La delegación estadounidense esperaba el primer gesto de buena voluntad de Nicolás Maduro tras la sorprendente minicumbre de Caracas.
La delegación estadounidense esperaba el primer gesto de buena voluntad de Nicolás Maduro tras la sorprendente minicumbre de Caracas y ya lo tiene: el jefe revolucionario ha ordenado «reactivar el proceso de diálogo nacional con todos los factores políticos, sociales y económicos».
El propio «presidente pueblo» había decidido en octubre la suspensión de las negociaciones en México tras la extradición del falso diplomático Alex Saab, «un golpe tremendo», reconoció. «Pero tenemos que dar ejemplo y vamos a un reformateo, un proceso de diálogo más inclusivo, más amplio, que le tienda la mano a todos los venezolanos para recuperar nuestro país. Reformateo inmediato y dinamización del proceso de diálogo», explicó el presidente en transmisión televisiva desde el Palacio de Miraflores.
A pocos metros de esa misma sala se celebró el encuentro del sábado, «una reunión respetuosa, cordial y muy diplomática. Ahí estaban las dos banderas y se veían bonitas, las dos unidas como deben estar». Maduro reconoció que junto a él se sentó su mano izquierda, Jorge Rodríguez, actual presidente del órgano parlamentario chavista, y su mujer, la primera combatiente Cilia Flores. Del lado estadounidense estuvieron Juan González, principal asesor de Biden para América Latina; el embajador James Story, establecido en Bogotá tras el reconocimiento de Juan Guaidó como presidente encargado; y Roger Carstens, enviado especial para la liberación de rehenes, aunque Maduro no los citó en ningún momento.
Una «reunión importante» que «vamos a trabajar en adelante, con temas de máximo interés de Venezuela y del mundo», advirtió el mandatario. «Les dije: toda nuestra voluntad para desde la diplomacia y desde el respeto y la máxima esperanza de un mundo mejor, avanzando con una agenda», subrayó Maduro, quien también se hizo eco de la expectación levantada, «una histeria noticiosa en las redes sociales, con versiones que van y vienen».
Para el «hijo de Chávez», las versiones que se han filtrado desde EEUU son «puras mentiras, pura especulación», pese a que tanto el regreso a México como el papel del petróleo venezolano estaban cantados. Los delegados de Joe Biden también esperan que Maduro libere a alguno de los nueve presos estadounidenses en el Helicoide, la cárcel del Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin). Precisamente su director, el general Gustavo González López, fue uno de los «invitados especiales» a la reunión de los principales dirigentes políticos del chavismo y del poderoso generalato.
«Lo vengo diciendo desde hace meses: Venezuela está preparada, una vez recuperada, a nivel básico, para crecer; un, dos, tres millones de barriles de petróleo que necesite el mundo. Por la paz todo, por el pueblo todo», exclamó Maduro para dejar claro que el petróleo venezolano también estuvo sobre la mesa de la negociación.
El «conductor de victorias» dejó para el final de su larga perorata el anunció sobre lo hablado el sábado en el Palacio de Miraflores. Previamente se dedicó a advertir al mundo sobre la posibilidad de una Tercera Guerra Mundial por culpa de quienes atacan a su aliado, Rusia. Maduro culpó a Occidente del «conflicto armado en Ucrania, la operación militar especial que el presidente Vladimir Putin decretó para la desnazificacion y desmilitarización de Ucrania».
El Mundo