Según Edmund Burké “Para que el mal triunfe sólo se necesita que los hombres buenos no hagan nada” lo que podría estar basado en que a los buenos les falta coraje y decisión para hacer el bien, brindar bienestar y ponerse de acuerdo para defender a sus semejantes, mientras que a los malos les sobra ambición y ganas para alcanzar el objetivo que se proponen, aquel que los beneficie a costa de la destrucción de países y la desgracia de milllones de seres humanos.
Hay una diferencia sustancial entre quienes se reúnen para planear como desestabilizar y hacer daño y quienes debieran reunirse para hacer lo contrario, y es, que los primeros si entienden que la única forma de lograr el objetivo es unidos sin importarles si están o no de acuerdo con las estrategias que se plantean para lograrlo porque después cada quien halará para su lado y reclamará su tajada. Están conscientes que una vez logrado el objetivo tendrán luz verde para usar el poder como más les convenga, por tal razón hacen lo que haya que hacer para satisfacer sus ambiciones personales y partidistas. Lamentablemente en el otro lado, los intereses personales y partidistas están primero que la unión, y el protagonismo es una pesada carga de la que no se pueden deslastrar.
El foro de Sao Paulo y ahora el Grupo de Puebla están claros que para lograr el objetivo que persiguen hay que violar las Constituciones y los marcos jurídicos e ignorar todo procedimiento que les impida o limite su acción. Invierten dinero producto de actividades ilícitas y el tiempo necesario para lograr el objetivo. En el otro lado, el lado de los “demócratas”, se cuida el dinero como propio independientemente de cómo se haya obtenido y se utiliza el tiempo que les queda disponible.
Cuando los que se erigen políticos defensores del pueblo entiendan que los delincuentes, que se valen de cualquier medio para destruir la democracia, deben ser tratados como se comportan dejando a un lado la diplomacia y las largas reuniones donde se discute que hacer ante lo evidente, entonces habrá menos delincuentes de cuello blanco y rojo.
Habrá críticas, ciertamente de los que viven en Narnia, pero será mayor el reconocimiento por parte de las víctimas de los hampones que conforman el Foro de Sao Paulo que se cuentan por millones.
Cuando organizaciones criminales están dispuestas sin ningún remordimiento a destruir un país y sacrificar gente inocente para alcanzar el poder, la gente de bien, la gente de principios “TIENE” que actuar de manera contundente y amputarse la mano para no tener la tentación de ponérsela en el corazón.
Democracia es más de lo que en los diccionarios se define como concepto, es el mejor sistema en el que debe vivir una sociedad, a pesar de la importancia que esto representa, cuando es pisoteada y ultrajada por delincuentes debe ser defendida en igual nivel, si quienes están llamados a tomar decisiones para defenderla no saben cómo hacerlo, eligen el camino de la “diplomacia” y mientras, los delincuentes roban, saquean, incendian y asesinan impunemente.
Esto hace ver sin duda, que el Foro de Sao Paulo sabe cómo hacer su trabajo, mientras los “demócratas” son incompetentes para desempañarlo. Cuando se lucha contra delincuentes enquistados en el poder, combatirlos con la “fuerza” de la palabra y con el “arte” de la diplomacia les garantiza la victoria.
El Foro de Sao Paulo está de fiesta, una “brisa” bolivariana tiene en jaque al Continente Suramericano y amenaza con convertirse en huracán, así lo expresó Diosdado Cabello y mientras eso ocurre el Grupo de Lima y la Comunidad Internacional deshojan la margarita.