Alexis Blanco: El Lía Bermúdez y las nubes: Cultura y Posverdad

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CULTURA Y POSVERDAD…La primera gran pelea de fondo, sin boxeo de sombras, entre el nuevo gobierno regional y la saliente administración oficialista ya calienta el ambiente político local. Un pleito sin comienzo glorioso: un mensaje de voz, redivulgado profusamente a través de las redes sociales, del ex secretario de cultura y también presidente del Centro de Arte dé Maracaibo Lía Bermúdez (Camlb), Wolfgang Viloria, donde enfatiza que dicha institución pasará a ser administrada por el gobierno nacional, a través del respectivo Ministerio, desató un concierto de versiones con sus respectivas variaciones polémicas.Ejerciendo mi condición y mi vocación de periodista especializado en cultura, sumado a mi oficio como hombre de teatro, he creído pertinente, con la anuencia de Noticia Al Día, efectuar una suerte de sondeo entre quienes protagonizan este nuevo desencuentro.Los rumores comenzaron luego del triunfo de Manuel Rosales, el pasado domingo 21. ¿A quien pondrá en el maltrecho despacho de la Secretaría de Cultura? En consecuencia, ¿quién asumiría la presidencia del Camlb, una fundación de estado que fue creada para apoyar ese proyecto-río que desplegó, con resonante éxito y trascendencia nacional e internacional, nuestra eximia maestra artista Lía de Bermúdez?Ya antes, cuando Viloria se presentó en el Camlb para notificar formalmente al doctor Régulo Pachano de su destitución,  en mayo de 2018, como presidente del Camlb, hubo una profunda reacción de rechazo en el seno de la comunidad cultural y ello conllevó a un conjunto de declaraciones muy similar al generado por el audio y, después, un video del mismo Wolfgang rechazando un comunicado público del dirigente Rodrigo Cabezas, quien también en aquella oportunidad redactó una carta abierta para advertir en torno a lo que consideraba un exabrupto.Esta vez Cabezas fue mucho más duro y catalogó como “pirata” la gestión desarrollada por su ex camarada militante. Otros comunicados en redes establecieron tenor similar, como los de Sergio Antillano Armas y el de la colega periodista Marlene Nava, a quien mas adelante intentaré responder a una alusión directa que me hiciera por estas mismas redes de Dios.Hasta la saciedad he usado y seguiré usando la imagen de la niña sobre la gran piedra en medio del río desbordado, en el estado Vargas, para exponer la condición en que nos encontramos los periodistas de este país cuando intentamos honrar nuestro código de ética no tomando partido, al menos de forma pública y expedita, por ninguno de los dos bandos en pugna. Pero no es sobre mí o mi postura o impostura política e ideológica que necesitamos conversar ahora. Quiero aludir este hecho inédito, noticioso hasta en sus ribetes absurdos y “kafkianos”, para trazar algunas reflexiones sobre periodismo y posverdad. Este dilema que, literal, nos arrastra como en la escena de aquella niña finalmente rescatada por su propio destino.Wikipedia ilustra nuestro epígrafe: “Posverdad o mentira emotiva es un neologismo que implica la distorsión deliberada de una realidad en la que priman las emociones y las creencias personales frente a los hechos objetivos, con el fin de crear y modelar la opinión pública e influir en las actitudes sociales, tal como lo define la Real Academia Española de la Lengua (RAE)”. Hay mucho de esto en el caso que nos concita.
No es verdad, tómenlo o déjenlo, que esa imponente estructura del viejo mercado (que solo el tesón y tenacidad de la maestra Lía transformó en ese símbolo de identidad para los zulianos), “se está cayendo a pedazos”. Sin duda que no es aquella tacita de oro que brillaba con luz propia por obra y gracia de un competente y competitivo equipo de gerentes culturales, capitaneado por Pachano tras la baja por enfermedad de la escultora premio nacional, pero allí han transcurrido eventos de múltiple naturaleza, tanto estética como política y como parte de un uso que corresponde a intereses ideológicos muy claros. El mismo Viloria lo señala en sus palabras grabadas. Negar eso, por mero desplante instigado por ese término de posverdad, no es sano, ni para la derecha ni para la izquierda. Si hablamos de estados lamentables de planta física habrá que ir a los demás centros culturales y, ejercicio puro y duro del periodismo, constatar que la pandemia afectó por igual a todos esos entes. Claro: ninguno tenía a la gobernación del estado como su ente tutelar y eso incrementó en sumo la responsabilidad de Viloria y su equipo para habilitar con brillo las instalaciones del Camlb, donde nada más ayer hubo un gran concierto a sala llena y así por el estilo un despliegue permanente de actividades que solo la cuarentena impidió visualizar y, peor, disfrutar.Quien haya leído hasta aquí este texto, ya habrá ejercido su derecho a masticar su posverdad y habrá concluido, error craso, que estoy escribiendo para defender o avalar la administración Viloria-Prieto. Nada que ver. Solo trato de puntualizar mis apuntes periodísticos, o mejor dicho, contrastar criterios para discernir. A todos nos interesa que el proyecto de Lía siga siendo uno de los mas relevantes símbolos de la zulianidad. Incluso esto último suena también a posverdad. La única manera de eludirla es a través de un tenaz compromiso con la objetividad. Sigo…Cuando advertí que esta diatriba podría ser estéril, como tantas otras en áreas tanto o más sensibles que la cultura, pensé en mantener mi aspiración budista de esperar, observar, estudiar y meditar. Escribí solamente “mi corazón es un templo” y entonces me azotó este asunto de la posverdad, cuando la colega Marlene me inquirió sobre el tema. Como los maestros guionistas que me inspiran, los Cabrujas, Garmendia o Mármol, trato de hilar este texto hasta ese punto de encuentro con la maestra Nava, declarada en indignación pública. Ya antes, en otra secuencia, manifesté mi desacuerdo con aquella terrible aseveración suya de que “Maracaibo está muerta”. Conozco a Marlene y comprendo que, aún teniendo razón, derramó harta posverdad en aquella indispensable entrevista suya con Milagros Socorro.Resulta casi imposible evadir las redes de la posverdad en estos tiempos tan complejos, tanto en este país como en el mundo.Y entonces llamé a Régulo Pachano, a quien, sin posverdad alguna, avizoré públicamente un futuro grandioso, ese que lo tiene dirigiendo las relaciones internacionales del Teatro Colón de Buenos Aires y como uno de los gerentes artísticos más importantes de América Latina. Eso no es posverdad. Eso es talento y disciplina y competitividad en pleno crecimiento. Hablé con quien fuera la mano derecha, el pupilo mayor, la hechura necesaria de Lía para su hoy vilipendiado proyecto histórico. Recordó Régulo y también nos prometió una copia del primer borrador del mismo, donde queda clarísimo que  el Camlb  es una obra “del Zulia, para el Zulia” y con Venezuela y el resto del planeta como escenarios aliados. Una obra que la artista Rosalía concibió como un monumento para refrendar los procesos de descentralización que durante toda su vida ha librado esta región con respecto a la capital de la República. Es más: Régulo citaba su conversación con su colega y paisano, Esteban Araujo, quien fue durante mucho tiempo mano derecha del entonces ministro José Antonio Abreu, quien resultó ser uno de los mas consistentes defensores y arquitectos de la necesidad de que cada región asumiese la independencia en sus gestiones culturales. Esto último ha de entenderse como la capacidad de organizar, dirigir y concitar acciones publicas tendentes a que todos los sectores de la vida social,  en las distintas entidades federales, interviniesen en los diversos procesos de acción y desarrollo cultural. ¿No suena conocido este propósito político?  También refirió Pachano, de su conversación con Araujo y también con el ex gobernador Francisco Arias Cárdenas, donde salió a colación el tema clave, es decir, un decreto (¿361 o 2?), publicado en Gaceta Oficial, sobre la importancia y trascendencia que reviste la consolidación, en tanto producto esencial del estado Zulia, de proyectos culturales que involucren alianzas estratégicas entre el sector privado y el público. (¿No les sigue sonando muy familiar el concepto?).Por ello, tanto Régulo, como las dos personalidades referidas e incluso otros representantes de distintas corrientes, incluso oficialistas consideran prudente advertir al gobierno nacional en torno a la inconveniencia, por extemporánea y desacertada, de hacer una declaración que podría redundar en un mayor perjuicio del mismo Camlb. “Estamos seguros que el propio maestro Abreu se opondría a esa jugada torpe de escudarse en El Sistema y una eventual adjudicación de los espacios del Camlb, por cuanto desvirtúa profundamente el verdadero sentido de presencia y participación del pueblo zuliano en las actividades del Centro”, destacaría un vocero vinculado a la institución musical que aún disfruta del júbilo nacional por su récord Guinnes. “Nadie querrá habitar una casa u hogar del cual hayan sido despojadas otras familias”, insistió la fuente.La conversación con Marlene Nava inicia cuando ella inquiere:“Alexis Ramón Blanco no creo que apruebes este despojo a la ciudad…”Por lo cual le respondí, por Facebook: “Nava Marlene Si hablamos cómo periodistas formados por Ignacio y Sergio (De la Cruz y Antillano) entre otros maestros clave del reporterismo cultural, aquí lo sustancial y trascendente es que la cultura se convierte en el primer gran escenario del nuevo combate político y eso trasciende mi opinión, única y subjetiva. Pienso en el colectivo social. No solo en el socialista que argumenta Wolfgang Viloria en su muy escuchado audio. Cuando escribo esa frase popular, es porque para mí las instituciones culturales que permiten que esta ciudad sobreviva, son, por naturaleza y en esencia, templos. De hecho cumplen esa función clave dentro del contexto. Esa larga lucha contra el centralismo, que ha reforzado su perfil histórico con este proceso, es el quid del asunto. El pueblo jamás otorgó poder a ninguna facción política o ideológica para destruir instituciones, sino para construirlas y alentarlas.Pero, reitero, mi opinión como ciudadano no basta. En tiempos del maestro Abreu, el de la Cuarta, fue un artífice de la descentralización cultural. Ese artículo 362, debo precisarlo en mi memoria pálida, representó un enorme empuje para ese proyecto de Lía Bermúdez que él mismo vino a inaugurar aquella hermosa mañana en la que como orgulloso reportero de Panorama cubría la vaina. No es un rollo politiquero per se. Es una afrenta, un reto, una toma de poder entre el gobierno central y el nuevo gobierno regional que, según mis fuentes (fuentes, subrayo, siguiendo a nuestros maestros) ya negoció los nombres de quienes eventualmente se encargarían, no solo de reivindicar el Camlb, sino también de reconstruir (refundar, es el verbo utilizado ppr mi fuente) la evidentemente muy fragmentada secretaría de cultura. Eso está ahí, a vista de tirios y troyanos…Habrá que esperar cuáles serán las líneas maestras de esa discusión tan necesaria sobre nuestro devenir cultural. Una discusión franca y honesta, donde el lenguaje evada clichés e imposturas babilónicas y contenga elementos técnicos que neutralicen esa palabra “pirata” que por ahí hemos leído de parte de un político que ha habitado las dos franjas de la confrontación política.En realidad debo confesarte que me he lanzado esta parrafada en consideración al profundo respeto que te guardaré esta y todas mis otras vidas futuras. Porque, por amor y autoestima he decidido asumir un poco el rol del personaje del cuento El diente roto. Uno, porque ya es hora de conservar mis opiniones en vinagreta y para hacer tortas de Navidad; dos, porque amo profundamente a personas de uno y otro bando, de verdad, sin ambages ni medias tintas y hasta “los coxones de mi alma”y, tres, porque la mentalidad conservadora y censurante de muchos sectores de poder en esta aldea decidieron hace rato colocar una lápida sobre mis 50 años de ejercicio profesional en este oficio de doble aristas, lo cual, por cierto, solo ha estimulado mi constancia como periodista y como creador teatral. Después de tantas tormentas, ese audio del hermano Wolfgang solo me parece una boutade más de su parte, una bravuconada con efecto placebo, una jugada política donde simplemente hay que esperar el siguiente movimiento. No es Gambito de Dama, la serie de Netflix, pero si nos atenemos a estos dameros que nos quieren vender como ajedrez político, me regocija muchísimo que hoy por hoy sea la cultura la primera lucha, a quince asaltos (literal esta última línea)Sigo aquí Con mis dientes rotosAmándote AmandolesAmándomeSalud!!!”Esta es, a grandes rasgos, mi versión en modo CULTURA Y POSVERDAD…