Aislada la costa este de EEUU por vientos huracanados y tormentas de nieve

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La imaginación de los meteorólogos se pone a prueba constantemente. Bien sea para poner nombre a las distintos huracanes, ciclones, tifones… o para designar los nuevos fenómenos climáticos de gran magnitud que cada vez proliferan más a lo largo del planeta. Hablamos de bombas ciclónicas, ciclogénesis, bombogénesis… y hasta de megarrayos, presentes ya habitualmente en nuestras vidas y vocabularios. La naturaleza, por su condición destructiva natural o estimulada por el llamado cambio climático o la acción del ser humano, nos recuerda de forma periódica que siempre será incontrolable.

Estos días Estados Unidos, más concretamente su costa este, nos muestra un ejemplo de ello. Durante ya cuatro días muestra su ira materializada en una ola de nevadas cegadoras impulsadas por fuertes vientos del noreste de entre 80 y 120 kilómetros por hora y acompañada de gélidas temperaturas. Una de las tormentas invernales más severas de la historia ha provocado un caos incalculable en infraestructuras, transportes y sistemas de abastecimiento de energía. Setenta millones de personas se han visto golpeadas de distinta forma durante el fin de semana. Muchas han quedado aisladas en sus hogares al quedar cubiertas todas las carreteras y vías férreas, además de tener que ser cancelados casi 4.700 vuelos en distintos aeropuertos de la región de Nueva Inglaterra.


Los expertos atribuyen este desastre, afortunadamente con escasas víctimas mortales, a un ciclón bomba extremo que esta vez no se ha bautizado con un nombre humano, llamándolo simplemente ‘North’est’ al afectar a los Estados de Nueva York, Nueva Jersey, Carolina del Norte, Filadelfia, Massachusetts, Virginia, Maryland, Delaware, Maine y Rhode Island, entre otros, donde las autoridades decretaron el estado de emergencia para atender la dramática situación, que también llegó a inundar sus zonas costeras.

Refugiados en el metro de Nueva York
Grandes ciudades como Nueva York y Boston quedaron paralizadas por una rápida caída de la presión atmosférica que el sábado llegó a generar nevadas de hasta 70 centímetros de espesor que impedían el trabajo de esparcidoras de sal y quitanieves, y un corte en el suministro eléctrico que afectó a más de 120.000 hogares y a las líneas de metro. En la Gran Manzana sus estaciones subterráneas sirvieron de refugio a miles de personas sin hogar. Por contra, el frío no intimidó a Robert Burck, un artista callejero conocido como el ‘vaquero desnudo’. Vestido solo con ropa interior, sombrero y botas de vaquero, caminaba por el Times Square tocando su guitarra. «Atrinchérense durante veinticuatro horas en sus casas hasta que puedan volver a salir y reanudar algunas de sus actividades normales», aconsejó a la población el director interino de gestión de emergencias de Rhode Island, Tom Guthlein.

Las alertas de heladas alcanzaron hasta a la habitualmente cálida Florida, donde la Agencia Meteorológica Nacional advirtió incluso sobre el riesgo de caída de iguanas -un lagarto que puede pesar hasta nueve kilos- de los árboles debido a que se quedan congeladas temporalmente. «No están muertas y no las tiren a la basura», avisaban las autoridades.

Terribles jornadas que han arrojado datos sin precedentes en los distintos organismos meteorológicos, que incluso han llegado a detectar un megarrayo que ha cubierto una distancia horizontal de unos 768 kilómetros, equivalente al territorio que Londres de ciudad alemana de Hamburgo.

Anje Rivera