Neuro Villalobos: Los zapatos de Maduro

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“Aquel devoto que años más tarde asumiría la presidencia, que llevó la oscuridad donde había luz, estaba destinado a llevar a su país a la confrontación.” David Placer

El aberrante ejercicio de la política se nos presenta a diario con ejemplos malsanos que van desde los pies a la cabeza. Esto es así literalmente hablando, si tomamos en cuenta la oferta de Nicolás Maduro a los docentes venezolanos de unos zapatos supuestamente a un precio de nueve bolívares y el canje de prisioneros de dos delincuentes venezolanos, convictos y confesos por narcotráfico, por siete ciudadanos norteamericanos con historias montadas con un guión de conspiración en contra del régimen dictatorial que saquea y oprime nuestra nación.

Los lustrosos zapatos de nueve bolívares ofrecidos a los dignos profesionales educadores venezolanos no sólo son una muestra de la evidente miseria a la que se ha arrastrado al gremio y al país entero, sino además, una burla indignante en contra del magisterio a todos sus niveles y categorías. La denigrante oferta del monigote con bigotes aposentado en el Palacio de Miraflores, nos hizo recordar aquella canción popular que muchos de nosotros oímos, que decía: “los zapatos de Manacho son de cartón, de cartón”. Supongo que los de Maduro también lo son.

El irrespeto es un claro mal ejemplo de la política ejercida sin principios y eso lo debe saber el devoto de Sai Baba, éste una vez expresó que “la política sin principios es como la educación sin carácter, no sólo es completamente desechable, sino potencialmente peligrosa.”

La otra situación, que podemos tomar como mal ejemplo, le hace un grave daño a la democracia. En qué cabeza cabe o cuál razón puede esgrimirse para plantearse el intercambio de dos delincuentes narcotraficantes juzgados y condenados a 18 años de prisión equivalen a siete ciudadanos víctimas de los montajes a los que nos tiene acostumbrados el régimen entronizado en el país.

En todo caso, Venezuela no fue beneficiada con esa operación, Cilia y Nicolás, sí. Tampoco lo fue USA, cuyos ciudadanos ahora están expuestos a andar por el mundo rogándole a Dios que los zares de la droga y narcotraficantes de baja calaña no los secuestren para después apelar al maldito precedente y lograr la libertad de angelitos como el Chapo Guzmán y Alex Saab.

La democracia es el ejercicio pleno y correcto de la política. Ella, filosóficamente hablando, tiene entre sus principios fundamentales el respeto y la tolerancia y no tengamos la menor duda que esos dos malos ejemplos señalados son, además de indignos, irrespetuosos e intolerables a la condición humana.

Ya lo expresé antes en alguno de mis artículos, la democracia tiene necesariamente unos contenidos de valores irrenunciables, como lo son el respeto a la existencia de cada individuo, a vivir su vida con dignidad, a ser de acuerdo a sus valores éticos y morales. Una democracia moderna debe sustentarse sobre una base única, -el sistema jurídico que la rige- y sobre ella numerosas realidades plurales.

La política entendida en su justa dimensión requiere una precisión entre el rol del Estado y el papel de los individuos. En ese sentido Spinoza señala claramente que:” De los fundamentos del Estado se deduce evidentemente que su fin último no es dominar a los hombres ni acallarlos por el miedo o sujetarlos al derecho de otro, sino por el contrario liberar del miedo a cada uno para que, en tanto sea posible viva con seguridad, esto es, para que conserve el derecho natural que tiene a la existencia, sin daño propio o ajeno.”

Es el valor libertario de la política conjuntamente con el valor de la justicia lo que debemos rescatar de ella. La sociedad reclama que esa dama no se descorra un lado de la venda y que su espada no corte más de un lado que de otro, como ocurre hoy en día comúnmente en el derecho internacional y mucho más en el nacional.

Neuro J. Villalobos Rincón
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