La ignorancia es gratis, pero no obligatoria. Por eso en esta semana de adviento, es preciso reflexionar sobre la crisis criminógena, teológica, antropológica y política que vive la población venezolana en la cual confía en el hombre y busca su apoyo en la carne, mientras su corazón se aparta de Dios.
Pocas veces, se entiende esta enseñanza, dada por boca de su profeta “Jeremías”. Dios, no pretende que no confiemos en hombres que nos aventajan en madurez, en la fe o tienen la gracia de estado sacramental. La clave del pasaje está en dejar de lado a Dios, autor de la vida, fuente de sabiduría y alegría para el neuma. Por los menesteres de la vida y en eso estamos fallando.
Creemos en hombres maravillosos, enviados y ungidos por un dios que no existe. Por los mercaderes de la fe. El venezolano es mesiánico y neofilista, se deja llevar por la emocionalidad y no arguye en racionalidad. Mientras sigue de fiesta en fiesta, celebrando los gobernantes con su pueblo, béisbol, mises, parranda, conciertos, todo para mitigar el hambre, pero no soluciona la causa del problema. Pan y circo.
La tentación es sin duda atenuar culpas o encontrar fórmulas de inimputabilidad humana. Un mendigo así, no tendría que esperar nada, ni siquiera necesita ser salvado. El falso amigo, el falso profeta, te vende una idea de fragilidad, debilidad que es santa, pero al final la limosna que te da es puro cuento, es un veneno en lugar de pan. Es un pasaje sin regreso al desierto árido.
El venezolano, es como un matorral en la estepa que no ve llegar la felicidad; habita en la aridez del desierto, en una tierra salobre e inhóspita.
El venezolano, manipula con ilusiones y muchos creen en esas ilusiones y no se fían de Dios con miedo al futuro, se apoyan en el peor es nada, cualquier es mejor que el que está, nada peor nos puede pasar y se mantienen en Egipto, sólo por la comodidad de tener pan seguro, así sean migajas. En vez de afirmar “Yo comencé mi cuaresma y seguiré caminando de la mano del Señor y no estoy solo”. ¡Mejor es fiarse del Señor que fiarse de los hombres líderes que dicen ser maravillosos!
Esta reflexión, nos debe llevar a la sensatez, hablamos de esperanza fe y sacrificio, pero no queremos aplicarlas. Sólo “Dios” debe sacrificarse por nosotros. Y dejamos a “Dios” fuera de todo y confiamos en hombres maravillosos que nos ofrecen cosas materiales.
El pueblo venezolano se ha corrompido, y pasó a ser una sociedad criminógena y deletérea. Conformándose con los que otros hagan por él. No hay autenticidad, puras copias baratas que no tienen temporalidad. Haciendo de ellos una imagen tallada semejante a cualquier figura de varón o hembra. Hay quienes dicen que somos caribeños y no europeos que debemos conformarnos con lo que tenemos. Delincuentes, corruptos, mentirosos nuestros líderes políticos, pero líderes al fin. Es lo que tenemos.
Le declaro la guerra a la ignorancia, a la estupidez al crimen, al neofilismo. Debemos transformar nuestro “Ser” a través de la intelectualidad, educación, academia, fe, religión, espiritualidad. Fomentando valores y principios por las redes sociales y los pocos medios de comunicación que nos quedan. No fomentar expectativas acomodaticias y como ahora que la solución está en un concierto, fiestas, plazas bonitas, béisbol, etc… ¡Por amor a Cristo!… ¿qué nos pasa? ¿Cuándo dejaremos de ser idiotas, para ser industriosos? ¿Cuándo dejaremos, de ser conformistas? Y redactar un plan, una estrategia y una organización. Que desarrollemos nosotros y no dependamos de otros para ello. O la expresión que venga un mesías pa’ salvarnos.
¡Hemos criticado al gobierno genocida! con sus conciertos, fiestas, restaurantes y ¿nosotros hacemos lo mismo? ¿Quién le calma las calamidades al pueblo? Por amor a Cristo, aún no aprendemos. Se está creando una alta expectativa a la población. No estamos para conciertos, sino para transformar y rescatar al país a través de la palabra.
Debemos poner la mirada en lo celestial. Rendir nuestras vidas y poner toda nuestra confianza en Yahvé. Si vivimos nuestras vidas poniendo la confianza en los hombres, todos los días iremos tras engaños y más desengaños. Hay quienes se atreven a juzgar y hacer comentarios despectivos, desagradables con tal de humillar a su prójimo, cuando por alguna razón el hombre que cree ser justo o estar en lo correcto se pronuncia.
El hombre carnal vive para que complazcan sus caprichos, más el hombre espiritual vive para complacer a Dios y estar al servicio de su prójimo.
Vivamos para amar e intercedamos en oración, solamente Dios cambiará las circunstancias y las situaciones. Un pueblo unido que ora conseguirá que lo cielos se abran.
En conclusión, no confíes en el otro hombre, sólo pon tu confianza en el Señor y más allá, ama a tu prójimo como a ti mismo. ¡En definitiva! no hemos aprendido de aquel célebre venezolano quien gritó: ¡Bochinche, bochinche! Esta gente lo único que sabe es andar de bochinche en bochinche.
¡Bendito el hombre que confía en el Señor y en él tiene puesta su confianza! Enséñanos ¡Señor! a confiar en ti por completo.
Y maldito el venezolano que confía en el venezolano.
Gervis Medina Abogado, criminólogo y escritor.