Hugo Delgado: Esperanza con sabor escéptico

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Se fue hace varios años a España. El origen europeo de sus padres la favoreció para  llegar con privilegiadas posibilidades a la madre patria. Vivió la experiencia de la corrupción en Venezuela, al  negarse hacer cosas incorrectas cuando trabajó  con una empresa del Estado.  Fue testigo de las “vagabunderías” de la revolución rojita,  del cómo millones de dólares se jugaban en contratos oscuros sin ningún control. Recibió amenazas. Conoció a muchos corruptos que ahora disfrutan de la riqueza mal habida y a otros que pagaron por sus pecados. 

Salió de Venezuela decepcionada y desesperanzada. Los políticos de ambos bandos la desencantaron. No cree ni en los delincuentes chavistas que enterraron al país en la miseria, la corrupción  y el atraso; tampoco en la oposición porque no supieron manejar la victoria legislativa de 2015 y con su ejemplo sembraron de dudas su propia honestidad.

Esta experiencia resume la visión de muchos, ahora cuando la moda del diálogo vuelve a ser tema nacional. Esta vez  es México, con el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, un aliado expreso del chavismo, la sede del nuevo intento que ambos sectores polarizados acordaron, con el apoyo de Noruega y otros países acompañantes. Una tentativa más para buscar una salida negociada a una insoportable situación económica, social  y política.

El director de la firma Delphos, Félix Seijas (El País 12-08-2021), asegura que la mayoría de los venezolanos quieren “salidas pacíficas, no quiere violencia y sabe el costo que eso puede tener”, pero “tiene claro que el Gobierno de Maduro es más fuerte y tiene ventaja. Esa desigualdad de condiciones fundamenta el pesimismo”. Una tendencia que se acentúa cuando el régimen no asume compromisos, tampoco respeta valores y principios, porque su carácter delictivo lo hace impredecible y solo les importa el poder.

La oposición representada por el aliado de Estados Unidos  y otros cincuenta países más, Juan Guaidó, actual presidente encargado y diputado electo en las elecciones de diciembre de 2015, busca garantías electorales para sacar al chavismo del poder porque confía en el rechazo del 80% de la población. Mientras el régimen pide la eliminación de las sanciones económicas y legitimidad para el presidente, la Asamblea Nacional (2020), su Consejo Nacional Electoral, su Tribunal Supremo de Justicia y su Ministerio Público, principalmente.

La eliminación de las sanciones aplicadas  a sus funcionarios corruptos y violadores de los derechos humanos les permitirá el disfrute de las fortunas mal habidas y los viajes a paradisíacas islas caribeñas y a importantes ciudades  de Europa y Estados Unidos para visitar las tiendas de sus marcas preferidas. Eliminada la medida, Nicolás Maduro  y sus cómplices podrán tener recursos económicos para seguir su fiesta, controlar a la población con dádivas, y financiar a Cuba y a cuanto movimiento desestabilizador emerja en esta sufrida Latinoamérica, tal como ocurre en Chile, Argentina, Bolivia, Perú, Ecuador y Colombia.

El segundo asunto está relacionado con la búsqueda de legitimidad y reconocimiento  a las fraudulentas instituciones establecidas por  el chavismo. El desconocimiento a Maduro y su AN (2020) impiden legalizar cualquier compromiso internacional y crea conflictos internos, aunque mantiene ventajosamente el control sobre las  organizaciones y poderes públicos: Judicial, Fiscalía, cuerpos de seguridad, Fuerzas Armadas, ministerios, etc. Situación que desfavorece al presidente encargado, Juan Guaidó, pero le da valor a sus logros.

La convocatoria de Maduro a elecciones el próximo 21 de noviembre de 2021, si es aceptada por la oposición, dará sustento para sus alegatos de legitimidad, fracturando a la endeble unidad opositora, toda vez que sin auditar todo el proceso electoral, incluyendo software, hardware y base de datos,  es difícil que se genere credibilidad.

Negociar en medio de la complejidad venezolana no es tarea fácil y mucho menos lo es asumir responsabilidades en los grupos políticos que ahora emprenden este nuevo ciclo de conversaciones.  Surgen los escépticos y también quienes siembran la esperanza en una salida democrática.  Aunque personajes como la crítica inmigrante citada en el inicio del artículo, consideran que nada puede hacerse cuando se conversa con un grupo de delincuentes, también es justo reconocer que el trabajo de Guaidó sí ha hecho daños contundentes en asuntos como el desconocimiento, la ilegalidad y las sanciones.

El efecto adverso causado por la diáspora venezolana no solo radica  en la pérdida de capital humano, sino en la reducción de la  crítica opositora. La huída justificada por asuntos humanitarios o la búsqueda de un mejor futuro, también genera efectos en la movilidad social interna porque como dice Alberto Barrera Tyszka (11-08-2021),  el país está en “manera de sobrevivencia”, en donde, como señala un informe de la BBCMundo (5 agosto 2021), viven ahora solo “viejos y niños”, fenómeno que contradictoriamente favorece al régimen  porque las remesas de los inmigrantes benefician a una población azotada por la hiperinflación y le restan presión interna.

Barrea Tyszka en “Venezuela: Diálogo y supervivencia”, escribe que “la hipótesis de un escenario alternativo, la ilusión de posible salida del conflicto, está cancelada. La esperanza ha desaparecido del ámbito público, que se ha reducido a la legítima lucha por la supervivencia”. El crítico escritor destaca el silencio y la censura de los medios de comunicación, cómo la corrupción se generalizó,  la convivencia entre el pueblo y sus autoridades matraqueras, la política convertida en “un relato ajeno, sin conexión con lo que ocurre”, con líderes “alejados de la realidad concreta”, y desde su óptica económica observa “la desigualdad entre la extrema minoría que tiene dólares y el resto de la población se hace cada vez grosera y obvia”; este último daño evidencia las debilidades del venezolano y sus egos de nuevo riquismo que no terminan de abandonarlo.

Mientras el país sobrevive entre la esperanza y el escepticismo sobre su futuro, los analistas aplauden la distorsionada dolarización en una economía destruida y una sociedad llena de penurias, y el régimen sigue con su política de desinformación  mostrando  una realidad normal, llena de amor y paz, que se encamina a unas justas elecciones regionales que lo afianzaran y legitimarán, ocultando con mentirosas cifras los casos y muertes ocasionados por el Covid chino o los fallecimientos por ausencia de insumos y condiciones sanitarias adecuadas de los niños  en el hospital Dr. JM de los Ríos de Caracas.

@hdelgado10