Antonio «Toño» Soler: Amor, Pasión y Fe

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Este 18 de noviembre se conmemoran 311 años del milagro de la Virgen de Chiquinquira, una fecha gloriosa, mágica llena de amor, pasión y fe de un pueblo que se entrega por completo a venerar a su santa patrona, veneración que se ha extendido a cada rincón del mundo donde se encuentran, fecha que desde 1933 ha estado íntimamente relacionada con el béisbol, logrando una concreción mítica en la que ir al tradicional Juego de La Chinita, forma parte de una de las costumbres del zuliano y de sus devotos para celebrar el día del milagro, unida a la misa y procesión de la milagrosa tableta. En ese juego de 1933 el cubano Silvino Ruiz quien movió a Luis Aparicio “El Grande” del jardín central al campo corto le lanzó un juego perfecto al Pastora, vistiendo el uniforme del Concordia de Gonzalo Gómez.


20 años despues en 1953 se concretó esa unión al producirse la ceremonia donde Luis Aparicio Ortega “El Grande de Maracaibo” le entregará el testigo a Luis Ernesto Aparicio Montiel, iniciando así una gloriosa carrera que lo llevaría en 1984 al Salón de La Fama del béisbol de Grandes ligas.

Esa ceremonia dentro del marco del campeonato rotatorio, único torneo que logró fusionar las ligas central fundada en 1946 y que hoy conocemos como LVBP, con sus dos más emblemáticos equipos Leones del Caracas y Navegantes del Magallanes, junto a los grandes rivales de la liga zuliana Gavilanes y Pastora, hizo crecer la leyenda del clásico en honor a la Virgen que se jugó ininterrumpidamente desde esa fecha, teniendo siempre al inmortal de la pelota como protagonista.


Ese acto programado para el día 17, se corrio al 18 porque una fuerte lluvia inusual para la fecha con tal magnitud, hizo posponer el juego, quedando todo servido para el 18, el gran día de los zulianos. Después de ese histórico día para el béisbol en 1953, la liga occidental siempre programó partidos para esa fecha y al desaparecer está el visionario Pedro Padrón Panza aprovechando la presencia del zuliano en sus filas trasladaba juegos de los Tiburones al estadio Olímpico, hoy Alejandro Borges.


En uno de esos juegos el prebistero José Manuel Ríos, sugirió llamar Águilas al nuevo equipo que ingresaría a la LVBP desde 1969.


Águilas del Zulia ganó sus primeros ocho juegos en el clásico, lo que hizo crecer la leyenda de la fecha sobre una ayuda de la Virgen para el equipo de su región, hasta que en una oportunidad se hizo el juego nocturno y llegaron las derrotas incluyendo una paliza de parte de los Leones del Caracas, lo que generó el rumor de ser un castigo divino por haber movido la hora.


Al crearse el premio Luis Aparicio y fijar su entrega para esa fecha el juego siguió incrementando su fama y tribuna para políticos, artistas y figuras públicas que median o no se atrevían a medir su popularidad ante una masa de más de 20000 personas que asistían año tras año, provenientes muchos de las veladas o amaneceres gaiteros, para después de ver el juego disfrutar del show de Guaco o Koquimba, seguir a la plaza de Toros, para la corrida de feria, tradición injustamente terminada por políticos que no se dedican a lo suyo sino a entorpecer, para cerrar en los alrededores de San Juan de Dios en la tradicional procesión de la santa imagen.


En esos años el inmortal de la pelota zuliana, Bachiller Luis Verde, ex pelotero, umpire, comentarista e historiador, bautizó junto a Luis Aparicio Montiel, su hijo Edison y todos los amantes del béisbol su obra cumbre “Historia del Béisbol en el Zulia, tres tomos donde en su pluma, reúne sus investigaciones y recuerdos de la pelota zuliana desde 1912 cuando William H. Phelps introdujo el pasatiempo hasta la temporada 1999-2000, quinto campeonato en la liga para Águilas del Zulia.


Un 18 también vio nacer en 2017 el museo del béisbol zuliano de la mano del ingeniero Giamberto Urdaneta, espacio que a pesar de no ser perfecto pretende rescatar la rica historia de la pelota zuliana, teniendo en los dos últimos años la exhaltacion de grandes figuras, lo cual se seguirá haciendo con el favor de Dios y La Virgen, para rescatar a todos esos personajes que por más de un siglo han brillado en la pelota zuliana o siendo zulianos brillaron en los diamantes del mundo, o de otras regiones y países que pasearon su talento en las tierras de la Chinita amada.Por lo que este amor, pasión y fe solo tendrá una pausa en el 2020, esperando la intersección de La Virgen de Chiquinquira para que la humanidad supere la pandemia del COVID-19 y en el 2021 tener otro Clásico de La Chinita, en el estadio Luis Aparicio, con todo lo que eso para los zulianos amantes del béisbol y feligreses de la Chinita representa.


Será hasta la próxima Dios y la Chinita mediante.


“Gloria a ti Casta Señora”.

Columna Hit & Run
Por: Antonio “Toño” Soler
Twitter/Instagram @tonosolerp
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