Francisco Rojas: No olvides recordarme

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Jamás te olvidare, le dije a la negra Tomasa cuando se disponía a montarse en el tren del seis.
Ya habíamos tenido un conato de separación en Santa Marta, pero en vista de que allí había tren y no había tranvía, aparcamos nuestras diferencias y nos fuimos en aquel vapor a Barranquilla, porque al ser yo de allí, siempre decía : yo no soy de por aquí yo soy muy barranquillero.

Anunciaba que me iba para la Habana y que no volvería más porque había entablado amistad con “ el negrito del Batey”, quien siempre sostenía que el trabajo lo hizo Dios como castigo.

Con esa alma golondrina llegue a Buenos Aires hecho un uno y no por cambalache mis ojos se cerraron, perdiendo la cabeza y lo poco que me había dejado mi buena suegra, incluida la yegua blanca y el retrato de mamá que me había acompañado toda una vida, sumiéndome en una gran nostalgia.


Ahora recuerdo, que nosotros que nos quisimos tanto debimos separarnos, porque asi lo quiso el destino , por esa duda tuya y mía también.


Oyendo a Julia y su milonga sentimental recordé a Barquisimeto la del cuatro y el corrió y dije no me obliguen que cante que no puedo.


Andaba yo luciendo los zapatos de manacho, cuando dijeron que iban a eliminar a los feos .
En aquel cuartito donde te conocí , hacía unos días que había estado Linda , a quien no volví a ver y esa carta desgraciada nunca pudo llegar , porque María Antonia que ya estaba loca de remate, se fue con su cuerpo cobarde y la extravió en el mar de la Virgen bonita.


En tanto a mi barca se le estaba borrando tu nombre , porque ya andabas por la vereda tropical de la mano de quien luego sería tu amado amante y en mi desahogo me vi cóncavo y convexo.


Sufrí en carne viva y partí canturreando mi desengaño en aquella noche de ronda y de esperanzas inútiles por un amor del que solo quedaban cenizas.


Era yo un pobre payaso a quien esperaban cuatro cirios encendido que proyectaban sombras.
Como pude me fui a la fiesta de los mangos , pero la banda estaba borracha y la cumbiaberita, que veía el pájaro amarillo esperaba que fuesen cinco para las doce acariciando el pájarochigüil

El río Manzanares no me dejo pasar a ver a mi madre, quiza porque mi viejo mi querido viejo se había ido a la linda Barinas.


Fuiste mi eterno amor secreto y como flor de azalea regada por agua que cae del cielo me dejaste como un tronco seco.


Quiza creíste que te llevaría a una cama de piedra.


En mi soledad me fui al cerro el Ávila evocando a Paraguana y recordando al tío Juana quien en sueños pedía perdón.


Si, había sido yo, un negrito fullero , parrandero y buen jugador que montado en la lancha de Chichilo llegue a punta icotea, a buscar a los patinadores y llevarlos a la retreta, diciéndoles hay que beber y beber porque asi lo manda Dios.


En Ceuta compre un serruchó que tenía buena la traba y pude cortar esos cachos que me salieron, cuando te vi pasar con él de brazos.


Mi sangre cayó cuando bebí en la copa rota.

@rojasyarenas