Jesús Sánchez Meleán: Carta a San Nicolás

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Querido y apreciado San Nicolás, tengo varios motivos para escribirte. Yo estoy ya grandecito y por lo tanto no te escribo para pedirte nada. Ya ni me acuerdo cuando descubrí que no eras tú quien me traía los regalos en Navidad. A mí no me causó ningún trauma el saber eso. El saberlo, más bien, me hizo apreciar mucho más el buen tino que tenían mis padres al regalarme en navidad todo aquello que yo me antojaba.

La primera razón para escribirte a ti es el desahogarme. Fíjate, como tú ya debes saber, yo soy aficionado a escribir en twitter. Hay días que escribo hasta dos docenas de mensaje. En esos mensajes adelanto mis causas. Ahora me he enfocado en conseguir a un representante y a un senador para que el 6 de enero lleguen al congreso a disputar los votos electorales de Pensilvania, Georgia, Michigan y Wisconsin.

Casi había convencido a Rand Paul, Senador por Kentucky. Pero, creo que no está muy animado. Por ese motivo estoy cortejando a dos congresistas por Alabama. El primero es Mo Brooks, representante por el distrito 5 de ese estado sureño. El otro que creo puede estar dispuesto a apoyarme es el nuevo senador por Alabama, Tommy Tuberville. Él tiene el arrojo que yo necesito. Es nuevo y necesita hacer mucho ruido.

Vuelvo al punto, Santa. En mis mensajes en twitter también critico a aquellos políticos y no políticos que no me simpatizan. Escribo lo primero que se me ocurra, pero a twitter no le gusta eso. En los últimos tres días escribí 35 twists y 15 de ellos fueron objetados por esa red social. Le pusieron una coletilla que dice “ese argumento sobre el fraude electoral puede ser cuestionado”. Eso es un acto grosero contra mí.

Carta a San Nicolás

Yo tengo 25 millones de seguidores más que Selena Gómez. Estoy casi a punto de alcanzar a Rihana; me faltan unos 12 milloncitos para igualarla. Me comparo que estas dos estrellas porque tienen mi misma condición. Nosotros tres somos ídolos de multitudes. Me pueden decir que Obama tiene más seguidores en twitter que yo. Sí tiene 20 millones más. Pero, como él es demócrata, seguramente todos esos seguidores son fraudulentos.

Creo que ya entendiste el punto. Voy a mí segunda motivación para escribirte. Me quiero distraer. Con esto del covid-19 aquí ya no me visita nadie. Los pasillos de esta residencia de color blanco en su exterior están vacíos. Todo el mundo trabaja a distancia, desde la casa. Ni asistentes personales tengo. Se han contagiado con el bendito virus 35 personas que estaban cerca de mí. Y algunos otros son unos malagradecidos.

Ese es el caso de Chris Christie. Vino para todas las fiestecitas que hemos hecho aquí. Entró y salió sin usar máscara porque ni se nos ocurrió pedirle que la usara. Se tomó el güisqui que le dimos aquí. Se comió todo lo que le pasó por el frente. Ahora sale a decir que se arrepiente de haber venido a los ágapes en el jardín de las rosas. Y de paso dejó colar que él no se ponía máscara para ser solidario conmigo. ¡Qué de valor tiene!

Imagínate el hastío que tengo. Hasta me he quedado sin Fox News. Uno de esos cronistas de mi presidencia llegó a afirmar que yo pasaba hasta 18 horas de mi día laboral viendo a Fox News. Yo no llevaba la cuenta. Ahora tengo varios meses sin Fox News que llegó a ser uno de mis grandes amores. Lo mandé a borrar de mi televisor y mil celular. Para mí está enterrado. Trabajo para crearles un competidor.

Lo que sí te debo aclarar es que no me voy a distraer escribiéndole a nadie más. Eso lo digo porque muchos me han dicho que debo dejarla una carta, en el escritorio al Uncle Joe el 20 de enero. Mitchell McConnell me lo recomendó para que ese gesto entrara en los libros de texto de historia. Pero yo a McConnell le perdí el respeto. Ese senador es un pusilánime. Me traicionó al reconocer anticipadamente el fraudulento triunfo del Uncle Joe. Eso no es justo.

Gracias por escucharme, Santa.