Alberto Barboza: Una mujer para la nueva Venezuela

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EFE/ Rayner Peña R.

Los venezolanos estamos a meses de experimentar la primera experiencia de ser gobernados por una mujer. Todo parece indicar que el 2024 en unas elecciones, aunque sean medianamente confiables, María Corina Machado debería ganarle a su oponente oficialista por casi todos los votos de la gente inscrita en el registro electoral. A Venezuela le llegó el momento de ser gobernada por una mujer, ya los hombres tuvieron su oportunidad, unos lo hicieron regular, otros más menos bien, otros más o menos mal, pero a los que les toco gobernar lo que va del siglo, lo han hecho extremadamente mal, horriblemente mal, desastrosamente mal, en definitiva, resulta difícil ubicar la palabra adecuada y precisa, para calificar los desgobiernos de Chávez y Maduro.

La mujer es una entidad maravillosa con poderes excepcionales, de acuerdo con algunos estudios, el cerebro de la mujer, a pesar de ser un diez por ciento más pequeño que el cerebro del hombre, se presume tiene más prerrogativas, por ejemplo; en química cerebral las mujeres tienen más conexiones neuronales entre ambos hemisferios, lo que les aporta una intuición más acertada, capacidad de análisis y de extraer conclusiones, algunos estudiosos en la materia aseguran que las neuronas del cerebro femenino se comunican entre sí a una mayor velocidad que les permite a la mujer; por ejemplo, recuperarse de un accidente cerebro vascular más rápido que el hombre, debido a que las neuronas del cerebro femenino, que fueron objeto del ACV, antes de morir pasan la información a otras neuronas.

Asumiendo que los estudios que argumentan esas cosas no fueran totalmente ciertos, lo seguro es que las mujeres tienen como mínimo la misma capacidad que el hombre para planificar, organizar, ejecutar y controlar situaciones, entonces, ¿A qué se debe el protagonismo histórico del hombre? ¿Por qué en 122 años de existencia del Premio Novel, solo 63 mujeres han sido premiadas, que representa el 6% contra 94% hombres? Pues bien, se debe al absurdo y ridículo sistema machista, de discriminación, explotación y atropello al que ha sido sometida la mujer, a una sociedad configurada hacia la supremacía del hombre, y desgraciadamente aun en pleno siglo veinte y uno, existen países, sobre todo, en el medio oriente, donde la mujer, simplemente vale un “comino” por no decir un improperio, incluso valores fomentados por las absurdas religiones. ¡Hombres desgraciados que fueron paridos por mujeres!

En mi caso, tuve un padre que a pesar de ser un maracucho vernáculo, no fue machista, amo a mi madre y a sus hijos ejemplarmente, y el equilibrio fue la característica principal del hogar donde me crie. Sin embargo, mi grado de machismo fue producto de una sociedad y un entorno familiar machista. Pero afortunadamente reflexione como a los 24 años, al leer el libro ¿Es usted un macho? del Dr. Felipe Carrera Damas, donde se explica el origen, evolución y consecuencias del machismo en la sociedad, y lo más cumbre del estudio, que me hizo aborrecer ese patrón de conducta, fue cuando al autor explica, que la final de cuentas el hombre macho termina convirtiéndose en el famoso “Varón domado”, pero más impactante aún, es el argumento desde el punto de vista psicológico, que el hombre macho es en el fondo un homosexual reprimido.

En mi experiencia laboral, casi siempre contrate mujeres, porque definitivamente me daban mejores resultados, y debo reconocer y agradecer que mis dos primeros jefes fueran mujeres, que me enseñaron el oficio de entonces, a quienes siempre agradecerá. Por los motivos expuestos y otros más, no tengo la menor duda que María Corina Machado, a quien tuve la oportunidad de conocer, está plenamente capacitada y posee las competencias suficientes para recuperar política, económica y socialmente el país, para luego enrumbarlo hacía derroteros que llevan al éxito mediante el libre mercado, la reinserción del país a los circuitos financieros internacionales, el emprendimiento colectivo e individual de negocios con inversiones privadas, nacionales e internacionales, de magnitudes considerables como nunca las hemos tenido.

En esa anhelada gestión a partir del 2025, lo que espero, es que la nueva Presidente, lidere con mucha sabiduría los cambios a todo nivel que los venezolanos anhelamos y estamos esperando. Un liderazgo transformador de realidades, que trascienda y deje un legado para las futuras generaciones de políticos, empresarios y trabajadores, que también influya en Latinoamérica, así como lo ha hecho el Presidente Bukele y esperemos lo haga también el Presidente Milei, en las bondades de la supremacía de la Ley por casi todas las cosas, en minimizar al máximo, toda ideología socialista y populista. Pareciera que es mucho pedir, pero esa es la tarea, ese es el compromiso histórico.

Para que la ingeniera Machado este a la altura de las circunstancias, debe asumir que un verdadero líder tiene que transformar el orden de las cosas establecido por otro superior, que es imprescindible dejar una huella imborrable que próximas generaciones sigan, que no debe pasar inadvertido en la vida. A tal efecto, su liderazgo debe poseer las siguientes características: 1) Manejar el arte de la gerencia, conocer magistralmente las cuatro disciplinas de la ciencia administrativa, 2) Capacidad para visualizar el futuro, desarrollando las imágenes apropiadas, 3) Tener influencia en la gente, hacer que la gente se sienta que forma parte de algo especial, por lo cual estarían dispuestos a dar lo mejor de sí, 4) Ser empática, con sectores que podrían adversar su gestión, es importante a veces, tomar en cuenta otras percepciones, opiniones y recomendaciones, que puedan enriquecer el proceso gubernamental, 5) Saber delegar, para lo cual debe hacerse acompañar de gente competente, 6) Ser honesta, es decir, debe existir una fuerte correlación entre su prédica y su actuación, 7) Ser ética, en la administración correcta de los recursos bajo su responsabilidad y sacar del juego a los posibles oportunistas que de seguro habrán, 8) Tener pasión por la justicia, en términos de apreciar y reconocer el trabajo bien hecho y al mismo tiempo, sancionar el trabajo mal hecho o no realizado, 9) Ser autodeterminada, en los momentos más críticos, exhibir la osadía y el valor para tomar decisiones con independencia y 10) Manejar el arte de amar, me refiero al “Amor del comportamiento” ese que se basa en que todos tienen el mismo derecho a ser respetados y considerados, atrayendo a su causa la gente que la adversó en sus intenciones, es decir, unir el país, que de paso tampoco es una tarea difícil porque como lo mencione al principio su victoria será contundente.

Si nuestra futura Presidente exhibe esas competencias, romperá viejos paradigmas y creará nuevos, sería una verdadera transformadora de realidades, forjadora de legados, todo en pos del sueño de una Venezuela mejor. Descanso en la fe que así será.

Alberto Barboza

Coach Gerencial en liderazgo, planificación y productividad

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