En 2012 siendo miembro del Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv) recibí entrenamiento del Consejo Nacional Electoral (CNE), durante cuatro meses, el control era absoluto, no dejaban ingresar teléfonos celulares y todo era confidencial, la vigilancia sobre quienes participaban era minuciosa. Sabían donde vivía cada participante y nos mantenían con ciertos beneficios, incluso a mi me entregaron una vivienda, narró una de las ahora asiladas en Estados Unidos de América.
“La capacitación estaba relacionada con el manejo de las máquinas electorales, nos explicaban cómo manipular las votaciones, sus resultados, eliminar votos de la oposición, manejar los tiempos para anular los votos, como realizar detenciones arbitrarias y silenciar a quienes”, dice la testigo.
“Tuve varias experiencias de trabajo como miembro de mesa de los centros de votación, conocía todo el proceso de control y de manejo de las máquinas. Luego vino la debacle, nos quitaron los beneficios que nos daban, y los abusos de autoridad y la situación política y económica de Venezuela me comenzaron a decepcionar y decidí abandonar el partido y retirarme de sus actividades electorales”.
La primera amenaza fue quitarme la casa que me habían dado, ya antes había sufrido los atropellos cuando había trabajado con las misiones José Félix Ribas y Robinson , en las que la experiencia fue negativa, añade la arrepentida funcionaria “En donde estaba dando clases, la directora me ordenó que le graduara a su hijo, le dije que no podía porque él nunca asistió a clases y que no sabía quien era, así que ella me exigió y yo la denuncié ante el Ministerio de Educación, luego decidí renunciar”.
Visto los atropellos y el daño que se estaba causando con la manipulación de los resultados electorales, decidí abandonar el país, dice la testigo. Lo ocurrido con esta persona solo evidencia la falta de transparencia que tiene el sistema electoral automatizado montado por el chavismo y si no se desmantela esta trampa no habrá transparencia y el chavismo continuará saliiéndose con la suya.
Siendo presidente del Consejo Nacional Electoral, el prócer de la revolución, Francisco Carrasquero, reclutó a un grupo de expertos en informática de las universidades que se encargaron de montar la plataforma que iba a garantizar la permanencia en el poder de Hugo Chávez, cuyo liderazgo es cuestionado porque se cimentó en el chantaje social, político y económico, en el uso abusivo de los dineros públicos, en el saqueo de las arcas del Estado y la complicidad de una sociedad que comiendo migajas permitió el atropello generalizado y la destrucción de la democracia.
En 2004 una noticia poco publicada ocurrió. Hugo Chávez (2004) nombra al mayor asimilado, Carlos Enrique Quintero Cuevas, un egresado en informática de la Universidad de Los Andes, como jefe de Informática del CNE. Fuentes de prensa indicaron que era el segundo después de la temida, Tibisay Lucena. Nicolás Maduro lo ratifica el 9 de enero de 2019.
Su poder le permitía ser el único miembro del CNE con control directo sobre el registro de electores, ubicación de centros electorales o asignación de máquinas a colegios electorales, señala un trabajo de El Español del 9 de enero de 2019.
Las denuncias de injerencias son evidentes y las manipulaciones electorales que mantuvieron en el poder a Chávez y llevaron al ilegítimo Nicolás Maduro, de nada sirven, siguen controlando la estructura formal del Estado. El control en los últimos 24 años le ha permitido al chavismo usurpar el poder, saquear el erario público, perseguir y asesinar a los opositores y transformar al país en un narcoestado, con la complicidad de la sociedad venezolana y la comunidad internacional.
El rol de una sencilla operadora de las máquinas electorales, el poder de un militar de confianza de Chávez y Maduro, y el trabajo de dos presidentes del CNE nefastos en la historia de la Venezuela del siglo XXI, demuestran que la solución de la crisis del país no es sencilla. Es un trabajo que demanda el desmontaje de una red compleja que soporta al “narcoestado” consolidado en 24 años de régimen.
El acuerdo de Barbados firmado el pasado 17 de octubre de 2023, refirió a las elecciones libres y transparentes, pero nada dijo sobre el narcoestado y la red que soporta al manipulado sistema electoral que le ha permitido al chavismo manipular elecciones y usurpar el poder, con el agravante que la comunidad internacional ha legitimado el fraude. Un periodista decía que lo importante es que “algo es algo” y eso es válido cuando se negocia y no se puede aspirar a resolver todos los asuntos, lo que sucede es que el tema de la electoral y el de seguridad son vitales para la solución de los problemas del país.
La legitimidad, por ejemplo, alcanzada por Nicolás Maduro muestra que el chavismo ha logrado progresivamente sus objetivos y el mismo Estados Unidos de América, con su política pragmática explicada recientemente por su ex secretario de Estado, Henry Kissinger, vulnera los cimientos constitucionales e institucionales de la democracia y se conviertan en un hecho nada favorable para el mundo.
En un arranque de traición emocional, el entonces presidente del CNE, Francisco Carrasquero (2002-2004) inmortalizó la palabra “tramparencia”, haciendo alusión a un hecho en el que la opinión pública cuestionó los resultados del referéndum revocatorio de Hugo Chávez del 15 de agosto de 2004.
En ese entonces las fechorías del chavismo ya daban muestras de su eficacia, la sociedad civil y los partidos de oposición de ser complacientes y la comunidad internacional ya impactada por la estrategia del Foro de Sao Paulo mostraban poco interés en el “monstruo que ya comenzaba a socavar los cimientos de la democracia”, aprovechando los petrodólares de la bonanza y la debilidad de sus instituciones y constituciones en el continente.
@hdelgado10