Hugo Delgado: La democracia en vilo

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La democracia está en crisis. Los políticos antidemocráticos están en boga, las noticias falsas dominan el debate público y las encuestas reflejan poblaciones escépticas del sistema y preocupadas por su viabilidad. Para la economista francesa, Julia Cagé, dice que  hay una solución: cambiar la forma como se financia la democracia.

En su artículo publicado por la BBC, el 27 de enero de 2022, Cagé  solo ratifica lo escrito por el filósofo griego, Platón en su obra La República. Tras años de investigar el financiamiento y opciones viables para los medios de comunicación, la doctora en economía de la Universidad de Harvard se dedicó a analizar los datos sobre financiamiento de la política en países como Reino Unido, Francia y Alemania.

Cagé explica que  la democracia era muy pequeña al principio y luego la ensanchamos, pero no creamos mecanismos para evitar que el sistema fuera cooptado por minorías pudientes.

En la  BBC del 7 de abril de 2019 se escribió: En «El origen del gobierno civil», escribió David Hume en 1739, «los hombres no son capaces de curar radicalmente, ni en ellos mismos ni en otros, esa estrechez del alma, les hace preferir el presente a lo remoto». Estaba convencido que las instituciones de gobierno -como los representantes políticos y los debates parlamentarios- servirían para moderar nuestros deseos impulsivos y egoístas, y fomentar los intereses y bienestar de la sociedad a largo plazo, pero resulta que hoy eso no se dio y la corrupción minó los buenos propósitos planteados por el filósofo escocés.

Eso es lo que Platón, el gran filósofo de Atenas -la cuna de la democracia-, alegó hace unos 2.400 años en su libro VI de la «República», uno de los primeros y más influyentes textos sobre… casi todo: justicia, naturaleza humana, educación, virtud. Pero también sobre gobierno y política. Enfoque que lo llevó a afirmar que la democracia era una de las peores formas de gobierno

«Aunque sus puntos de vista eran indiscutiblemente clasistas, Platón creía que esos aristócratas gobernarían desinteresada y virtuosamente», explica la filósofa Lindsey Porter (BBC 6 de febrero de 2021). Sin embargo, esta sociedad ideal estaría en constante peligro de derrumbarse. «Anticipó que los hijos de los hombres sabios y educados se corromperían con el tiempo por los privilegios y el ocio, que terminarían preocupándose únicamente por la riqueza, y la aristocracia se convertiría en una oligarquía, que en griego significa “el gobierno de unos pocos», señala Porter.

Al igual que de la aristocracia nacería la oligarquía y de ésta, la democracia, ese «gobierno del pueblo» a su vez daría luz a la tiranía, Si la libertad a cualquier precio es el único objetivo que se plantea, se produce un exceso de libertad que genera un exceso de facciones y una multiplicidad de perspectivas, la mayoría de las cuales están cegadas por intereses estrechos, advirtió Platón .

Y esa tendencia se ha acentuado en la actualidad, porque las democracias occidentales han facilitado que ese abanico se abra con la intención de permitir la inclusión de los diversos grupos que componen a sus sociedad, sin evaluar el impacto negativo y anárquico que impide los avances que favorezcan a las mayorías, es decir que esas minorías afectan esa opción, aunado a esto, esta la proliferación de la corrupción y el tráfico de influencias que vulneran la moral y los principios de las instituciones que deben regular el comportamiento del sistema.

También se genera  otra variable, quien desee ser líder debe entonces halagar a esas facciones, complacer sus pasiones, y ese es un terreno fértil para el tirano, que manipula a las masas para «dominar la democracia«, según Platón.

Ahora todos quieren leyes particulares para manipular y satisfacer las distintas facciones de género, comunidades indígenas y negras, etc., lo que provoca una exclusión tácita porque las constituciones debería ser para todos. Y está ocurriendo que los instrumentos que intentan favorecer las libertades grupales, los excluye, generan caos y manipulación.

La pluralidad también genera efectos negativos para los intereses nacionales, por ejemplo, ante la antigua Unión Soviética o la actual Rusia y  China, las democracias occidentales están en desventaja porque en esos regímenes quienes controlan el poder no le rinden cuentas a nadie, aplican sus decisiones  sin consultar y si hay oposición la liquidan como lo hace Vladimir Putin, Xi Jinping, Daniel Ortega  o Nicolas Maduro.

Mientras Putin asesina, secuestra niños, bombardea áreas civiles, masacra prisioneros de guerra y negocia armas con China y Corea del Norte, las democracias occidentales discuten si ayudan o no a Ucrania, sin medir las consecuencias de los retrasos, las pérdidas de territorio, la amenaza a Europa  si el autócrata de Moscú se fortalece y gana la guerra.

Igualmente los intereses económicos han predominado sobre los asuntos estratégicos, como ocurre con el gasoducto Nord Strem que lleva  gas desde la Siberia a varias naciones europeas, y   sigue funcionando, es decir, la misma Comunidad Europea sigue financiando la guerra de Putin.  Diría el padrino Vito Corleone: “No es nada personal, es un asunto de negocios”

En occidente los errores van y vienen, mientras los rusos y chinos hacen de las suyas. El afán de arropar a la mayor cantidad de intereses sin considerar las advertencias de Platón hace 2400 años, ha permitido que los enemigos de las democracia tomen y controlen el poder, penetren las instituciones educativas, sociales, judiciales y económicas, garantizando la impunidad ante sus atropellos y su corrupción, como sucede con Maduro y su genocidio, Petro con sus atropellos y corrupción, o con López Obrador en México que aún con su desastrosa gestión la gente votó por su candidata.

Los pueblos tienen los gobiernos que se merecen, dice el refrán y las enseñanzas bíblicas que advertían que la gente escoge siempre al ladrón Barrabas, antes que al bueno y justo Jesús, sigue vigente, luego de más de 2000 años.

@hdelgado10