“La buena educación es precisamente la fuente de la que emanan todos los bienes de este mundo” Immanuel Kant.
Es necesario que estemos conscientes que una vez que deslastremos al país del chavismo-madurismo que nos oprime y empuja en dirección contraria al desarrollo económico y social y hacia la modernidad, las tareas que tenemos que acometer son gigantescas y urgentes. Se va a requerir nuestro mayor esfuerzo y dedicación para transformar ese pueblo masa que tenemos en ciudadanos formados como tales. La diferencia es esencial, no debemos seguir actuando como masa susceptible a los encantos mesiánicos, a la mentira compulsiva, a la hipocresía carismática y al filibusterismo político. No podemos, ni debemos seguir permitiendo que las nulidades engreídas sean las que dirijan nuestra nación, cuna de héroes, de hombres probos y mujeres aguerridas.
Si observamos con detenimiento el bodrio ideológico que anima al régimen, podemos distinguir los rasgos característicos del fascismo que inspiraba a Mussolini, el cual surgió como un movimiento oportunista y circunstancial cuya doctrina fué concebida y modelada desde el poder, con toda su fuerza, odio y resentimiento, para arremeter contra todo lo que se les opusiera.
Su vocación imperial, cual Bizancio, es querer perpetuarse en el poder y formar una especie de Unión de Repúblicas Socialistas Latinoamericanas (URSL) en un calco anacrónico increíble de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), para someterlas a su dependencia económica y política. Recordemos la frase de Chávez en uno de sus tantos discursos dirigidos a los pueblos de Venezuela, Cuba y Ecuador haciendo un llamado para que “construyamos en esta tierra del Caribe y de Suramérica la reina de las naciones y la madre de las Repúblicas”. Egolatrismo simple y puro. Aunque sus fanáticos siguen exhibiendo su fanfarronería, megalomanía y mitomanía, mientras nuestra nación se hunde debido al desbarajuste económico y la degradación en el ejercicio de la política.
Hitler en su tiempo, con su abrumadora mayoría parlamentaria, introdujo fácilmente una reforma constitucional que le otorgaba al Poder Ejecutivo la facultad de dictar leyes, con lo cual mandó la constitución al carajo. Inoculó en los glóbulos de la sangre alemana el odio en contra de los judíos. La superioridad y predestinación de los arios la propagó con un formidable ministerio de propaganda. Cosas similares ha hecho el régimen venezolano, afortunadamente, el vértigo de poder perdió a los nazistas sin dejar rastros de ellos, lo cual aspiramos que eso mismo suceda aquí, a pesar del robo descomunal de sus recursos y el ultraje permanente a la Nación que la tienen en bancarrota.
No es eso lo que queremos los venezolanos. A este régimen lo caracteriza lo peor del comunismo, del fascismo y también del nazismo. Su visión socialista no es más que la justificación para arrebatarnos la propiedad privada y repartirla entre los servidores del régimen donde juegan un papel importante los militares, sobre todo el sector que Chávez logró malear.
Tenemos por delante la gran y urgente tarea de formar ciudadanos, educarlos para reconstruir una democracia plena de libertades. Una democracia nueva y distinta sustentada en principios y valores y con ciudadanos conscientes de ejercer sus responsabilidades y defender sus derechos. Para ello vamos a requerir líderes transformadores que a sus seguidores los conviertan en agentes de cambio.
Debemos tener claridad en la urgente necesidad del cambio de régimen hasta su total anulación, lo cual tampoco significa una vuelta al pasado con sus errores y extravíos, con sus distorsiones y distracciones. Estar conscientes que debe haber un cambio de paradigma y cuando esto ocurre, todo vuelve a cero por lo que tenemos que ser muy creativos para parir nuevas ideas.
Según los estudiosos de las doctrinas político-económicas, a éstas las caracterizan tres elementos esenciales: 1) análisis crítico del pasado y del presente. Ya lo he escrito antes, sobre esta materia existen muchas coincidencias en el país; 2) programa para un futuro ideal, los cuales abundan, y, 3) el método o plan de acción mediante el cual se hará la transición hacia ese futuro ideal. Sólo falta el coraje para salir del régimen oprobioso que nos oprime ya que contamos con todos los elementos necesarios que aseguren un futuro promisorio.
Neuro J. Villalobos Rincón
[email protected]