En un artículo pasado mencione unas sabias y chistosas palabras de Winston Churchill, cuando dijo: “Quien a los veinte años no es socialista es un estúpido, pero si a los cuarenta sigue siendo socialista es un estúpido”. Se refería este gran estadista, que en la juventud es lógica una gran dosis de romanticismo, en la creencia que la doctrina socialista o comunista en su pregón a favor de la igualdad y justicia es sumamente atractiva. Puedo asegurar que yo no fui un estúpido a los veinte años, ya que creía en el socialismo, seguramente debido a mi estancia por la universidad donde entre en contacto con esas ideas, y entusiasmado al leer, desde las obras de Karl Marx sobre “El Capital”, las “Cinco Tesis Filosóficas” de Mao Tse-tung, hasta “Las Venas Abiertas de América Latina” de Eduardo Galeano, pasando por el “Diario de Bolivia” y demás trabajos de Ernesto “Che” Guevara. Bueno todo un arsenal para no ser un estúpido a los veinte años, pero desgraciadamente, me toco ser un perfecto estúpido a los cuarenta, ya que todavía seguía creyendo en esos postulados, hasta que un buen y bendito día conocí en carne propia o como canto Raphael “En carne viva” el “Socialismo del siglo XXI”. ¡Válgame Dios!
Quizás de lo que si me podría alegrar, es de la facultad de amar y dejar de amar cuando el amor es un error, así sea demasiado tarde. Es aquí, donde invito a la reflexión, conozco gente buena, honorable, seres humanos excepcionales que todavía creen en el “Socialismo del siglo XXI” y por ende siguen apoyando al gobierno, pero estoy persuadido que esa posición se debe a un orgullo subterráneo y un temor que no les permite aceptar la realidad. Ese momento donde el ser humano comprende, acepta un hecho doloroso y toma una decisión que cambia la calidad de sus pensamientos y emociones, es un acto, no solo de inteligencia, sino de humildad.
Desde niño he tenido la costumbre de enamórame platónicamente de algunas personalidades, básicamente actrices y cantantes. Claro, en el fondo es una profunda admiración por la calidad del arte ofrecido. En la política, estudie mucho al “Che” Guevara, fue mi ídolo, lo seguí sobremanera, este personaje significaba mucho para mí, y llego a ocupar el mismo sitial que ocupa en mi corazón Elvis Presley, a quien considero lo máximo en la música. Pero llego la proliferación de la información, desde todo nivel, grado, ángulo, perspectiva y hasta cierto punto descontrolada, producto del internet, redes sociales, youtube, etc. Lo cual incide en que la opinión de la gente no dependa solamente de un libro, de un canal de televisión o de alguna oficina gubernamental, la información se encuentra desnuda y disponible para todos, y allí se tiene la posibilidad de conocer datos terribles y desconocidos de algunas personajes que fueran referencias y objeto de admiración y hasta de idolatría para mucha gente. Allí tuve la oportunidad de conocer unas facetas del “Che” y de otros ídolos que me llevaron a despertar del sueño comunista y entender la verdadera esencia de la economía-política para lo cual fui preparado pero que nunca entendí.
A estas alturas del acontecer mundial, por buena parte de esta comarca llamada Latinoamérica flotan las ideas socialistas y comunistas, poniendo en peligro democracias como la colombiana, y en buena medida se debe a que las organizaciones que defienden la libertad, la democracia y la economía de mercado, han hecho un trabajo insuficiente, incluyendo a los Estados Unidos que disminuyo su interés en la región. Es justo aclarar que no todos los gobiernos de izquierda que han pasado sobre todo por Sur América han sido deficientes, por el contrario, hicieron prosperar sus economías y cuando les toco dejar el poder, lo hicieron con gran talante democrático, para luego esperar nuevas oportunidades de regresar.
Es un factor clave de éxito para Latinoamérica, aprovechar la coyuntura de la desgraciada guerra Rusia-Ucrania, para eliminar en la región toda influencia Rusa, en incluso China. Por su parte, los Estados Unidos deben asumir un rol más protagónico, al fortalecer sus vínculos sureños con relaciones más estratégicas y honorables caracterizadas por una filosofía ganar-ganar, donde la riqueza generada por las economías de libre mercado, impregnen la mayor parte de la sociedad y con ello se derrumbaran los ídolos de barro.
Alberto Barboza
Coach Gerencial en liderazgo, planificación y productividad
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