Dámaso Jiménez: Maduro regresa de Rusia con las manos vacías y un pesado silencio

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El silencio de Nicolás Maduro, los hermanos Rodríguez y el general Padrino López ante la extracción de los rehenes en la Operación Guacamaya es el mismo del fraude electoral del 28 de julio pasado, un limbo de incertidumbres que levanta más interrogantes que respuestas.

Analistas consultados señalam que Maduro no se referirá abiertamente sobre este tema porque teme perder credibilidad y autoridad entre los suyos, tal como ya le ocurrió a Diosdado en su intentó por remendar tamaña ineptitud con argumentos “cantinfléricos”.

Sin embargo este silencio podría ser interpretado de varias maneras. En primer lugar como una estrategia calculada para desviar la atención de la creciente crisis interna dentro del régimen, o la incapacidad de Maduro para manejar las tensiones dentro del régimen.

Su cobardía para enfrentar los hechos de la embajada argentina, adoptando la táctica de ignorar lo ocurrido, esperando que el paso del tiempo se encargue de hacer desaparecer el conflicto de intereses, está dejando un profundo vacío de poder, al no poder ocultar la fragilidad alarmante dentro de la cúpula chavista, cuyo control sobre el país parece desmoronarse ante la retahila de episodios desafortunados.

En su primera salida en cámara, Maduro asumió, como un mediocre actor sobre la escena, un falso envalentonamiento para irrumpir contra el alto comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Volker Türk, hasta acusarlo de parcialidad y cobardía, ante la presión internacional que le exige la liberación de los presos políticos venezolanos y extranjeros y el cese de las constantes violaciones de los derechos humanos, en un intento por desviar la atención de la crisis humanitaria interna y convertirla en una supuesta conspiración externa.

La acusación de Maduro de que Volker Türk guarda un «silencio cómplice» ante los abusos contra venezolanos en el extranjero, especialmente el caso de los migrantes deportados a El Salvador, refuerza su postura de desacreditación internacional y su intento por culpar a otros actores de sus propios fracasos, lo que ha sido interpretado como una mera estrategia defensiva para blindarse ante la presión de los organismos internacionales mientras mantiene el control sobre la narrativa política interna.

Nos dice un teórico investigador del régimen que la estrategia de Maduro a su llegada de Rusia, luego del escándalo de la embajada, se basa en la espera que algún conflicto internacional posterior, como un nuevo frente de batalla u alguna otra declaración de guerra, lo salve nuevamente, lo saque de la mirilla global y mantenerse en el poder cuando bajen las aguas.

Pero no cabe duda que a lo interno el chavismo está sumergido en una de sus peores crisis, especialmente con las amenazas de EEUU sobre el régimen y las reacciones tardías de Cabello, los hermanos Rodríguez y Padrino López ante estas tensiones.

Los comentarios recientes del secretario de Energía de EEUU, quienes advierten sobre la posibilidad del uso de la fuerza contra el régimen de Maduro, no solo evidencian la desolación internacional de la dictadura de Maduro, sino también una creciente desconfianza que corróe la fuerza militar chavista, que podría obligarlos a tomar decisiones drásticas.

La reciente exigencia de EEUU para la liberación de 11 presos políticos extranjeros, incluidos 9 norteamericanos, un israelí y un argentino, pone a la cúpula chavista en una encrucijada: ceder ante la presión externa o mantener la represión interna.

La correlación de fuerzas en el régimen de Maduro podría estar en plena metamorfosis. La Venezuela chavista es un cuartel y todo se decide con el respaldo o rechazo, lealtad o traición, de los sectores militares. Maduro que viene buscando fortalecer sus alianzas con Rusia, China y Qatar espera que los sectores militares que lo respaldan se cierren hacia un modelo más autoritario y militarista mientras rompe puentes con las facciones más moderadas o civiles. 

Cabello podría desafiar más abiertamente a Maduro en un escenario de deserciones de figuras claves, crisis y purgas por el control del poder dentro del régimen, si los costos de permanecer en el poder se disparan, lo que podría desatar una feroz lucha interna y un quiebre que abriría espacios para una reconfiguración del poder o una transición política en Venezuela.

Esta descomposición acelerada y la corrosión de las fisuras internas entre sus líderes podría empeorar si el tiempo revela el desmoronamiento del supuesto respaldo de Putin a la causa de Maduro, quién se encuentra representado más por Vladimir Padrino que por el propio dictador.

Aunque la relación entre Venezuela y Rusia ha sido históricamente importante, especialmente en términos de acuerdos económicos y apoyo militar, posterior a la guerra con Ucrania Putin ha demostrado menos interés por intervenir directamente en los problemas internos de Venezuela y algunos analistas han dejado ver que no cabe duda que Maduro regresó a casa con las manos vacías luego del desastre de la embajada que le explotó en la cara antes de aterrizar en Moscú.

Esta falta de respaldo sólido de parte de Putin no solo deja a Maduro aislado internacionalmente, sino que refuerza las tensiones dentro de su propio círculo de poder, que perciben este desdén ruso como una muestra de debilidad y falta de apoyo genuino para el chavismo.

El éxito de la operación Guacamaya no solo trató de la liberación de los 5 rehénes así como de la madre de la líder opositora María Corina Machado, que aún no han sido presentados en Washington, sirvió para demostrar que desde que Maduro tomó ilegítimamente el poder el pasado 10 de enero, creció el distanciamiento, la desconfianza y la competencia entre el «five clan» integrado por Cabello, los hermanos Rodríguez, Cilia Flores y Vladimir Padrino, en una lucha intestina de traiciones por el control de un poder cada vez más incierto, esquivo, fallido, con constantes y reiteradas presiones y amenazas internas y externas al costo de permanencia, que podrían precipitar el colapso de un régimen que ya muestra signos de evidente debilidad y desgaste.

@damasojimenez