Hugo Delgado: Equilibrio a la colombiana

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La baja confianza debilita la cohesión social y distancia a las personas. (Philip Keffer y Carlos Scartascini BID)

“La confianza es la creencia de que las otras personas no actuarán de manera oportunista. Implica fe en los demás: En su honestidad, confiabilidad y buena voluntad. Las personas confiables hacen promesas que pueden cumplir y las cumplen, y respetan las normas sociales. Sin confianza, las personas viven atemorizadas, no viven en libertad. Se centran en las oportunidades de hoy en lugar de innovar para ampliar las oportunidades del mañana. América Latina y el Caribe cuentan con oportunidades para aumentar la confianza. Según datos de la Encuesta Integrada de Valores, la confianza interpersonal es más baja en la región que en el resto del mundo”, señala un informe elaborado por Philip Keffer y Carlos Scartascini, del Banco Interamericano de Desarrollo (BID)

La señal enviada por la sociedad colombiana el 13 de marzo de 2022, en el proceso electoral para elegir a los senadores, representantes a la cámara  y los candidatos presidenciales de las tres coaliciones: Centro de la Esperanza (CE), Equipo por Colombia (EC) y Pacto Histórico (PH), resultó interesante y contradictoria, porque mostró  una intención de búsqueda de una fórmula de consenso diferente a los partidos tradicionales, pero –a su vez- les endosó la responsabilidad del control  de las cámaras si se hace la sumatoria de las organizaciones de centro derecha.

El discurso basado en el miedo, la agresión, la confusión, la explotación del resentimiento y la violencia, pueden impulsar la intencionalidad social de ir hacia el  centro. Una forma de rechazar los extremos: Izquierda y derecha y también a los partidos tradicionales Liberal y Conservador. Sin embargo, la sociedad –también- demostró  su tendencia conservadora y tradicional, pues los resultados en las cámaras del Senado y de Representantes así lo demuestran (una sumatoria de los 6 potenciales aliados de centro derecha es de 90 potenciales votos en el Senado contra 19 del PH, igual será en la de Representantes: 85-25). Las cifras no son suficientes para el PH para garantizar mayoría.

Con el triunfalismo, arrogancia y tratando de desmarcarse del sistema cosa que no es cierta porque siempre ha vivido de las dádivas de la política, Petro proyecto la idea de la victoria contundente, pero la realidad fue otra, a pesar de centrar su propaganda en el miedo, la violencia y el revisionismo emancipador de los sectores excluidos; sin embargo,  la tendencia que se muestra es la búsqueda de una fórmula de consenso que sea una alternativa para la izquierda no simpatizante del PH y de la extrema derecha.  De ese contexto surge la alternativa Federico Gutiérrez, el ingeniero ex alcalde de Medellín (2016-2019), cuyo discurso moderado refrescó el tono de la campaña.

El PH colocó todos los huevos en una sola cesta. Su gasto desproporcionado de 7 mil millones de pesos, el mayor en propaganda según la Registraduría Nacional, su influencia en medios nacionales e internacionales, y su discurso que indicaba el posible triunfo en una primera vuelta, demuestran sus intenciones, en un escenario con decenas de aspirantes a la presidencia que solo le favorecían a él. Pero también su discurso de campaña cuya bandera fueron  los disturbios que dañaron la economía y la infraestructura pública financiada con los impuestos de los colombianos, también generaron su efecto adverso.

Con las cartas presidenciales ya definidas y sin evaluar el efecto que tendrán los apoyos de los partidos que no asistieron a esta primera consulta, ahora se comienzan a materializar los acercamientos. En esta nueva fase el más favorecido es el moderado Federico Gutiérrez a quien ya se le acercaron el Centro Democrático de Álvaro Uribe, Causa Radical de Germán Vargas Lleras y los partidos Liberal y el de la U. Este candidato tiene mejores posibilidades de captar  votantes de la derecha y de la izquierda moderada que abiertamente no acepta a Petro.

Era un escenario posible, comentó un ex asesor político, encontrar un candidato accesible para la izquierda moderada  y para la derecha extrema. Esta posibilidad permitiría generar un escenario más de diálogo y paz, necesaria en un país agobiado por el desgaste de los partidos,  la corrupción, la impunidad, la desconfianza y sobre todo por el desgastante discurso agresivo y estéril.  Si este escenario se da, Colombia puede avanzar hacia un proceso de pacificación y de justicia social en el que puedan participar todos los actores de la sociedad.

De lograr un consenso, Colombia tendrá la oportunidad de crear un escenario  que le dé esperanzas a los excluidos históricos, abra la posibilidad de robustecer la institucionalidad democrática,  estructure un verdadero proceso de paz  incluyente, amplíe las oportunidades para los jóvenes y facilitar su incorporación al sistema productivo, y  crea las condiciones de confianza para construir un mejor país. Un equilibrio a la colombiana que potencie sus capacidades naturales, económicas, culturales y sociales, en un mundo con mercados globalizados e innumerables oportunidades biocientíficas y tecnológicas que podrían favorecer su transformación  y la generación de una riqueza y un bienestar social verdadero. 

En medio de la desconfianza hacia los gobiernos, los políticos, las instituciones del Estado, las empresas y sus propietarios, señala el informe reciente del BID, este factor se ha convertido en uno de los más negativos para Latinoamérica y el Caribe; sin embargo, indica el documento,  puede utilizarse como una oportunidad para revertir la tendencia: Uno (1) de cada 10 no confía en el otro, y con respecto a sus gobiernos la proporción es de uno (1) a (3).

Si esa situación de desconfianza no se revierte difícilmente el continente puede salir de sus problemas, generar inversión, construir políticas fiscales sustentables, materializar una sólida cultura ciudadana, mejorar la relación ciudadano-instituciones públicas y gobiernos, y crear un aparato productivo que sea motor del desarrollo humano y económico del país.  Las elecciones presidenciales y legislativas –entonces- abren un espacio para que Colombia busque opciones que le permitan generar confianza y potenciar sus capacidades: Ese es el dilema que confrontan sus políticos  de seguir  haciendo las cosas para mantener un Statu Quo o ser honestos y permitir a la población  construir un mejor presente y futuro, sin resentimientos ni violencia.  

@hdelgado10