La revolución sólo ha tardado unas horas en levantar el primer obstáculo contra la negociación propuesta por la oposición mayoritaria. El nuevo Consejo Nacional Electoral (CNE), bajo control de Nicolás Maduro, ha puesto fecha a las elecciones locales y regionales de Venezuela: 21 de noviembre. Una estrategia que choca frontalmente con el acuerdo de salvación nacional, que contempla la necesidad de partir con un cronograma electoral que también incluya presidenciales y parlamentarias.
«Todo mi respaldo como jefe de Estado al llamado unánime hecho por los rectores del CNE a unas megaelecciones», clamó el «hijo de Chávez», quien también se ha mostrado dispuesto a dialogar con «toda la oposición», eso sí con las reticencias habituales.
Precisamente los partidos más importantes de la oposición participan desde este viernes en Bogotá en un cónclave para unificar posturas de cara a una posible negociación con el gobierno. Hasta el país vecino han viajado varios de sus principales dirigentes, además de los que se conecten vía zoom.
En la cita participan Voluntad Popular (VP), el partido de Juan Guaidó y del ex prisionero político, Leopoldo López; Primero Justicia (PJ, centro-derecha), que cuenta con el embajador Tomás Guanipa y el diputado José Guerra, además de su coordinador, el canciller Julio Borges; el socialdemócrata Acción Democrática (AD) y el socialcristiano Un Nuevo Tiempo.
Una unificación de posturas más urgente que nunca que debe resolver las estrategias que cada uno de ellos tiene trazada en torno al acuerdo y a la elecciones locales convocadas por el nuevo ente electoral, que está conformado por tres militantes acérrimos del chavismo y dos opositores cercanos a las tesis del opositor Henrique Capriles. El chavismo había adelantado negociaciones con estos sectores opositores minoritarios, encabezados por el excandidato presidencial y por el exdiputado Stalin González, que pretenden apoyar a dirigentes locales y regionales que se quieren presentar a las elecciones. Ninguno de los dos participa en el cónclave opositor de Colombia.
«Tenemos que mostrar las opciones reales para que nuestra gente decida su futuro. No nos quedaremos en la retórica. Aunque no lo parezca, en estos tiempos es donde más oportunidades tiene la comunidad de remar sin la confrontación política que los ha dividido», reaccionó Capriles tras los acontecimientos que han dado un giro de 180 grados a la actualidad política venezolana.
En la entrevista concedida a EL MUNDO horas después de presentar al país el acuerdo de salvación nacional, Juan Guaidó adelantó que corresponde primero alcanzar un cronograma de elecciones completo. «Estas elecciones regionales y locales no cambian la realidad política de Venezuela ni solucionan la crisis de fondo que estamos pasando los venezolanos», explicó el presidente encargado.
EEUU Y ESPAÑA RESPALDAN EL INTENTO DE NEGOCIACIÓN
A la conformación de un nuevo CNE, recibido por parte de la comunidad internacional como un «primer paso», han continuado una serie de anuncios, que van desde la revisión del actual registro electoral al primer esbozo de observación internacional, definido como una «veeduría» por el presidente del ente electoral, el exministro Pedro Calzadilla.
Tanto Maduro como su «mano izquierda», Jorge Rodríguez, presidente del Parlamento chavista surgido del fraude electoral del año pasado, han abierto la puerta a mantener negociaciones entre ambas partes con mediación presidencial. Noruega permanecería al frente de estos esfuerzos, respaldada por un club de amigos en el que se cuentan con la Unión Europea y con España, y en el que se pretende incluir a Estados Unidos.
Llamativas fueron las declaraciones del general Vladimir Padrino López, ministro de Defensa y hombre fuerte del ejército, pieza trascendental entre el generalato que mantiene a Maduro al frente del país. «Celebramos que se abran nuevos senderos para la paz», aseguró Padrino.
Daniel Lozano/ El Mundo de España