Venezuela, con una inflación anualizada de 1.946,0%, de acuerdo a cifras del Banco Central de Venezuela (BCV), un salario mínimo de 2,2 dólares al mes y un aumento de la pobreza a 94,5%, según la Encovi 2021, celebró por tercer año consecutivo el Black Friday, una tradición estadounidense con tono capitalista.
Con 4 horas en fila para acceder a una zapatería, ubicada en el centro comercial Sambil, en Caracas, una mujer aseguraba que conoció sobre estas ofertas en horas de la mañana, y aprovechó para acudir al lugar. La mejor opción que había encontrado hasta ese momento, era un par de zapatos por 20 dólares. El descuento en ese local era de 20% aproximadamente.
Alejandra Medina, gerente de la zapatería, dijo que esperaban recibir al menos 2.000 personas más durante el resto del horario habilitado por el centro, desde las 9 de la mañana hasta las 11 de la noche. Explicó que este año, la cantidad de clientes había aumentado en comparación con el 2020, primer año de pandemia en el país, y 2019, primer año de Black Friday en Venezuela.
“La adaptación a los dólares ha sido también clave. 80% de los pagos que estamos recibiendo han sido en divisas. Hace un año, quizás era menos, y también afectó el miedo al virus. Hace dos años, tampoco se veía tanta dolarización como ahora”, dijo a Bloomberg Línea.
Leonel Castillo, un joven trabajador en una tienda deportiva, consideró según lo que había podido presenciar durante el día, que el poder adquisitivo del venezolano había aumentado. “Siempre he pensado que el venezolano sabe cómo rebuscarse. Creo que hay bastante movimiento, la gente está aprovechando porque puede que el año que viene esté peor”, agregó una de sus compañeras, para referirse luego a la selección que hace la gerencia en la mercancía que se va a ofertar.
Si bien los precios pueden reducirse entre 50% y 70%, esto aplica únicamente para los artículos que produce la tienda, que en su mayoría son fabricados en Venezuela, o en su defecto, importados en alianza con China. A algunos usuarios no parece importarles esta condición, y otros lo ven como ofertas engañosas, en medio de la esperanza por acceder a zapatos de marcas reconocidas como Adidas o New Balance, que continúan a costos elevados, de hasta 95 dólares por un par.
Las principales tiendas de electrodomésticos en Caracas, aunque también estuvieron concurridas por las ofertas anunciadas a propósito del Black Friday, no se comparaba con la cantidad de usuarios buscando vestimenta o zapatos. A diferencia de lo que se acostumbra en Estados Unidos, estas ventas de artículos electrónicos para el hogar u oficina, así como equipos de telefonía celular, prefieren aplicar ofertas durante todo el año, o en su defecto, desde días anteriores al viernes posterior a la fiesta de Acción de Gracias, para evitar aglomeraciones.
Un vendedor en una de las tiendas Samsung sostuvo que desde el lunes habían activado precios más económicos para algunos televisores, quedando en 539 dólares uno de los más buscados, que de 100 que llegaron en la última semana, fueron comprados 80.
Gabriel Velásquez, economista y jefe del Departamento de Investigación Económica de Econométrica, puntualizó que pese a la complejidad del mercado nacional, que se ha visto contraído y además con tan alta competencia, las empresas se han permitido sobrevivir a raíz del ingenio y reinvención. “Las empresas que han sobrevivido a este proceso contractivo tan feroz siguen operando es por este tipo de iniciativa, permitiendo tener un boost en ventas y más cuando el consumo se está recuperando parcialmente en algunos sectores, al menos con respecto al año pasado”, destacó.
Velásquez atribuyó además esta adaptación y demanda al proceso de dolarización tan profundo que se acentúa en el país, considerando que el venezolano no solo adaptó el dólar como moneda funcional, en vista de la caída del poder de compra de nuestra moneda local, sino también una cantidad importante de bienes extranjeros propiciados por la apreciación del tipo de cambio real que se ha experimentado.
¿Adaptación o ficción?
Esa realidad de compras a montón, quedó contrastada al abandonar el popular centro comercial en el este de la capital venezolana y toparse con un par de señoras, sentadas en una acera frente a un semáforo, abriendo una bolsa con pan, regalado por un transeúnte. El avance hacia una Venezuela con mejor economía se desdibuja con una escena como esta, que además de presentar un segundo rostro del país, insinúa la ficción en un día como el Black Friday.
Velásquez manifestó que esto forma parte de la desigualdad que se vive desde hace mucho tiempo en Venezuela. “Personas que no tienen un sueldo competitivo no pueden permitirse disfrutar de este tipo de descuento u oportunidades (…) Vemos sectores y personas muy bien, vemos unas muy pocas que la están pasando realmente mal y la clase media prácticamente desaparecida o muy reducida que lucha por un presente o futuro mejor. Y como digo esto, también vemos personas que como sueldo tienen 2,2 dólares al mes, pero por ingreso, con todas las fuentes de ingreso juntas, puede estar percibiendo mucho más trabajando por su cuenta, emprendimientos”, dijo.
Para Velásquez, son muchos los venezolanos que perciben salario mínimo frente a los ojos de las entidades supervisoras del Estado, pero la población está acostumbrada a buscar opciones para brindar estabilidad en el hogar. Destacó el ejemplo de oficios que hoy en día pueden recibir mayores ganancias que las actividades profesionales.
“Un taxista puede ganar 1000 dólares al mes, una señora que apoye con la limpieza de varias hogares a la semana a 10 dólares, obtiene 200 dólares mensuales”, detalló, para luego referirse a sectores que además se vienen recuperando y pueden permitirse una mejor remuneración a sus trabajadores, que incide en un mayor poder de compra y un comportamiento parcial en la demanda o en los consumidores.
Raylí Luján/ Bloomberg en linea