El esperado enfrentamiento entre el gobernador de Florida, Ron DeSantis, y el mandatario estadounidense Donald Trump es inminente.
DeSantis lanzó este miércoles su candidatura para la nominación presidencial republicana de 2024 y se prevé que se convierta en el principal rival de Trump.
El gobernador de Florida se presenta como un líder conservador al estilo de Trump, pero sin los antecedentes negativos del expresidente.
La bandera de DeSantis es que tiene un historial de logros en la lista de prioridades y valores conservadores que ha conquistado como gobernador de Florida, en contraste con los cuatro años de la presidencia de Trump que tuvo pocas victorias legislativas.
Durante su gestión, DeSantis promulgó leyes conservadoras de alto perfil para flexibilizar las normas sobre posesión de armas, restringir la educación sobre sexualidad e identidad de género en las escuelas, endurecer las reglas electorales y limitar el aborto.
Su voluntad de enfrentarse a las grandes corporaciones que, en su opinión, promueven una agenda liberal sugiere que considera que los temas culturales polémicos preocupan más a los votantes republicanos que promover políticas más tradicionales a favor de los negocios.
Esta apuesta se reflejó de forma dramática en su confrontación con Disney. La lucha comenzó el año pasado, cuando la compañía criticó una ley de Florida que restringía los temas que los maestros podían discutir en las aulas sobre sexualidad e identidad de género, luego de que los empleados de Disney protestaran por la ley.
«Él es el guerrero de la cultura en extremo», dijo Myra Adams, columnista y estratega política radicada en Florida que trabajó en las campañas presidenciales republicanas en 2004 y 2008.
«Siempre fue considerado como un conservador, pero fue una elección que hizo porque pensó que le permitiría ganar votantes de Trump», añadió.
DeSantis también enfatiza que es un ganador, invicto en las campañas electorales al Congreso y a la gobernación.
«Debemos rechazar la cultura de perder que afectó a nuestro partido en los últimos años», dijo DeSantis durante su visita a Iowa hace dos semanas. «Se acabó el tiempo de las excusas».
Aquella fue una indirecta contra Trump, quien se niega a aceptar que perdió las elecciones de 2020 y a quien muchos responsabilizan por los decepcionantes resultados de los republicanos en las elecciones al Congreso del año pasado.
Sin embargo, las campañas no se libran en papel, sino frente a los votantes y bajo la dura mirada de los medios de comunicación nacionales. Después de parecer una fuerza imparable en los días posteriores a la impresionante victoria que le permitió reelegirse en noviembre, la popularidad del gobernador de Florida se desaceleró.
Las encuestas del año pasado mostraron que DeSantis estaba a la par, o incluso a la cabeza, de Trump. Ahora indican que Trump tiene más de 50% de respaldo en muchas encuestas de votantes republicanos, mientras que DeSantis va a la zaga por dos dígitos.
Incluso si DeSantis captara a los votantes que no están a favor de Trump, quedaría detrás de Trump en las encuestas de RealClearPolitics.
Su desafío, por lo tanto, es convencer a algunos seguidores de Trump menos entusiastas de que él es una mejor versión que la original.
Esa podría ser una línea muy delgada para transitar, dado que hay otros candidatos que también intentan ser la opción que no es Trump. La gobernadora de Carolina del Sur, Nikki Haley, atacó a DeSantis en un video de campaña publicado este miércoles y dijo que «Estados Unidos merece una elección, no un eco».
Un tema común entre quienes eligen al expresidente sobre el actual gobernador es que DeSantis es demasiado frío y no está dispuesto a involucrarse en la política de una forma más personal. Un viaje internacional destinado a demostrar que DeSantis podía defenderse en el escenario mundial recibió críticas mediocres. Tampoco causó una buena impresión entre algunos donantes potenciales de alto perfil.
El director de campaña de Nikki Haley lo describió como «Trump sin el encanto», según un memorando filtrado por los medios esta semana.
Agencias