Esta semana el régimen de Maduro se acercó de manera virtual a la administración de la Casa Blanca, en una medida considerada desesperada pero nada clara luego del simulacro del pasado domingo.
Para nadie es un secreto que moral, comunicacional, política y financieramente esa visión de país impuesto desde hace 25 años perdió terreno y ha sido derrotada en la calle. Solo queda la certeza de que las 10 figuras que integran la máxima cúpula en el poder no están dispuestas a entregar.
Según Miraflores la reunión con EEUU concluyó en un acuerdo por “trabajar de forma conjunta para ganar confianza y mejorar las relaciones entre ambos entes y mantener las comunicaciones de manera respetuosa y constructiva con ellos, los secuestradores del país”.
Desde el 2022 las conversaciones de EEUU y Venezuela han sido intermitentes y decepcionantes ante la cantidad de engaños e incumplimientos por parte del gobierno venezolano a permitir unas elecciones claras y limpias. En cada uno de los pactos, Noruega, Qatar, México, Barbados, la cúpula ha logrado alcanzar acuerdos a su favor como el levantamiento parcial de las sanciones, la liberación de los narcosobrinos de la familia presidencial, o de su testaferro particular para el lavado de dinero, Álex Saab, y la respuesta de vuelta ha sido la misma: Una patada a la mesa con el posterior encarcelamiento de líderes opositores bajo narrativa falsa de traición a la patria y magnicidio y nuevas medidas de sometimiento al pueblo venezolano.
Ante el último silencio de la Casa Blanca sobre los puntos esgrimidos por ambas partes el pasado martes, el principal tergiversador y manipulador de la información en Venezuela, Diosdado Cabello, dijo al siguiente día, que la reunión se realizó exclusivamente para darle un espaldarazo al virtual ganador, uno que la cúpula considera ya escogido más allá de los votos, a sabiendas que se encuentra derrotado en todas las encuestas, y que la posibilidad de “voltear” los resultados luce cada vez más cuesta arriba tras el rechazo inédito tanto en la oposición como en el chavismo.
«¿Por qué los gringos se van a reunir con el que va a entregar? Los gringos están hablando con el que se queda con el ganador. Ellos se dan ánimo, dicen que ya está listo. Señores, subestimaron a Nicolás y están pagando caro ese error. En política se aprende o se paga», fue la lógica utilizada por uno de los chavistas más desesperados ante una eventual transición en Venezuela por la cantidad de cuentas económicas y políticas a pagar sobre corrupción, violación de derechos humanos, delitos de lesa humanidad, expropiaciones, destrucción de la economía del país, narcotráfico, lavado, incontables crímenes desde el poder y por su cínico desprecio ante los venezolanos y los compromisos internacionales.
Lo que no dice Cabello es que el puente de plata que pide Maduro a EEUU sobre sanciones, dineros congelados en el extranjero, protección y la eliminación de la recompensa por millones de dólares por sus cabeza por delitos narcoterrorismo, corrupción y lavado de dinero, lo deja por fuera de cualquier negociación.
Maduro pide pero no está dispuesto a entregar
A pesar del fenómeno de masas que representa María Corina Machado hay puntos de distorsión en el recién sacado conejo de la chistera que demuestran que algo huele mal en Dinamarca, porque quienes han violado sistemáticamente el proceso, las elecciones libres y las garantías democráticas ha sido el régimen de Maduro.
“¿Por qué ahora este interés repentino de restablecer las conversaciones? No lo sé y no quiero especular. Cada quien tiene sus interpretaciones, lo importante es lo que salga de ello”, fue lo que dijo María Corina ante una situación en la que nadie le consultó.
Numerosos periodistas y analistas tanto de EEUU y Europa han estado escribiendo sobre el alto nivel de incertidumbre que rodean las próximas elecciones en Venezuela el próximo 28 de julio.
Christopher Sabatini de Chatham House ha enfatizado los dilemas que enfrentan Estados Unidos y la UE al responder a la situación política de Venezuela, destacando que las medidas represivas tomadas por Maduro demuestran que no está dispuesto a entregar.
El periodista español Emil J. Blasco señala que el régimen de Maduro ha estado reprimiendo cada vez más a figuras de la oposición, lo que refleja preocupaciones sobre la legitimidad del proceso electoral. “Sin embargo, el sentimiento de oposición sigue siendo fuerte y Machado y Edmundo González siguen teniendo un apoyo sustancial entre el electorado”.
El reconocido analista y director de Inter América Trends con sede en Washington, Antonio de la Cruz, refiere que un Maduro completamente acorralado y sin una opción de fuerza que le permita mantener sus beneficios y garantías, recurre inesperadamente a su enemigo público más notorio, Estados Unidos, gritando un apoyo para obtener garantías y salvarse junto a su cúpula, de la justicia estadounidense que lo acusa de varios delitos entre ellos narcotráfico. “La ironía es evidente”, escribe de la Cruz.
“Este movimiento estratégico indica que el jefe del PSUV es consciente de su precaria situación. En lugar de enfrentar una segura derrota electoral, que podría resultar en un posible encarcelamiento, está buscando una salida que les permita seguridad personal y el desbloqueo de sus bienes”, acota el analista venezolano.
Escenarios de Maduro
Si Maduro es derrotado en las urnas como sugieren las encuestas, podría aceptar la derrota y negociar un traspaso de poder con protecciones. Si intenta robarse, expropiar o invalidar los resultados, lo que la mayoría de los observadores esperan que suceda, podría colocarlos en medio de un conflicto de derramamiento de sangre sin precedentes del que aún nadie ha escrito ni imaginado, incluido EEUU, que preferiría negociar una difícil transición a enfrentar una nefasta estructura política devenida en forajida solo por mantenerse en el poder.
Marcos Feierstein, asesor senior del programa para LATAM del Instituto para la paz de los EEUU, escribe que “bajo esas circunstancias, sería muy arriesgado para Maduro intentar mantenerse en el poder”, y se pregunta si Las Fuerzas Armadas venezolanas, aunque sean una institución politizada que sostiene el régimen, cumplirían órdenes de reprimir violentamente a los manifestantes de un presidente que acaba de ser rechazado rotundamente por la población.
“¿Querrían los aliados del partido de Maduro, que buscan preservar un futuro político para sí mismos, someterse a sanciones internacionales y a la ira de la población venezolana por el bien de un líder odiado? La situación podría hacer que los comandantes militares, el personal de base y las élites políticas se lo piensen dos veces”.
A Maduro le convendría entender las consecuencias a la hora de jugar sus cartas.
@damasojimenez