Durante un siglo de luchas laborales los trabajadores venezolanos fueron construyendo con perseverancia su paquete de beneficios económicos y sociales, partimos del primer acuerdo firmado por la compañía del Gran Ferrocarril de Venezuela fue una de las más serias establecidas en nuestra historia del siglo XIX. Más allá de la estructura y de las condiciones de trabajo, ya de por sí bastante avanzadas para la época, en 1919 la empresa firmaría un acuerdo con sus trabajadores que resultaría enormemente innovador.
Luego vendría la firma del primer contrato colectivo petrolero en 1945 del cual hicimos referencia en una entrega anterior, que sirviera a la postre para establecer en materia de salarios, el tabulador de la nómina obrera y la escala de salarios para la nómina administrativa y de profesionales universitarios, que luego tuviera su expresión mayor en las escalas del personal obrero, administrativo de la Función Pública y Universidades Públicas en nuestro país.
Un desarrollo particular de las remuneraciones se conoció en las otrora pujantes Empresas Estatales en el siglo pasado: PDVSA, SIDOR, ALCASA, CORPOELEC, CANTV entre otras que plasmaron grandes conquistas para los trabajadores, de tal magnitud que nuestro país se convirtió en atractivo para decenas de millares de migrantes peruanos, ecuatorianos, dominicanos, chilenos, trinitarios, curazoleños, colombianos, europeos y un amplio etcétera, en búsqueda de un mejor destino a sus vidas, en un país que abrió sus puertas sin mezquindad alguna a los atribulados que abordaban nuestras costas
Es decir, en todo este trayecto hubo una valiosa participación del movimiento sindical, quien contribuyó independientemente del gobierno de turno al logro de las conquistas más reconocidas por los trabajadores, ya que el tabulador o la escala salarial reconocía la meritocracia, la carrera universitaria y la productividad laboral. Ello identificaba claramente un nivel de vida digno acorde con la formación y la remuneración devengada por cada trabajador, y al jubilarse luego de 30 o más años de labor, tenía garantizada una vejez tranquila y segura junto a sus familias, quienes veían crecer a sus hijos en un contexto de ascenso social al formarse en carreras universitarias.
En esta oportunidad se relatará la terrible realidad de los trabajadores del sector telecomunicaciones, ubicados en su emblemática empresa CANTV, que pasó de ser una pujante empresa nacional a una ruinosa y destartalada institución, donde los abnegados empleados que continúan prestando servicios han tenido que reparar las unidades de trabajo, sin seguridad industrial y comprando repuestos mecánicos a fin de prestar el servicio de telecomunicaciones, al extremo de laborar en instalaciones abandonadas a su suerte con temperaturas mayores a los 50º.
La política laboral del régimen con el personal de CANTV ha sido similar a la aplicada al resto de trabajadores de empresas del estado, como ha sido desconocer integralmente el Contrato Colectivo, y convertirlo en letra muerta, igualmente descalificar a los sindicatos y a la federación (FETRATEL), teniendo como resultado la precariedad laboral más atroz que impacta a todas las nóminas, obrera, administrativa, profesional y gerencial.
Ninguna de las cláusulas del convenio ya vencido les ha merecido respeto alguno, bien sea, Incrementos de salario, bonos por productividad, el reconocimiento del ahorro como parte fundamental del ingreso familiar, igual suerte han sufrido los jubilados y sus pensiones quienes teniendo garantizados los derechos de los activos, hoy lucen abandonados a su suerte. Un derecho primordial como lo es la salud, para el activo, el jubilado y su entorno familiar, hoy es ignorado por la “empresa socialista” que irónicamente tuvo sus mejores días cuando tuvo administración de capital privado.
Esta debacle de la CANTV se repite a escala nacional, en este contexto ha significado la estampida de más de 25000 trabajadores de esta empresa, quienes despavoridos se han ido al mundo entero a prestar sus servicios, ya que el hambre se ha convertido en el acicate del éxodo de millares de venezolanos, quienes ven como los salarios de las diferentes nóminas no garantizan ni de cerca la dieta familiar, en un país saqueado por una tiranía promotora de la pobreza como política de estado, que ha desfigurado al salario digno como objetivo de la sociedad del desarrollo humano.
Froilán Barrios Nieves