Emil J. Blasco: Tareck el Aissami se consolida como el cerebro de los negocios sucios del régimen de Maduro

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El vicepresidente de Venezuela, Tareck el Aissami, se ha consolidado como el gran operador de negocios ilícitos del madurismo. En un país con una descomunal corrupción y donde los cargos gubernamentales se entregan muchas veces al enriquecimiento personal, El Aissami sobresale por la extensión de su estructura criminal.

Mano derecha de Nicolás Maduro, El Aissami domina una red que supera en complejidad la de Diosdado Cabello, de acuerdo con la información que están reuniendo varios servicios secretos occidentales.

A diferencia de Cabello, a quien ha sustituido como «número dos» del régimen, El Aissami no solo opera en el narcotráfico y el lavado de dinero, sino que además sigue ocupando un lugar clave en las relaciones con Hizbolá, como desde hace tiempo viene denunciando Estados Unidos.

Venezolano de origen sirio-libanés, El Aissami funciona a través de estrictos códigos familiares propios de su ascendencia drusa. En el clan ocupa un lugar destacado su hermano Feras. «Es la parte oculta en la estructura de negocios de Tareck, se encarga de ejecutar en su nombre muchas de las operaciones, desde las finanzas familiares hasta los negocios de sobornos y el ingreso en Venezuela de residentes de países árabes», afirman fuentes de inteligencia. Estrechamente colabora con ellos Omar Salha (y sus parientes más próximos), quien se encarga del manejo de las finanzas, administra cuentas bancarias y actúa de testaferro para diversas propiedades.

Otra pieza fundamental en la red es Husam el Aissami, primo del vicepresidente, quien lleva años como consejero de la Embajada de Venezuela en Jordania. Ha estado involucrado en el reparto de visados y pasaportes a personas vinculadas a Hizbolá y presuntamente se ocupa del traslado de fondos hacia Siria y Líbano.

En esa última actividad también habría participado otro primo, Fady el Aissami, activo igualmente en el arreglo de contrataciones del Estado a empresas propias o amigas. Husam Al Aissami es dueño del grupo Vensir, del cual forma parte también Maja Madeleine el Aissami, hermana del vicepresidente.

Otra hermana, Haifa «Fufu», es embajadora ante los Países Bajos, donde ha cuidado las relaciones con la Corte Penal Internacional ante el riesgo de que se abra una causa contra Maduro y la cúpula chavista.

El método de lavado de dinero de El Aissami
La red adquiere productos que llegan a Panamá procedentes de China. De Panamá la mercancía es llevada a Puerto Cabello, en Venezuela, donde operan agentes de aduanas y empresas locales con vinculación con la familia El Aissami.

Las mercancías entran entonces en un mecanismo de reventa entre las empresas del grupo El Aissami. La estructura corporativa está compuesta por 38 empresas, entre las que hay entidades financieras, constructoras e intermediarias en el negocio petrolero; también cuenta con al menos 18 propiedades en el exterior.

Las empresas están organizadas sustancialmente en dos subgrupos. Así, los productos entran en un proceso de compra-venta entre Distribuidora Vensir y Almacén Unión (subgrupo A), o entre estas y La Bomba o Corporación del Dragón 2012 (subgrupo B).

«Con ello, se genera un circuito cerrado de autocompra de mercancía que permite fijar el precio en las operaciones de compra y venta, incluso maquillar a conveniencia los números, en la mayoría de los casos sobrefacturando, para así poder realizar mediante este método el blanqueo de capitales», afirman las fuentes consultadas. «También hay en ocasiones compra-venta de stocks a veces inexistentes, dando inicio al ingreso de activos ajenos a la actividad económica. Eso se complementa con la entrada en juego de instituciones financieras intermedias, como Equitas Casa de Bolsa, que es propiedad del grupo El Aissami», añaden.

Una conexión financiera con Hizbolá es la mantenida a través de la compañía Importadora Silvania, con sede en la ciudad venezolana de Valencia, gestionada por Ali Hussein Harb y Kassem Mohamed Saleh, ambos señalados por el Tesoro de Estados Unidos como miembros de la red Joumaa para el blanqueo de dinero procedente de la droga y destinado a Hizbolá. Las fuentes seguran que Tareck el Aissami mantiene habitual trato con al menos una de esas dos personas.

El grupo también es socio de empresas ubicadas en Oriente Próximo, entre ellas Abu Khader Automotive, una concesionaria de vehículos de alta gama, con representación exclusiva de BMW para Jordania.

Conexión temprana con el narco
La relación del clan familiar de El Aissami con la droga viene de lejos. Documentación obtenida por ABC muestra cómo el clan estuvo vinculado con Walid Makled cuando este venezolano de origen sirio pasaba por ser en 2004 el principal capo de la droga en Venezuela. Poco después Makled sería arrinconado en el negocio por la actividad directa de dirigentes chavistas, entre ellos el propio Tareck el Aissami.

Haisam Alaisami, familiar del hoy vicepresidente, fue representante legal de la empresa Inversiones Makled, la cual tenía un acuerdo con la estatal petroquímica Pequiven para la distribución exclusiva de fertilizantes, como es el caso de la urea, utilizada como precursor en la fabricación de cocaína.

En 2004 fue confiscada por agentes de aduanas una carga de 280 toneladas de urea y diversos sulfatos y cloruros en unos almacenes que Inversiones Makled tenía en Santa Elena de Uarien, en la frontera con Brasil, presuntamente preparadas para su contrabando. Las conexiones políticas y judiciales de la banda condujeron a la liberación de la mercancía, en cuyas gestiones intervino Haisam Alaisami.

A pesar de su detención en 2011, Walid Makled habría seguido operando desde la prisión. Cambiadas las tornas, ahora lo haría en la órbita de Tareck el Aissami.

Emil J. Blasco / El País de España