Alberto Barboza: El ego, la conciencia y la guerra

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En su libro “La Historia Oculta del Mundo” Paul H. Koch, investigador de temas humanísticos, historia, ciencias sociales y especialista en organización de sociedades, trata de una manera muy “exótica” algunos temas que van desde la prehistoria hasta el terrorismo internacional. Utilizo el término exótico ya que la información que brinda este autor en su obra contradice muchas de las versiones establecidas por la ciencia, para mencionar solamente un ejemplo: los años de presencia del hombre en la tierra, según este autor, data de mucho más tiempo que lo establecido oficialmente.

Uno de los tópicos que mas me llamo la atención, fue sobre las sociedades secretas que han estado presentes a lo largo de la historia, que no solo han tenido influencia en los acontecimientos, sino, que los planifican y controlan en función de sus intereses y no en los de la humanidad. Koch afirma que existen dos tipos de sociedades secretas, una con fines espirituales cuyo interés es conducir al ser humano hacia la evolución y trascendencia, mientras que la otra, se caracteriza por sus ansias de poder y riqueza material y trabaja en función del dominio del planeta esclavizándolo en torno a sus intereses.

Lo que entendí de ese planteamiento, no es que el primer tipo de sociedad sean las religiosas y el segundo los regímenes totalitarios, ya que muchos crímenes de lesa humanidad y genocidios han sido protagonizados por poderes religiosos y, para colmo, lo han hecho en el nombre de sus respectivos dioses. Sin lugar a dudas, quienes planifiquen y ejecuten ciertos procesos de guerras, sea quien sea, definitivamente están ubicados en el segundo tipo de sociedad que representan el más oscuro de los intereses. Escribo ciertos, porque hay guerras honorables, nadie puede estar en desacuerdo con acciones de fuerza para extinguir el crimen organizado, el tráfico de drogas, la trata de personas, o simplemente contrarrestar agresiones como las que está recibiendo Ucrania.

No recuerdo quien planteo que la humanidad es como un ser humano, que ha pasado por diferentes etapas de crecimiento y madurez, y así como el hombre transita de ser niño, luego adolescente y finalmente adulto donde generalmente predomina la conciencia sobre el ego. Asimismo, la humanidad, ha transitado por diferentes etapas, desde la barbarie en las cavernas hasta las de mayor civilización y cultura. Estoy convencido que el actual conflicto bélico, entre Rusia y Ucrania, se debe en buena medida, al predominio del ego sobre la conciencia. Cuan peligroso puede ser un líder con un alto nivel de arrogancia y soberbia. Por supuesto, quien se precie y exhiba estas cualidades, se debe a que en el fondo es todo lo contrario, son personas acomplejadas, con ciertas psicopatologías que usan el autoritarismo como escudo para esconder y proteger sus verdaderos miedos y debilidades. Es increíble, que a estas alturas de la civilización, en medio de la cuarta revolución industrial, exista la posibilidad de una tercera guerra mundial.

La agresión bélica de Rusia contra Ucrania, es un acto de barbarie propio de civilizaciones oscuras que ofenden a la humanidad del siglo XXI, no voy a tratar las motivaciones del personaje protagonista de esta vil acción, simplemente, porque no lo puedo nombrar. Solo espero que los resultados finales de este acontecimiento favorezcan el bien, con una calificación nefasta para el personaje y su régimen, además de un notable aislamiento internacional por parte del mundo libre, que redundara en algunos ajustes a nivel interno del país agresor.

Necesitamos líderes con un mayor nivel de conciencia y menor grado de ego, ya que un elevado nivel de conciencia, le provee al líder la integridad y honestidad necesarias para garantizar la calidad de sus acciones, la conciencia es el verdadero yo, es nuestro espíritu, nuestra alma que no está condicionada por el poder material, es inmune a las bajas pasiones, no le teme a desafío alguno, no se siente superior e inferior a algo o a alguien, es consciente que todos los seres humanos, somos parte del mismo yo, que tenemos potencialmente la misma alma y el mismo espíritu.

Todo liderazgo, sea de una organización pública, privada, con fines o sin fines de lucro, grande, mediana o pequeña, se enfrenta a una trilogía fascinante; la disciplina, la visión y la pasión, estos tres componentes determinan el éxito de cualquier líder y del cualquiera organización o Estado, cuando esta trilogía está gobernada por el EGO, no existe autoridad moral, el liderazgo no trasciende y las instituciones creadas por este no perduran, y desafortunadamente el mundo cambia en términos del mal. Pero cuando la disciplina, la visión y la pasión del líder, las rige y determina la CONCIENCIA, la autoridad moral hace que la autoridad formal surta efecto, el liderazgo perdura en el tiempo porque se hace inolvidable y las instituciones que fueron creadas por él transcienden cambiando al mundo para el bien.

Alberto Barboza

Coach Gerencial en liderazgo, planificación y productividad

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