Un milagro cumplió el anhelo de la beatificación de José Gregorio Hernández

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Pasaron décadas hasta que se cumplió el anhelo de millones de católicos venezolanos, que este viernes presenciaron la beatificación del llamado «médico de los pobres”, José Gregorio Hernández (1864-1919), en un acto con acceso limitado debido a la pandemia del coronavirus, que golpea con dureza al país sudamericano. La ceremonia no pudo realizarse, por ello, en un estadio, como era la intención inicial.

En cambio, la declaración como beato se oficializó en una celebración con 150 invitados en la iglesia del colegio La Salle y fue encabezada por el nuncio apostólico de Venezuela, Aldo Giordano. En esa ceremonia, a la que asistieron otras autoridades eclesiásticas, se leyó un documento aprobado por el papa Francisco, quien respondió así a una solicitud elevada por el cardenal venezolano Baltazar Porras.

«Con nuestra autoridad apostólica concedemos que el venerable siervo de Dios José Gregorio Hernández Cisneros, fiel laico, experto en la ciencia y excelente en la fe, que reconociendo en los enfermos el rostro sufriente del Señor como el Buen Samaritano, los socorrió con caridad evangélica curando sus heridas del cuerpo y del espíritu, de ahora en adelante sea llamado beato», indicó Giordano, cuyas palabras fueron aplaudidas por los asistentes al grito de «¡Viva José Gregorio! ¡José Gregorio es nuestro!».

Papa avaló un milagro

La beatificación se llevó a cabo después de que el papa Francisco reconociera el supuesto milagro concedido a la niña Yaxury Solórzano Ortega, una pequeña de 10 años que en marzo de 2017 recibió un disparo en la cabeza durante un asalto mientras se encontraba con su padre y a quien los médicos que la atendieron habían desahuciado. La madre de la menor rezó a José Gregorio para su cura, razón por la que, según la versión de sus familiares, y que fue avalada por el papa, se salvó.

En Venezuela esperan que próximamente Hernández sea canonizado, para lo cual se debe aportar un segundo milagro. Las campanas de la iglesia del barrio popular de La Candelaria -donde sus restos del ahora beato reposaron hasta octubre de 2020, cuando fue exhumado para el proceso de beatificación- sonaron tras la declaración con unos 300 fieles congregados a las afueras.

Miles claman haber sido salvados por el médico milagroso a lo largo de décadas, pero no fue hasta junio de 2020 cuando el papa Francisco firmó el decreto de beatificación tras «aprobar» el caso de Solórzano, quien asistió a la ceremonia junto a su familia.

DW