Hugo Delgado: Un legado inminente

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Converso con un periodista sobre lo que representa Gustavo Petro en Colombia, su relativo favoritismo en las encuestas para las venideras elecciones presidenciales de mayo 2022 y el balance de gestión del actual  presidente Iván Duque, la cual descalifica totalmente a pesar de los indicadores avalados por los  organismos internacionales. Su crítica se centra –obviamente- en el ex presidente Álvaro Uribe (2002-2010), en las denuncias sobre sus vínculos con el paramilitarismo y el narcotráfico, no reconoce el cambio que mostró el país durante sus dos gobiernos y mucho menos sus avances.

A Petro le endosa un liderazgo casi mágico, lo impregna de honestidad y eficiencia en su gestión pública. Es lo que piensa y en lo que cree. Omite que en las últimas manifestaciones violentas callejeras no respetó la crisis sanitaria producto del Covid19, incitó a la destrucción de bienes públicos y privados, y envió al patíbulo a jóvenes y policías, con un lenguaje que reforzó la violencia histórica que caracteriza al país y muestra su incapacidad de proponer soluciones democráticas, dialogadas y constructivas.

El crítico periodista se le olvida que Petro es parte del sistema. Su pasado guerrillero lo involucra directamente con el terrorismo y el narcotráfico. Para quienes viven en el sur occidente de Colombia, saben que las Fuerzas Armadas Revolucionarias  (Farc) y el Ejército de Liberación Nacional (ELN), a pesar de las justificaciones académicas que los muestran como luchadores sociales, son  vulgares carteles de drogas, cuyas finanzas se nutren de la cocaína y marihuana. Ambos grupos y muestran el apoyo a su candidatura y obviamente eso implica amenazas y financiamiento. En las elecciones de 2018 ya hubo antecedentes, cuando denunció que le robaron su triunfo, pero lo interesante es que el mapa electoral mostró dónde estaban sus polos de poder: En las zonas controladas por los subversivos y sus negocios.

Ya los líderes de ambas agrupaciones guerrilleras califican la candidatura de Petro como “progresista”, un término acuñado por el Foro de Sao Pablo para identificar a sus candidatos. Ese apoyo ha sido público y como toda deducción lógica, la estrategia violenta urbana y rural de las Farc  y el ELN, especialmente la desatada en la frontera entre Colombia y Venezuela, busca tapar sus negocios aduciendo intereses geopolíticos en su lucha contra el capitalismo salvaje y el imperialismo norteamericano. 

Cuando  se habla de honestidad hay que ser honesto, o como dice el refrán, si tienes rabo de paja no te acerques al fuego. Hace un par de días, en la Operación Coral fue detenido en Medellín por la Interpol y la Policía de Colombia, a solicitud de la Corte del Distrito Sur de Nueva York, el hermano, Álvaro Córdoba Ruíz, por cargos de narcotráfico, de la aliada del chavismo y de Petro, Piedad Córdoba, íntima amiga del extraditado a  Estados Unidos y financista del régimen de Nicolás Maduro, Alex Saab, tal  como lo denunció en su reciente libro el director de investigación de la cadena de noticias Univisión, Gerardo Reyes.

Piedad salió al paso –como siempre- denunciando persecución política contra ella y su familia. Igual ocurrió cuando la acusaron de vínculos con Saab. Pero las fotos y otras evidencias –mostradas por Reyes- están ahí. Cosa que por lo visto tampoco importa a los colombianos que la apoyan. Lo cierto es  que su aliado Petro no es la excepción en los vicios de la política colombiana, y –además-  trata de distanciarse del extinto Hugo Chávez y su delfín Maduro, pero las denuncias recientes del jefe de la inteligencia chavista, Hugo “El Pollo” Carvajal, lo hunden porque lo vinculan con financiamientos directos desde Miraflores.

En recientes escándalos,  uno de sus grupos  de apoyo –el ELN-, aparece  involucrado con la alcaldesa del municipio zuliano Jesús María Semprún, Keynireth Fernández,   por cuanto esa región es controlada por los elenos desde hace varias décadas,  y desde allí salieron 10 toneladas de cocaína para el Caribe.

Pero estos actos de la izquierda no asombran a nadie. Es su constante en cualquier parte del mundo, especialmente en Latinoamérica. A 30 años de la intentona golpista contra el presidente Carlos Andrés Pérez, hay conclusiones adversas contra el chavismo, que se han reafirmado con el tiempo, cuando se evalúa el comportamiento de quienes apoyaron la destrucción de la institucionalidad democrática, en defensa de sus intereses políticos y económicos. Al final del cuento, su  legado evidencia que estos modelos basados en el resentimiento social, el discurso y la acción violenta, y el revisionismo histórico, no conducen a nada constructivo.

La violencia y destrucción del discurso de la izquierda, no remedia los problemas que avalan su acción. La democracia como modelo basado en la verdad, la razón y la justicia,  ha demostrado –con resultados concretos- que han impulsado el desarrollo de la civilización. Por esa razón, es dudoso que las ambiciones imperialistas de Vladimir Putin en Rusia, o de la China capitalista que  hipócritamente muestra una cara comunista, o  que los procesos soportados por la violencia callejera en Latinoamérica, generen desarrollo. Ese arraigo por un pensamiento fracasado es tan fuerte que el editor del diario venezolano El Nacional, Miguel Henrique Otero, perseguido político del chavismo asilado en España,  en su editorial del 4 de febrero de 2022 (La izquierda sublimada), hace una apología al izquierdismo basado en la teoría marxista “bien leída y bien practicada”, descalificando al chavismo y justificando a los líderes de la violencia callejera, Gabriel Boric (ahora presidente de Chile)  y a Gustavo Petro, queriendo mostrar la otra cara de una moneda que solo ha llenado de corrupción, autocracia y atraso al continente. Claro que el tiempo desnudó a los enemigos de la  democracia venezolana y a los aliados de Hugo Chávez, entre quienes estaba Otero y su delfín, Alfredo Peña (electo alcalde de Caracas por el movimiento V República y que murió en el exilio en Miami). Interés cuanto vales, dice un viejo refrán. Qué buscará ahora el editor? Total en el país de la dimensión desconocida, el fin hace los medios y solo el tiempo hablará de nuevo.

@hdelgado10