“Un pueblo que ama la libertad, al final será libre”. Simón Bolívar
La situación política en Venezuela está llegando a un punto decisivo. Aunque tiene características propias, hay similitudes con lo ocurrido en Siria. Al analizar las dinámicas internas y externas, se hace evidente que un cambio en Venezuela no solo es posible, sino inevitable.
Lo que Siria nos enseña
Venezuela y Siria comparten más de lo que parece a simple vista. Ambos países han estado gobernados por regímenes autoritarios que, aunque han permanecido en el poder por varias décadas, han perdido el apoyo del pueblo. Los dos han contado con aliados internacionales importantes como Rusia, Irán y Hezbolá, pero estos aliados ahora están ocupados con sus propios problemas. En Siria, este aislamiento ayudó a que el régimen de Bashar al-Assad cayera debido a la lucha interna que llevaba varios años. Venezuela podría estar siguiendo el mismo camino.
Sin embargo, hay una diferencia clave: mientras en Siria el cambio fue impulsado por una insurgencia armada, en Venezuela se está dando desde las urnas a través de la lucha no violenta. La mayoría de los venezolanos, 70% según los resultados de la última elección, ya ha expresado su rechazo mayoritario al régimen de Nicolás Maduro. Esto marca un punto de no retorno.
La lucha por el poder en Venezuela
Dentro del régimen venezolano hay una clara pugna entre Nicolás Maduro y Diosdado Cabello en este momento, dos figuras que intentan mantener su control. Maduro está tratando de aferrarse al poder, pero Cabello ha ganado influencia dentro de la Banda de los Cinco -Jorge Rodríguez, Vladimir Padrino López, Nicolas Maduro y Cilia Flores- y podría sustituirlo si encuentra la oportunidad. Es una lucha de poder que solo puede resolverse con el apoyo de la Fuerza Armada Nacional, el árbitro silencioso en este conflicto.
Por su parte, los militares han mantenido un bajo perfil y evitan tomar decisiones claras. Están evaluando sus opciones, esperando el momento adecuado para alinear su apoyo con quien les garantice más estabilidad. Hasta ahora, no parece que quieran comprometerse del todo ni con Maduro ni con Cabello.
El papel de los aliados internacionales de Al-Assad y Maduro
Rusia e Irán han sido pilares clave para sostener a Maduro en el poder. Sin embargo, su atención ahora se centra en conflictos más apremiantes, como la guerra en Ucrania y la inestabilidad en Oriente Medio. Esto relega a Venezuela a un segundo plano en su agenda, lo que podría debilitar significativamente al régimen, tal como ocurrió recientemente con la dictadura de Bashar al-Assad.
Por otro lado, Estados Unidos y otras democracias están reafirmando su compromiso con la promoción de un cambio democrático en Venezuela. Este respaldo externo podría inclinar la balanza hacia una transición pacífica, siempre que los actores clave dentro del país asuman un rol decisivo.
Aunque Maduro insiste en que cuenta con el apoyo incondicional de potencias como Rusia e Irán, la experiencia siria demuestra que ese respaldo tiene límites. Cuando Bashar al-Assad enfrentó una crisis terminal, sus aliados optaron por no intervenir decisivamente para salvarlo. Las potencias actúan según sus propios intereses y, cuando el costo de sostener a un régimen se torna insostenible, suelen retirarse.
En el caso de Venezuela, si el régimen de Maduro continúa perdiendo apoyo interno y se intensifican las sanciones internacionales, sus aliados podrían seguir el mismo patrón que con Assad: abandonarlo.
¿Qué podría pasar ahora?
Maduro se mantiene en el poder:
- Aunque esta opción es posible a corto plazo, es insostenible. Maduro ha perdido apoyo tanto dentro como fuera del país. Ha perdido la confianza y credibilidad.
Cabello toma el control:
- Si logra consolidar su influencia sobre el sector militar, Cabello podría asumir el poder. Sin embargo, su liderazgo enfrentaría desafíos significativos, tanto nacional como internacionalmente.
Transición democrática:
- Este es el escenario más prometedor y depende de la coordinación entre el sector castrense, los sectores de oposición y la comunidad internacional. Es un proceso complejo, pero ofrece la mejor oportunidad para la estabilidad y el progreso democrático.
Un cambio inevitable
Lo que estamos viendo en Venezuela es un proceso de transformación que, aunque parezca lento, está avanzando hacia un cambio. El caso de Siria nos enseña que incluso los regímenes más fuertes pueden caer cuando pierden el apoyo de sus aliados y enfrentan a una población decidida. En Venezuela, la mayoría de los ciudadanos ya han pedido un cambio y el aislamiento de Maduro por parte de sus aliados internacionales solo acelera este proceso.
El futuro de Venezuela no está completamente despejado, pero hay algo que sí podemos decir con certeza: el deseo de libertad y democracia de su gente es imparable. El cambio es inevitable y ahora más que nunca es importante construir una transición que permita a Venezuela salir de la crisis y empezar a caminar hacia un futuro mejor.
Conclusión
Venezuela se encuentra en un momento político decisivo. Aunque el camino hacia el cambio está lleno de desafíos, las señales son claras: el régimen actual está perdiendo el apoyo interno y externo que lo ha sostenido durante años. La experiencia de Siria muestra que incluso los regímenes más autoritarios pueden colapsar cuando pierden la confianza de su gente y la credibilidad de sus aliados.
El deseo de cambio en Venezuela es abrumador. La clave para garantizar una transición pacífica y democrática incluye a todos los actores clave: las Fuerzas Armadas, el bloque de la oposición y la comunidad internacional. Este no es solo un momento de crisis, sino también una oportunidad para que Venezuela tome un nuevo rumbo hacia la libertad, la democracia y la reconstrucción.
El futuro es incierto, pero una cosa está clara: el pueblo venezolano ha hablado y su voluntad de cambio no puede ser ignorada. Ahora es el momento de actuar con firmeza y visión para garantizar un desenlace que beneficie a toda la nación.
@antdelacruz_