Salarios pulverizados, inflación galáctica, informalidad desbordada, moneda destruida, sanciones petroleras, ilegitimidad política, el régimen presume de una economía difícil de entender y explicar, pero que se hunde.
La crisis económica en Venezuela ha alcanzado niveles alarmantes, con una serie de factores que contribuyen a la situación crítica. La hiperinflación, la devaluación del bolívar, la caída de la producción petrolera y el impacto de las sanciones internacionales, especialmente la cancelación de licencias a Chevron, han generado un panorama incierto para la economía nacional.
El debilitamiento de las fuentes de divisas, junto con la escasez de dólares, crea un círculo vicioso que afecta tanto al régimen de Nicolás Maduro como a la población, cuyas condiciones de vida empeoran cada vez más. A medida que la economía se contrae y la crisis política persiste, las perspectivas de estabilidad son mínimas.
A medida que Venezuela se acerca al cierre de 2025, la nación enfrenta una encrucijada económica crítica. La combinación de sanciones internacionales, la caída de la producción petrolera, la devaluación del bolívar y la escasez de divisas han generado un panorama incierto. En este contexto, diversos analistas han delineado tres posibles escenarios para el futuro inmediato del país.
La ilegitimidad política de Maduro es un factor crucial en todos los escenarios. A medida que la crisis económica se agrava, la capacidad del régimen para mantenerse en el poder depende de su capacidad para controlar la represión, gestionar la escasez de recursos y manejar el descontento popular. Sin embargo, a nivel internacional, la falta de reconocimiento y la presión externa seguirán siendo una amenaza constante.
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