Hugo Delgado: 50 años después

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Cincuenta años después, los historiadores que insisten en descalificar la figura del general, Augusto Pinochet (1915-2006), calificándolo como un simple “gorila militar” o un sanguinario dictador que desapareció más de tres mil izquierdistas, desconociendo las razones que condujeron al derrocamiento del gobierno de Salvador Allende Gossens (1908-1973); una falla que impiden dimensionar este período importante.

Experta en crear mitos, la izquierda latinoamericana insiste en mostrar la imagen heroica del un Allende que antes de entregarse a los gorilas dirigidos por Pinochet, decidió suicidarse con un fusil Kalashnikov AK-47 de fabricación soviética, obsequiado por su aliado cubano Fidel Castro, aquel 11 de septiembre de 1973. Hipótesis que el periodista chileno, Camilo Taufic, se encarga de desmentir con una investigación en la que se detalla que el mito del arma regalada por Castro no fue utilizada por el derrocado presidente, “utilizó una pistola que tenía en su escritorio, pero el disparo lo dejó agonizante y un miembro del Grupo Amigos Personales (GAP), de nombre Enrique Huerta, le dio el tiro de gracia con su fusil. Este personaje luego fue fusilado por los militares.

La propaganda izquierdista, liderada en un primer momento por Castro, trató de mostrar el acto, como otro de esos cuentos mentirosos, como un hecho que inmortalizaría a un Allende quien vivía en varias residencias de lujo, desgustaba finos whiskys y compartía con amantes (una costumbre muy destacable en los ahora miembros corruptos y genocidas del Foro de Sao Pablo). Ese mito explicado por Taufic lo fundamenta con informes forenses, entrevistas a protagonistas que dan sus puntos de vista sobre los hechos ocurridos en el Palacio de La Moneda aquel 11 de septiembre de 1973.

Mirar sin objetividad los hechos ocurridos impide evaluar el período anterior a 1970, protagonizado por las presidencias de Jorge Alessandri (1958-1964) y Eduardo Frei Montalva (1964-1970), como dice el analista chileno Andrés Montero (11-09-2023), en los que hubo intentos de reformar el país en materia agraria, minera, industrial y social.

En plena guerra fría y 36% de aceptación, en 1970, llega el primer presidente socialista de Latinoamérica, Salvador Allende Gossens. Un ascenso aplaudido por el comunismo mundial, hecho que la Union Soviética tomó como un avance clave en el continente. Informes indican que la extinta URSS habían apoyado económicamente la candidatura de este candidato. Ese año, el dictador cubano, Fidel Castro Ruz, inició sus acciones para consolidar sus acuerdos de cooperación. Según la Central de Inteligencia Americana, ya se tenían sospechas de sus vínculos con el desarrollo de actividades insurgentes en Chile y Bolivia.

Las simpatías de Allende con el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) de Chile (asesorado por los cubanos) fueron evidentes. Con su llegada al poder, comienza su plan de instaurar una república socialista, irrespetando la institucionalidad democrática, expropia más de 600 empresas, estatizó bancos, nacionaliza la industria minera, profundizó la reforma agraria quitando tierras arbitrariamente a productores agropecuarios, crea el Grupo de GAP, una especie de guardia pretoriana asesorada por cubanos.

El 10 de noviembre de 1971 arriba a Antofagasta, el dictador cubano, Fidel Castro. Durante 23 días recorre el país, se reúne con universitarios y profesores, cierra su gira con un discurso en el Estadio Nacional de Santiago. Objetivamente, Allende generó una acción sin considerar que los del otro lado iban a reaccionar, incluso era evidente que Estados Unidos de América difícilmente permitiría una segunda Cuba en el continente. Esa situación generada en el período del republicano, Richard Nixon (1969-1974), quien tenía como asesor nacional de seguridad, Henry Kisinger, generó acciones en contra del socialista chileno.

Las acciones de Allende generaron reacciones de diversos sectores conservadores de la sociedad chilena y la incertidumbre trajo una inflación superior al 600%, escasez de productos y protestas masivas. Soviéticos y cubanos aliados filtran el sector educativo, sindicatos y grupos sociales. Sin mayoría legistiva, obvió la vigente constitución, con el objetivo de rehacer la estructura económica.

La inestabilidad condujo a empresarios y gremios a realizar huelgas, en la ultraderecha surge el Frente Patria y Libertad y en la izquierda actúa con el beneplácito de Allende el MIR, grupo que expropiaba tierras privadas y fábricas, inspirado en la revolución cubana. La experiencia de La Habana marcó la historia del continente, para los grupos conservadores esa amenaza comenzó a generar una reacción que hacía presagiar que la experiencia Allende no iba a finalizar bien.

Previo al 11 de septiembre de 1973, ocurrió un incidente conocido como el “tanquetazo” (29 de junio de 1973) en el que hubo más de dos docenas de muertos. Este hecho fue el preámbulo de la toma del palacio de La Moneda por los generales Augusto Pinochet (Ejército), Gustavo Leigh (Aviación), José Toribio Merino (Armada) y César Mendoza Durán (Carabineros), y la muerte de Allende.

Cincuenta años después, las contradicciones históricas de la sociedad chilena se mantienen. La propaganda comunista hace ver a Salvador Allende con la víctima, muestra el golpe de Estado como una reacción de la burquesía y del capitalismo norteamericano para mantener la opresión contra el pobre pueblo chileno que solo aspiraba a tener justicia; nada se habla del cuento del suicidio, tampoco de la injerencia cubano soviética, del intento de armar a grupos comunistas y del deterioro de los indicadores económicos y sociales.

¿Cómo se explica que entre 2022 y 2023, las tendencias sociales expresan la aceptación de la imagen del general Pinochet (36%) y sus razones para dar el golpe de Estado y que el dirigente de la derecha, José Antonio Kast, tenga mayoría en el Consejo Constitucional (8-05-2023) responsable de la redacción de la nueva constitución? Ya el 4 de septiembre de 2022, el presidente izquierdista (cuya popularidad es muy baja), Gabriel Boric, había sufrido un duro golpe con el rechazo del 80%.

Dice el periodista zuliano radicado en Santiago, Marco Arcay, que a Boric, un mandatario surgido de las cenizas de las protestas de 2019, los estudiantes le manifiestan en contra frecuentemente, ya no quieren pagar el metro, hacen bloqueos cerca del palacio de La Moneda. El deterioro de su imagen es evidente y las dos consultas de 2022 y 2023 evidencian su bajo apoyo e ineficiencia gubernamental.

La diferencia y los hechos ocurridos en este medio siglo de la historia chilena solo muestra que las intenciones de instaurar un sistema socialista, controlado por el pueblo como lo pregonan sus dirigentes. El manual comunista pregonado por el corrupto presidente de Brasil, Ignacio Lula da Silva, y su Foro de Sao Paulo, mantiene vigente la ideología impulsada por Moscú, China y La Habana.

La falta de objetividad impide que los episodios ocurridos entre 1973 y 1990 sean dimensionados. Los sectores involucrados no han asumido sus culpas y el subjetivismo de las partes ha provocado que la sociedad muestre indiferencia ante el hecho, la aceptación parcial o reconocimiento consciente de los mismos, esta tendencia puede desembocar en conocer la verdad, dice el investigador, Hugo Rojas.
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A diferencia de Alemania, en donde la sociedad reconoció su culpa, Chile no está preparada para asumir esa discusión que podría conducir a la verdad. Hay avances pero los desafíos son mayores, porque la reflexión es débil. La aceptación de la figura de Pinochet y sus razones de dar el golpe de Estado expresado en recientes encuestas, es muestra de la importancia que le da la población a la estabilidad, el orden y el progreso, que a pesar de las críticas de la izquierda mundial, se evidenció con la disminución de la pobreza, el ejemplar crecimiento económico y el modelo de desarrollo referenciado más allá de sus fronteras.

@hdelgado10