Ender Arenas: La filosofía está de fiesta: La reunión de los dos filósofos más importantes de la Venezuela actual.

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Esta semana se llevó a cabo la reunión que todo el país esperaba: La reunión entre Nicolas Maduro y Manuel Rosales, ambos representantes del movimiento filosófico contemporáneo venezolano.

Mas que contradicciones, el pensamiento de ambos filósofos, prestados de esta a la política, en mala hora, presentan coincidencias temáticas extraordinarias, aunque no coincidentes en su tratamiento y llegan a desarrollar temas y asuntos que dan cuenta de la diferente formación de la que han sido objeto pero que están conectados a ideas que forman parte del pensamiento universal.

 Voy a decirlo de entrada: su pasantía por la política le ha privado a la filosofía venezolana de las reflexiones profundas de estos pensadores a los que la patria les debe las más inquietantes ideas del pensamiento filosófico actual venezolano.

Veamos solo algunos temas coincidentes, aunque de distinto tratamiento: la muerte. Aquí se observa, por parte de Rosales, un manejo extraordinario del pensamiento filosófico griego, de Platón, Sócrates, Aristóteles, etc.: Cuando Rosales señala que “ si me matan y me muero” significa que la muerte no es de ninguna manera mala y esto es lo interesante en el pensamiento filosófico Rosalista, y donde hay una abierta superación del pensamiento socrático, pues, al gobernador del zulia no le asusta que con la separación del alma del cuerpo deje de sentir los placeres terrenales. Esa es la fuerza del: “…y me muero” en la que deja abierta la posibilidad de una posible vida después de su existencia terrenal, pero mas feliz, pues tal frase esta dicha en un presente (indicativo) eterno, distinto hubiese sido si dijera: “Yo morí” (pretérito perfecto simple).

El tema de la muerte en Maduro es un tanto distinta, pues, mientras que en Rosales el “me muero” indica acción, es decir, “el que fue” siguen siendo “el que es”.

En el pensamiento de Maduro como se puede ver en la frase: “Mucha coincidencia que maten a alguien y al día siguiente este muerto” se señala la calidad de quietud eterna que tiene el que antes estaba vivo, es decir “el que era” y ahora es “el que fue” esta convertido, por supuesto, en un ser inerte, dicho en el lenguaje vulgar, en una especie de embutido.

La búsqueda del absoluto. Como puede observarse, la búsqueda permanente del absoluto y de lo que no se les ha perdido es una constante en ambos filósofos. Así, nos acercamos a una de las frases mas profundas, en ese sentido de búsqueda, en ambos; en Rosales, mencionaremos: “No hay que pedirles peras al horno” y en Maduro “ se descubrió una aguja en un panal”, ambas ideas son realmente revolucionarias, pues rompen con lo establecido y le da un giro creativo a refranes populares y del “sentido común”, elevándolo a una concepción gramsciana “del buen sentido”, pues, cuando la gente tome conciencia que las peras no se dan en los hornos y las abejas no tienen la posibilidad de esconder agujas en su panal, la gente tomará conciencia de que el mundo es muy distinto a lo que se cree que es y de esta manera se abrirán las posibilidades de una vida mejor.

Pensamiento Matemático en Rosales. Es bueno señalar la reflexión en el campo de las matemáticas desarrolladas por Rosales, aquí tenemos su pensamiento político-matemático más vivo que lo conecta orgánicamente con Pascal: “ Él ( se refiere a Chávez) fue reelecto para un periodo de seis años (6), ya lleva nueve (9) en el poder, le quedan cinco años (5) para trece (13) y dice que no lee suficiente”. Mas claro imposible.

La cuestión de la identidad en Maduro. Por el lado de Maduro se observa la angustia existencial que le produce la profunda crisis de identidad que puede estar viviendo. De verdad profundamente desgarrador, así lo dice él: “A veces me doy cuenta que soy yo mismo cuando me miro en el espejo”. Esta sensación de desamparo identitario se expresa cuando toca el problema de su orientación sexual y así lo señala: “ Si yo fuera homosexual lo asumiría a los cuatro vientos” que se inserta dentro del pensamiento de Zymunt Bauman de “la modernidad líquida” donde se pone el acento en la fragilidad y fugacidad identitaria y que en el filósofo Maduro se expresa nítida y vivamente en su pensamiento.

Obviamente aquí no se queda la producción filosóficamente de estos dos pensadores. Como suele suceder en todo pensamiento complejo hay muchos detalles ricos en ambos, pero ya me sobrepasé en el espacio y solo me queda recomendarles las dos obras mas importantes de estos pensadores venezolanos: Rosales, Manuel: Compendio filosófico de un pensador en tránsito (¿en tránsito de que?)”. Tomo único. Editorial Tiempos Nuevos y Maduro, Nicolás: “Soy hijo de Chávez, pero no soy Chávez (ser y no ser, esa es la cuestión)”. Tomo I. Editorial: La Rana roja.

Soc. Ender Arenas Barrios / @enderarenas