Putin organiza un baño de multitudes en medio del bombardeo a Ucrania: «Llevaremos hasta el final nuestro plan»

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Tras desmentidos sobre si acudiría o no y repetidas modificaciones de la hora de la comparecencia, el presidente ruso, Vladímir Putin, terminó trasladándose el viernes al estadio moscovita de Luzhnikí para participar en el mitin-concierto con motivo del octavo aniversario de la anexión de Crimea. Y lo hizo de repente, cuando nadie lo esperaba, y desapareció poco después de forma también súbita. Al menos para los televidentes, que contemplaron cómo irrumpía la música en el escenario sin saber por qué Putin ya no estaba allí y por qué no pudo acabar su intervención.

Al cabo de unos 20 minutos, el canal Rossiya-24 comenzó a mostrar nuevamente, aunque en diferido, al presidente ruso, que esta vez sí pudo acabar su mitin y sirvió de colofón al acto, que finalizó pocos minutos después.

Al parecer, ya desde el principio, la retransmisión televisiva no fue en directo, sino retardada. Tal vez para atajar cualquier posible imprevisto susceptible de ensombrecer a Putin la velada. El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, aseguró que lo sucedido fue «un fallo técnico del servidor».

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El júbilo escenificado en Luzhnikí contrastaba con las noticias que llegaban desde Ucrania, en donde sus ciudades, según las autoridades locales, volvían a ser bombardeadas de forma inmisericorde. Los misiles de crucero alcanzaron el viernes por primera vez Leópolis, en el extremo oeste del país. Los bombardeos rusos también golpearon una vez más Járkov, Kiev y Zaporoyia, mientras en Mariúpol se recrudecen los combates.

Putin se reafirma
En su discurso, Putin afirmó que «el principal objetivo de la actual operación especial en Ucrania es salvar a la gente de este sufrimiento, de este genocidio». Según sus palabras, «tras el golpe de estado en Kiev, inmediatamente se organizaron operaciones militares punitivas contra los habitantes de Donbass» por no estar de acuerdo con aquella supuesta asonada.

El presidente ruso dijo que los residentes de Donbass «fueron sometidos a cañonazos sistemáticos, ataques aéreos, sitiados, lo que se conoce como un genocidio». «Pero supimos qué hacer y lo que tenemos que seguir haciendo ahora (…), llevaremos a cabo hasta el final nuestros planes», añadió en alusión a su intención de continuar la guerra hasta la total capitulación de Ucrania. Tuvo también frases de elogio a los militares rusos: «Hombro con hombro, nuestros soldados se ayudan, se apoyan mutuamente y, si es necesario, protegen a sus compañeros de las balas con su propio cuerpo en el campo de batalla. No hemos tenido tal unidad en mucho tiempo».

Putin afirmó que «el principal objetivo de la actual operación especial en Ucrania es salvar a la gente de este sufrimiento, de este genocidio»
Habló además de «lo mucho que hemos hecho en estos ocho años por levantar Crimea y Sebastopol». «Hemos hecho cosas que no se ven inmediatamente a simple vista y son fundamentales: suministro de gas, de energía, servicios comunales, reconstrucción de la red vial, construcción de nuevos caminos, carreteras y puentes (…). Era necesario sacar de esa situación humillante a Crimea y Sebastopol cuando formaban parte de este otro Estado que financiaba estos territorios según el llamado principio residual», manifestó el jefe del Kremlin en medio de los aplausos de los presentes, que agitaban banderas rusas y la letra Z, el símbolo de las tropas rusas que combaten en Ucrania.

Había decenas de miles de personas en las gradas. El estadio tiene capacidad para 80.000 espectadores, pero el Ministerio del Interior ruso sostuvo que el viernes había más de 200.000 contando los que estaban en el exterior. Según fuentes opositoras, los empleados de instituciones estatales y empresas presupuestarias fueron llevados al mitin a la fuerza. Muchos de ellos empezaron a abandonar el estadio antes de la finalización del acto, precisamente antes de la llegada de Putin. Una parte significativa fue llevada en autobuses desde otras localidades cercanas a Moscú.

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Exigencias rusas
El máximo dirigente ruso acudió al evento conmemorativo de la anexión de Crimea tras reunir a su Consejo de Seguridad para analizar la marcha de la intervención militar en Ucrania, lanzada el pasado 24 de febrero, y su repercusión a nivel mundial. El portavoz del Kremlin informó que durante el encuentro se constató que «la operación en Ucrania se desarrolla según lo previsto».

Peskov dio cuenta también de la «dura» conversación telefónica mantenida el viernes por Putin con el canciller alemán, Olaf Scholz, a quien le dijo que «el régimen de Kiev busca por todos los medios retrasar el proceso de negociaciones, presentando propuestas que no son realistas». El presidente ruso habló también por teléfono con su homólogo francés, Emmanuel Macron.

Rusia pretende obligar a Ucrania a aceptar la soberanía rusa de Crimea, la independencia de las repúblicas rebeldes de Donetsk y Lugansk (Donbass), un estatus neutral, descartando su integración en la OTAN, la reducción de su Ejército, que tendría que renunciar a equiparse con armas ofensivas, y la «desnazificación» del país, lo que supondría que Kiev tendría que aprobar una ley prohibiendo las organizaciones de corte neonazi.

El estadio de Moscú donde se celebró el encuentro propagandístico tiene capacidad para 80.000 espectadores, pero el Ministerio del Interior ruso sostuvo que había más de 200.000 contando los que estaban en el exterior
Sin embargo, el asesor de la Presidencia ucraniana, Oleksiy Arestóvich, advirtió el jueves que el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, «exige que el posible acuerdo con Rusia para el cese de las hostilidades debe reconocer las fronteras de Ucrania existentes en 1991», cuando Crimea y el territorio rebelde de Donbass formaban parte del país. «Todo lo que acordemos debe ser mejor que lo que había antes de la guerra. Si no, ¿de qué habrían servido las víctimas que ha sufrido el pueblo ucraniano?», durante el actual conflicto con Rusia, resaltó Arestóvich.

Zelenski llamó el viernes a sus colaboradores a ser discretos a la hora de informar sobre las conversaciones con Rusia para un alto el fuego. «No es el momento de revelar nuestras tácticas de negociación por la paz, la soberanía, la libertad, la integridad territorial de nuestro Estado. Hay que trabajar en silencio, más que en televisión, radio o Facebook. Creo que eso es lo correcto», subrayó.

Seis misiles de crucero X-555 disparados desde el mar Negro alcanzaron el viernes objetivos en el barrio cercano al aeropuerto de Leópolis, escribió en su cuenta de Facebook el alcalde de la ciudad, Andriy Sadovyi. Una fábrica de componentes aéreos quedó completamente destruida. En la sitiada Mariúpol, la ciudad ucraniana más castigada desde el comienzo de la ofensiva rusa, los combates se libraban en el centro urbano, según el Ministerio de Defensa de Moscú.

En Járkov, el centro comercial de Barabashovo, uno de los mayores mercados de Europa del Este, sufrió un incendio tras los bombardeos rusos. Durante la extinción de las llamas, según el alcalde Ígor Térejov, se reanudaron los ataques y algunos de los bomberos y miembros de los equipos de rescate resultaron heridos. El alcalde de Kiev, Vitali Klichkó, declaró que la capital fue de nuevo atacada y se produjo un muerto y 19 heridos, entre ellos cuatro menores. Fueron también atacadas las ciudades de Zaporoyia y Sumy.

Rafael Mañueco/ ABC