Hugo Delgado: La lluvia verde

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Venezuelan President Hugo Chavez (L) and Venezuelan Minister of Foreign Affairs Nicolas Maduro applaud during the ceremony in which Uruguayan writer Mario Benedetti (out of frame) was decorated for his professional carreer, 18 December 2007, at the University building in Montevideo. Chavez was in Uruguay for the XXXIV Mercosur Heads of State Summit, which took place earlier on Tuesday. AFP PHOTO/Miguel ROJO (Photo credit should read MIGUEL ROJO/AFP/Getty Images)

“El pasado moldea nuestras vidas de maneras que no controlamos… Cuando la política se mete en nuestras vidas íntimas, las fuerzas que nos mueven vienen de muy atrás”. (Juan Gabriel Vásquez, escritor colombiano)

La pregunta fue directa y concreta: ¿El liderazgo de Hugo Chávez en Latinoamérica es real? Enfáticamente el diplomático que lo acompañó en varias de sus giras internacionales  respondió: No. Prosiguió, cada vez que realizaba un mitin, o lo reciben simpatizantes en los países visitados, funcionaba “la chequera”.  Terminado el periplo, se entregaban recursos que nutrían las cuentas de mandatarios y  de grupos de izquierda americanos, asiáticos o europeos, que servían de mampara para dar “bienvenidas”, armar protestas violentas o aparentemente defender ciertas causas.

Transcurrían los primeros años de la bonanza petrolera y la llegada de Hugo Chávez al poder, cuando las piedras comenzaron a sonar en el río.  Para Fidel Castro e Ignacio Lula da Silva (los gestores del Foro de Sao Pablo) a las “encantadoras ideas comunistas” había que regarlas con dólares, de lo contrario los políticos y “líderes de los movimientos izquierdista”, no apoyarían con entusiasmo la gran causa: Construir un sólido bloque ideológico que le hiciera contrapeso a la democracia y al capitalismo liberal auspiciado por Estados Unidos de América (EUA) y sus aliados europeos.

Las recientes declaraciones en España del mayor general, Hugo “El Pollo” Carvajal evidencian las intenciones del Foro de Sao Pablo: “Mientras fui director de Inteligencia y Contrainteligencia Militar de Venezuela (2004-2014), recibí una gran cantidad de reportes señalando que este financiamiento internacional estaba ocurriendo. Ejemplos concretos son: Néstor Kirchner en Argentina, Evo Morales en Bolivia, Lula Da Silva en Brasil, Fernando Lugo en Paraguay, Ollanta Humala en Perú, Manuel Zelaya en Honduras, Gustavo Petro en Colombia, Movimiento Cinco Estrellas en Italia y Podemos en España. Todos estos fueron reseñados como receptores de dinero enviado por el Gobierno venezolano. Financió ilegalmente movimientos políticos de izquierda en el mundo durante al menos 15 años, entre ellos  la creación del partido político español Podemos” (Diario las Américas 20 de octubre de 2021).

El reo de la justicia española precisa que «en la actualidad, el financiamiento ilegal de movimientos de izquierda por el mundo sigue siendo una práctica común del gobierno de Nicolás Maduro, a pesar de los índices de pobreza que se ubican en 94.5%, una demostración más de la importancia que tiene para el chavismo el venezolano común  que diariamente busca comida en los basureros o muere de desidia en las puertas de los hospitales, mientras las mentiras del régimen, de los analistas económicos y  de empresarios aduladores, venden al mundo una sociedad feliz, en un país normal.

Pero en ese daño del chavismo a Iberoamérica, también tiene –aparentemente- responsabilidad Estados Unidos de América, porque en la época de la bonanza petrolera fueron “buenos pagas” y sus petrodólares nutrieron las arcas del régimen chavista, la Cuba de Fidel Castro y las de sus aliados ¿Fueron simples negocios o una estrategia para minar de dólares a una red propensa a la corrupción y la ineficiencia,  que hoy paga con creces sus andanzas?  Ya lo decía el periodista y diplomático, Pablo Bassim, que “los gringos manejaban la inteligencia informativa”, y el tiempo ha dado la razón, cuando se observa como la red de corrupción de Hugo y Nicolás se desmorona ante la justicia de EUA.

El motor de toda esta propuesta social, política y económica es el resentimiento que impide visualizar un verdadero futuro. Luego de regar con dólares a gobiernos, protestas violentas y destructivas, líderes de cartón, resentidas causas, provocar muertes y traicionar nobles luchas, las secuelas del chavismo no podrán investigarse completamente, porque sería una misión  compleja desenmarañar una corrupción, que solo alimentó las cuentas de muchos izquierdistas.  

Sería bueno que los filtrados tribunales iberoamericanos investigaran no solo Los Panamá Papers o Los Pandora Papers, sino que indagarán en profundidad la red de corrupción desatada por el Foro de Sao Pablo a través del gigante de la construcción brasilero, Odebrecht, y ahora que “cantaron” el brigadier  general Hugo Carvajal y el empresario colombo-venezolano, Alex Saab, al chavismo porque este crimen de lesa humanidad no tiene colores ideológicos ni fronteras. Sus actos son inaceptables porque financiaron asesinatos y robos que dejan secuelas en los niños, los jóvenes y los ancianos.

Queda para Iberoamérica el reto de superar la incapacidad de quienes ostentan el poder o luchan por suplantarlos, de romper con los ciclos de retaliación y venganza, como dice el escritor colombiano, Juan Gabriel Vásquez (BBCMundo 17 septiembre de 2021). Además de  vencer la violencia como instrumento de imposición de ideales, que inicialmente pueden poseer nobles intenciones en los jóvenes rebeldes, pero cuya dinámica los degenera  hasta desvirtuarlos, terminando haciendo cosas peores por las que inicialmente lucharon.

La experiencia del Foro de Sao Pablo queda resumida en la apreciación del escritor argentino, Diego Fonseca (The New York Times 20 septiembre de 2021): “El siglo XX y las dos décadas del actual han dado suficiente evidencia: salvo excepciones, la izquierda latinoamericana no ha sido democrática sino autoritaria. La amplia mayoría de la izquierda jamás se preparó para gobernar, apenas para llegar al poder. No ha generado propuestas de crecimiento, solo de redistribución de la pobreza. No piensa el futuro desde el presente, vive pertrechada en un pasado rancio, encerrada en dogmas desde los que pontifica con superioridad moral. Cuando debió demostrar de qué estaba hecha, en los primeros veinte años del siglo XXI, mientras gobernaba buena parte de la región, probó que gusta de los gobiernos fuertes, descree de los acuerdos y no tiene imaginación cuando se queda sin dinero”.

El desafío también implica contrarrestar las nefastas consecuencias generadas por quienes viven de la violencia y de la histórica y desacertada “lucha de clases”, construyendo propuestas que rompan con el círculo que la mantiene viva, para aprovechar los avances de la humanidad y llenar de verdadera esperanza a su población, mejorando su educación (como decía recientemente el periodista Andrés Oppenheimer),  sus sistemas sociales para garantizar la salud, las remuneraciones justas, el acceso a la vivienda digna y a la alimentación; al uso de las tecnologías, al trabajo productivo, gozar de seguridad personal y a recibir los beneficios de la institucionalidad democrática y de una verdadera justicia.

@hdelgado10