hasta del agua. Así mismo, casi le produce un orgasmo cuando le rinden cuenta de los asedios a la madre de María Corina Machado, cuyo único delito fue parir a la líder de la oposición venezolana. Me lo imagino frotándose las manos, cuando lee los informes que deben hacerle llegar con detalles pormenorizados del tratamiento que les dan a los presos políticos en sus cárceles.
En el caso de Maduro, he llegado a preguntarme si, realmente, él es venezolano, no haciéndome eco del rumor, con acta de nacimiento en mano, que él en realidad es colombiano. No, no es por allí que me lo pregunto. Creo, más bien, que Maduro es un apátrida. El, o mejor dicho todos ellos, no aman ni al país y mucho menos a su pueblo.
Hay que tener poco o nulo amor por el país para haber hecho el milagro de terminar la gran tarea, que inició Hugo Chávez, de arruinarlo, de haber destruido todo lo que había costado mucho construir y defraudar a los electores al robarles el resultado electoral que estos se dieron el 28 de julio y propiciar, exprofeso, una guerra civil que, se evita solo porque la oposición ha elegido la vía pacífica y democrática y porque el único sector que esta armado es el chavismo.
No crea Maduro, que la historia lo absolverá porque él, baila dando brinquitos la salsa brava o se disfraza con la bandera usada como camisa o porque come espaguetis con caraotas negras, porque todo el país sabe que él y la pandilla de la que se ha rodeado se ha enriquecido para comer, no precisamente, el mismo plato que hizo famosa a alguna Miss Mundo venezolana.
El caso de Padrino López, es particularísimo. En verdad es de los que ha manifestado su rencor haciéndole un daño inconmensurable a la Constitución y a las Fuerzas Armadas. Aun así, les confieso que cada vez que habla, cada vez que se dirige al país, (cada vez menos) en lugar de producirme miedo o desasosiego me da risa, pues no puedo evitar pensar que él se asume como si fuera la versión criolla, no de Vladimir Lenin, a quien le rinde culto, seguramente sin haber leído una sola línea producida por el bolchevique sino, de San Miguel Arcángel, cosas de él, pues todos ya sabemos que ni siquiera es el jefe de los soldados, pues, ha sido desplazado por Diosdado Cabello.
Nos falta Cilia Flores, alias Cilita, ella es la versión venezolana del personaje de Benito Pérez Galdós, Doña Perfecta, que era de todo menos perfecta. Claro, no voy a cometer el desatino de hacer como se hace en ocasiones, de quitarle responsabilidad a su pareja, es decir, a Maduro, señalando que él es malo porque está dominado por la totona de su mujer. No es Cilia mujer que desate un amor volcánico. Esto lo digo, sin intención de hacerle un desaire sexista o machista, es que presumo que hace tiempo, la lívido ha desaparecido de su arsenal bilógico y eso si es plena culpa de Maduro. Pero, no quiero entrar en detalles, en este particular.
Lo que, si tiene Cilia Flores, y es lo que la caracteriza, es el carácter que le falta a Nicolás. Ella es obviamente, manipuladora, despótica y tiránica, solo que lo hace calladita, invisibilizándose en público, pero, obviamente, ella es quien mueve los hilos y él obedece, pero no es por “aquello”, sino por falta de carácter y personalidad ejecutiva.
Termino como empecé, Con Pedro Páramo. En la novela de Rulfo, los muertos hablan más que los vivos. Eso mismo le pasa a la dictadura madurista, habla, habla y habla mucho para que creamos que está viva.
@enderarenas