Nicaragua realizó este domingo elecciones generales en medio de señalamientos de represión por varios actores de la comunidad internacional y grupos de oposición, ante lo que se anticipa será la quinta elección de Daniel Ortega como presidente del país centroamericano, el cuarto periodo consecutivo desde que asumió el poder en 2007.
Desde hace meses, Ortega emprendió lo que ha sido calificado por la oposición como una cacería contra sus rivales, que ahora enfrentan cargos por supuestos delitos de traición a la patria y conspiración. Grupos opositores señalaron acciones similares en medio de la jornada electoral.
Durante la jornada electoral, que inició a las 7:00 am (hora local) los ciudadanos nicaragüenses votaron también los cargos de vicepresidente, 90 diputados nacionales y 20 diputados ante el Parlamento Centroamericano, el organismo a cargo del proceso de integración subregional en Centroamérica.
Por la noche, el gobierno de EE.UU., encabezado por el presidente Joe Biden, calificó a las elecciones de pantomima, orquestada por el gobierno autócrata de Daniel Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo.
“Fue una elección pantomima que no fue ni libre ni justa, y ciertamente no democrática”, dijo la Casa Blanca, en un comunicado.
EEUU señaló el encarcelamiento de 40 opositores desde mayo, incluyendo siete potenciales candidatos
En el transcurso de la jornada electoral, Unidad Nacional Azul y Blanco, un movimiento vinculado a las manifestaciones contra Ortega en 2018, señaló un recrudecimiento del acoso y la supuesta detención de 22 opositores en la víspera. Ciudades como Chinandega, Granada y Jinotega, fueron aquellas con mayores detenciones. El grupo opositor también apuntó presiones a maestros y fiscales que se negaron a participar en los comicios.
“Hemos tenido reportes de un recrudecimiento del asedio y la persecución hacia los liderazgos territoriales por parte de la dictadura” dijo Alexa Zamora, de Unidad Nacional Azul y Blanco, durante la conferencia de prensa video transmitida desde Costa Rica.
Representantes Unidad Nacional Azul y Blanco, también apuntaron a presuntas violaciones a la veda electoral, por el propio Ortega, acarreo oficial de votantes y el levantamiento de la prohibición del consumo de alcohol. Unidad Nacional Azul y Blanco, el grupo, emprendió una campaña para que las personas se mantuvieran en sus casas y se abstuvieran de votar a manera de protesta.
Por su parte, el Consejo Supremo Electoral de Nicaragua, el organismo del gobierno encargado de organizar las elecciones señaló en redes sociales que éstas se realizaban de una manera “libre, justa, transparente y en paz”.
La entidad electoral señaló que las elecciones son seguidas por 232 “acompañantes electorales” provenientes de 27 países, así como de 600 periodistas nicaragüenses y extranjeros.
Se espera que la autoridad electoral ofrezca un informe a la medianoche del domingo.
El viernes el gobierno de EE.UU. hizo un llamado al gobierno de Daniel Ortega, así como a la vicepresidenta Rosario Murillo a detener la represión y liberar de manera inmediata e incondicional a candidatos presidenciales y otros miembros de la oposición.
“Continuaremos utilizando las herramientas diplomáticas y económicas a nuestra disposición para apoyar el llamado de los nicaragüenses a una mayor libertad, así como su responsabilidad y elecciones libres y justas”, dijo Jalina Porter, portavoz del Departamento de Estado de EE.UU..
La semana pasada, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y la Oficina Regional del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos para América Central y República Dominicana condenaron las elecciones y señalaron que se realizarán en medio de un clima de represión, ante la detención de los opositores a Ortega que manifestaron su interés de participar como candidatos.
La Organización de Estados Americanos (OEA) adoptó a finales de octubre una resolución condenando la represión en Nicaragua, con 26 votos a favor y la abstención de países como Argentina, México y Guatemala. El viernes, Nicaragua presentó las cartas credenciales del periodista Arturo McFields como nuevo representante permanente ante la OEA.
A estas voces se unieron organismos internacionales como Human Rights Watch, que encabezó un grupo de organizaciones de la sociedad civil que manifestaron públicamente su “profunda preocupación por las graves violaciones de derechos humanos que continúan ocurriendo y su reciente escalada” en el país centroamericano.
Bloomberg