Días atrás Venezuela se desayunó con el hecho de una operación anticorrupción, se asegura que existen desfalcos millonarios a PDVSA y SUNACRIP, esta olla roja de corrupción ronda la cifra de los tres mil millones de dólares en la cual están involucrados los principales operadores del ahora ex Ministro de Petróleo y uno de los hombres fuertes de la revolución, el señor Tareck El Aissami.
A lo largo de esta operación “anticorrupción” han sido detenidos alcaldes, jueces, directores, hasta el momento van más de 20 detenidos y por los vientos que soplan y las amenazas públicas en redes y televisión, este conflicto en la cúpula del PSUV traerá más caídos, con lo que se afianza la tesis de las divisiones y parcelamientos en la élite roja, generando dudas en todos los flancos, desde oficiales descontentos hasta equipos políticos desanimados y cansados de tantas mentiras.
A pesar de que la cifra de los tres mil millones de dólares es escandalosa y que sí se emplea ese dinero directamente en el país podríamos notar cambiamos inmediatamente como: el mejoramiento de las carreteras que conectan los estados, solventar la crisis eléctrica, mejorar y repotenciar el Sistema Eléctrico Nacional (SEN), dotar varios hospitales tipo cinco en todo el país.
Sin embargo, no es la primera vez que esto ocurre, es decir, ya tenemos precedentes de saqueos a las arcas públicas del estado, por ello es propicio recordar que:
Venezuela sufrió la estafa de 25.000.000.000 de dólares de Pudreval encabezada por Alex Saab. También volvimos a ser robados por el monto de 11.000.000.000 de dólares de Rafael Ramírez y su desfalco a PDVSA. Tampoco podemos olvidar los 25.000.000.000 de dólares de CADIVI, y ahora le sumamos los 3.000.000.000 de dólares (hasta el momento) de la nueva PDVSA. Todo esto para un total de 64.000.000.000$.
Para que tengamos una idea de lo que esto significa, el mundial de fútbol en Brasil 2014 costó unos 15 mil millones de dólares. En el 2018 el mundial de Rusia tuvo un valor de 11.500 millones de dólares y las últimas olimpiadas celebradas en Tokio costaron 16 mil millones de dólares.
Eso significa que Venezuela pudo albergar dos mundiales de fútbol y unas olimpiadas y nos sobraban unos 21.000 millones de dólares aproximadamente. Estos tipos se bailaron el futuro del país por sus ambiciones personales.
Ahora, todo tiene sentido cuando llegan los informes de Transparencia Internacional y sitúan a Venezuela en el renglón de los países más corruptos del planeta, comparados con Haití, Somalia o Zimbabwe. La corrupción es el cáncer que acaba con la salud financiera de cualquier estado.
Otro hecho que queda al descubierto con esta olla roja es la utilización de los recursos del Estado para financiar la “Venezuela que se arregló”; los concesionarios de carros Ferrari, Audi, restaurantes costosos ubicados en las principales avenidas del país, son financiados con el dinero de usted señora María o señor Juan que lee este humilde artículo, esa burbuja de que “Venezuela se arregló” es justamente eso, una burbuja para la élite roja, un espejismo.
Venezuela no se arregló y no se arreglará mientras estos señores se mantengan en el poder.
Para finalizar dos cosas, hagamos cotufas y veamos la Civil War del PSUV y sigamos haciendo nuestra tarea, afianzar nuestros equipos, construir la Unidad en torno al cambio y prepararnos para ganar.
@angelmachadove