Hugo Delgado: El túnel sin luz

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A la memoria de Maria Elena Salazar  y Manuel “El Chino” Chao, dos venezolanos ejemplares.

El 23 de octubre de 2023, una luz de esperanza cubrió el territorio venezolano, al conocerse los resultados en las elecciones internas de la oposición, gana la favorita de todas las encuestas, María Corina Machado (MCM). Había llegado su turno, luego de los tropiezos de varios líderes que fracasaron en su intento de sacar del poder a Hugo Chávez y Nicolás Maduro, ahora ella tomaba la posta.

Una tarea difícil de lograr en un país “enterrador de líderes” cuando el objetivo no se logra. Con MCM las condiciones parecían ser diferentes, porque el grado de deterioro del país y sus  angustias son mayores, y lo peor de su dirigencia política, especialmente la opositora, salió a relucir, mostrando una faceta terrible: Muchos viven de la situación de Venezuela y no están muy interesados en cambiar las cosas.

Poco importa la destrucción de los valores y principios democráticos, de la familia y de las instituciones, tampoco interesa el éxodo de personas que parece no tener fin y ya se acerca a los 8 millones de personas que huyen a cualquier parte del globo terráqueo.

La situación se complica y el chavismo demuestra que es una maquinaria engranada entre La Habana y Caracas, con las influencias de Moscú y Pekín.  Más en un mundo con dos conflictos claves, como lo son el ruso-ucraniano y el israelí-Hamás/Hezbollah, más el latente conflicto chino-taiwanes. En ese contexto, Venezuela importa por su reserva estratégica petrolera y cercanía de Estados Unidos de América (EUA).

Venezuela perdió totalmente su espíritu soberano que lo caracterizó en su primeros 40 años de democracia, ahora sus decisiones se toman en La Habana, y Chávez y Maduro sirvieron de marionetas.  Mientras, EUA mira para todos lados porque sus fronteras duras y blandas son muy amplias, y han dejado el problema venezolano en un segundo plano.

MCM llenó de entusiasmo a un país desesperanzado, cuya generación de relevo la perdió con la salida de sus jóvenes, la mayoría profesionales, de los expertos petroleros, de sus investigadores, académicos y representantes culturales. Una Venezuela que invirtió  grandes cantidades en una preparación de un recurso humano que ahora produce en otros rincones del planeta.

Esa pérdida humana no importa a una nomenclatura mediocre y corrupta, porque el talento y la crítica son sus enemigos número uno. Ya lo reflejaba  en una de sus tantas reflexiones el talentoso humorista, Laureano Márquez, cuando citaba la anécdota del general Carlos Soublette (1789-1870) ante la crítica de un actor de teatro que se burlaba de él, luego de ver el contenido de la obra, Soublette dijo: “Lo grave no es que el pueblo se ría del presidente, lo grave es que el presidente se ría del pueblo”. Márquez extrapolaba su cita a la Venezuela de la  nomenclatura chavista, empecinada en atornillarse eternamente al poder, empeñada en poner preso a quien se atreva a contradecir y criticar sus intereses y destruir sus emblemáticas universidades.

Ese sueño de los venezolanos empeñados en la salida democrática, se desvaneció rápidamente. No previeron la estrategia cubano-venezolana de “poner piedras en el camino para entorpecer el andar de MCM”, para colocar “el payaso del circo”, que le hiciera el espectáculo perfecto para lograr la legitimidad del cuestionado Nicolás Maduro.  Una vieja estrategia planteada por el pensador chino, Sun Tzu.

En la  oposición hay quienes creen en la condena de quienes cometieron delitos de lesa humanidad y saquearon los dineros públicos, que paguen por sus pecados; pero también están quienes consideran que es necesario sacar al chavismo garantizando impunidad, conformando un “gobierno de transición” enlodado con los vicios del sistema. Un poco en la idea gatopardista de cambiar dejando las cosas iguales. 

Con las piedras colocadas en el camino, el chavismo logró con su aparato judicial ilegítimo neutralizar a MCM y sacó su carta del candidato palabreado: Manuel Rosales. No era novedad que ocurriera, ya a principios de 2023 la decisión estaba tomada. Ahora la maquinaria propagandística de Acción Democrática y Un Nuevo Tiempo, utilizando a mercenarios mediocres de la comunicación social, están dispersando el discurso que “la intransigencia de MCM va a perjudicar la noble cruzada del ungido por Nicolás Maduro y su nomenclatura; meten miedo diciendo que si “la oposición pierde”  la responsable del fracaso es Machado !!!

Claro está que la victoria de Machado no le garantizaba su llegada a las elecciones de julio, porque Maduro y sus cubanos no le iban a “entregar el revolver para que lo matara”. El chavismo sabe que no puede ceder el poder, porque sus crímenes y  la corrupción serían castigados.  Si ganara Rosales tendría que garantizar impunidad; si pierde le haría un favor a Maduro porque le daría un toque de legitimidad, a pesar de todos los atropellos cometidos (detenciones, inhabilitaciones,  corrupción, asesinatos, bloqueos de candidatura).

Ahora la luz que se observaba al final del túnel se desdibujó. De los Acuerdos de Barbados, lo poco que se ha visto ha favorecido al régimen, también es lógico pensar que si hay algún compromiso de ceder el poder hay que mostrar que los chavistas no se van a entregar fácil y venderán la imagen de lucha, hasta el final,  por los ideales del fracasado teniente coronel, Hugo Chávez.

De los acuerdos solo se conoce la liberación de los narcosobrinos y del corrupto Alex Saab; la reducción de las sanciones económicas, la liberación de los ciudadanos norteamericanos y la extensión de la licencia de operaciones de Chevron. Pero nada se ha dicho de la estructura narco terrorista que domina a Venezuela: La presencia de terroristas del medio oriente, de las guerrillas colombianas, de los carteles mexicanos, de los chinos y los rusos, de la explotación ilegal del Arco Minero, la corrupción generalizada del poder judicial, etc.

Mientras tanto, el régimen se ríe de los venezolanos, que angustiados siguen huyendo, continúan las detenciones arbitrarias,  la complicidad internacional es evidente y el régimen controla el poder luego de 25 años, imponiendo su agenda.

@hdelgado10