El boomerang (bumerán en español) es un tipo de arma con forma curva que, cuando se lanza con precisión, vuelve a manos de la persona que lo arrojó. Algo similar está sucediendo en la oposición venezolana en relación con el tema de la corrupción. Ésta ha sido considerada como el mayor logro del régimen chavista-madurista, acusado de ser el gobierno más corrupto en la historia del país;ahora resulta que, en los últimos días, el balón de la corrupción se pasó al campo de la oposición, enlodando los esfuerzos realizados para materializar el cambio político anhelado por la inmensa mayoría de los venezolanos.
Sería ingenuo pensar que la oposición venezolana está conformada por políticos químicamente puros, incapaces de caer en la tentación de la “buena vida” que proporciona la corrupción, pero de allí a igualarlos con los culpables del mayor y más grotesco saqueo que destruyó a la nación, me parece absolutamente desproporcionado. Estamos practicando el harakiri para beneplácito de los verdaderos culpables de la tragedia venezolana.
Como es ya costumbre, esta situación tomó por sorpresa al liderazgo opositor, mostrándose incapaces de manejar una nueva crisis en el tortuoso camino de la liberación del país. Con cada error cometido, sale ganando el régimen que, aunque incapaz y deslegitimado, continúa alcanzando éxitos en la inefable tarea de desarticular y destruir a la oposición para mantenerse en el poder.
Ya basta de tanta torpeza, irracionalidad y mezquindad por parte de algunos sectores de la oposición venezolana. No es posible que un régimen como el de Maduro, le esté ganando la batalla a todo un país que clama por un cambio político para detener la hecatombe que amenaza con destruir los cimientos de la nación. No es posible que, frente a la ignominia que padecemos los venezolanos por la voracidad insaciable del régimen, la oposición sea incapaz de articular una estrategia sólida y de largo plazo, acompañada de un discurso creíble, convincente y con la emoción suficiente que permita la conexión con todos los venezolanos que apostamos por el cambio del país. La unidad de la oposición no puede decretarse, debe construirse con base a la inteligencia, la racionalidad y el desprendimiento de líderes capaces de dejar a un lado sus intereses y visiones particulares para sumar los esfuerzos necesarios que posibiliten la salida del régimen y, con ello, la reinstitucionalización de la República y la recuperación de la economía.
Considero que Juan Guaidó y su equipo están en un buen momento para renovar su compromiso con la libertad y la democracia de Venezuela, deslastrándose de los factores y dirigentes que se han convertido en obstáculos para alcanzar la meta. Debe proyectar una conducta de absoluta intolerancia con la corrupción; denunciar sin miedos la responsabilidad de algunos de sus funcionarios que han incurrido en actos dolosos, porque la unidad perfecta no es aquella que pretende exhibirse a través de un abrazo o de un gesto de buena voluntad; la unidad perfecta es la que se construye con partidos y dirigentes capaces de privilegiar los intereses de la nación en desmedro de los propios, con paciencia suficiente para esperar su tiempo, honestos a carta cabal y con capacidad para interpretar las calamidades, esperanzas y sueños de un pueblo que no merece seguir sufriendo más. Necesitamos una oposición más inteligente y más humana, que entienda que la conexión con los venezolanos es la mejor dosis para legitimar su trabajo.
Con frecuencia nos piden a los venezolanos que no tengamos miedo; a través de estas líneas deseo exigirle a los verdaderos líderes del país que no tengan miedo de asumir con fuerza y determinación las decisiones necesarias para lograr el fin de la usurpación. El tiempo de los discursos vacíos en una campaña electoral que no existe, se agotó. No es momento de medias tintas, el tiempo se acaba y con él las esperanzas de un pueblo que hasta ahora ha intentado liberarse de un régimen que degradó el pasado del país, le robó su presente y está a punto de arrebatarnos por siempre el futuro que añoramos como sociedad libre, democrática y de progreso para todos.
Boomerang
Efraín Rincón Marroquín (@EfrainRincon17)
Profesor Titular Eméritus de la Universidad del Zulia (Venezuela)