Hugo Delgado: La misma piedra

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El escritor y orador irlandés, Edmund Burke, un conservador clásico con grandes vínculos con los nobles y líderes políticos de la Inglaterra del siglo XVIII, contrarrevolucionario de la revolución francesa, planteaba que la capacidad humana para discernir la realidad y reconocer sus propios intereses reales, era muy débil. Con dureza y contundencia, afirmó que la humanidad es sabia; el individuo no lo es.


Al pensamiento de Burke, se une una popular reflexión: “el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra”. Ambas citas permiten entender lo que está sucediendo en Latinoamérica y sus políticos corruptos de izquierda. Esto con motivo de lo acontecido en Argentina el pasado domingo 11 de agosto de 2019, durante una consulta interna se reflejó el favoritismo de Cristina Kirchner, esposa de su antecesor Néstor, quien sepultó al país en una solapada crisis desatada durante sus ocho años de corrupto y oscura gestión, situación crítica que al final de cuentas terminó pagando el actual presidente Mauricio Macri, a quien le toco devolver la confianza al circuito financiero internacional, sentar las bases de una economía sincera y no como la de los K disfrazada de una bonanza y un bienestar producto de cifras manipuladas y un andamiaje salpicado de corrupción.


Como es costumbre en los regímenes corruptos y populistas de izquierda latinoamericanos, en Europa también los hay, en sus gestiones se encargan de jugar con las necesidades de los más pobres, manipular las cifras de pobreza y analfabetismo s, armar grupos económicos y políticos privilegiados y corruptos que deciden el destino de los contratos y las coimas o comisiones, hasta que la situación (deuda –por ejemplo- porque gastan más de la cuenta y lapidan las bonanzas temporales) se torna incontrolable, y deciden “dejarle el muerto a otro”; luego de uno o dos períodos en el que los opositores estabilizan el país y ellos por supuesto critican todas las medidas correctivas y generan un clima de ingobernabilidad, lógicamente porque las dádivas dadas con los dineros públicos se terminan, ellos regresan con la cara bien lavada a vender la idea de ser los salvadores y el pueblo con memoria corta olvida al verdadero culpable de sus desdichas.


En Brasil en 2018, si no es porque el capo mayor de la corrupción latinoamericana, José Ignacio Lula da Silva, estaba preso, gana nuevamente las elecciones presidenciales. Luego del escándalo Lava Jato y la red corrupta desatada por Oderbrecht en todo el continente, en especial con los gobiernos izquierdistas aupados por el eje Foro de Sao Pablo y Cuba ¿Cuál fue la clave? Recordar los “programas sociales” para colocarse como favorito en las encuestas, y hacer ver que las causas de su encerramiento eran producto de manipulaciones de grupos opositores.


Ahora ocurre nuevamente en Argentina. Macri recibió las arcas vacías luego de doce años de gestión del dúo corrupto de los Kirchner. Es lógico que el plan de ajuste es el gran responsable, el pueblo débil en reconocer la realidad e incapaz de asumir el compromiso de construir un país verdaderamente productivo, añora las dádivas públicas y los cargos burocráticos. El error del actual Presidente fue no manejar los tiempos para aplicar su programa económico y social y recoger los frutos antes de encarar el proceso electoral en 2019. A esto se una el accionar de una justicia argentina amañada, corrupta y burocratizada que no ha logrado condenar a la ahora aspirante a la vicepresidenta, Cristina K, a pesar de las montañas de pruebas de corrupción de su gobierno y el de su desaparecido esposo.


Lamentablemente la inmadurez política y la debilidad institucional de estos pueblos latinoamericanos los cubre con su manto, en especial sus frágiles sistemas judiciales penetrados -en gran parte- con jueces de izquierda adoctrinados desde las universidades. La incertidumbre y la impunidad en todos sus rincones, limita su visión para encaminarse hacia estadios superiores de bienestar, desaprovechando las posibilidades tecnológicas, económicas, de competitividad global y sobre todo de los avances que ha logrado la humanidad para facilitar su desarrollo. Argentina y Brasil son ejemplo de individuos mediatizados por el estómago y condenados a tropezar con la misma piedra… dos o más veces; y dan la razón a Edmund Burke, tres siglos después.