Alberto Barboza: Siguiendo con el proceso de negociación

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Cuando se inicio el proceso de negociación entre el gobierno y la oposición en México me conté entre los venezolanos que lo percibimos como esperanzador, aunque a la final quedamos desesperanzados cuando se suspendió. En ese momento escribí que todo proceso de negociación generalmente lo conforman varios momentos, el primero es la necesidad de negociar como consecuencia de que existen dos partes en conflicto con intereses “comunes”, que los condiciona a convivir en un mismo “ambiente”, pero con visiones y expectativas diferentes sobre una misma realidad, segundo, el método propiamente dicho para llevar a cabo el proceso, y por último, los resultados que se generan que deben satisfacer a las partes involucradas.

El éxito de cualquier proceso de negociación depende de la calidad de los resultados que se generen, y me refiero al término calidad, en el sentido que los mismos deben ser lo más equilibrados posibles, algo así como cincuenta y cincuenta por ciento para cada parte. Lo contrario seria una victoria para una y una derrota para la otra, siendo un verdadero fracaso al igual que si se llegase a nada. En este orden de ideas, aparecen algunas opiniones en términos que lo que se está dando en México es un simple atropello donde el gobierno se lleva casi todo y a la oposición le queda casi nada. Pregunto: ¿Es irrisorio tres mil millones de dólares para ayuda humanitaria manejados por la ONU, independientemente que sean tres años o que el proceso sea lento para materializar ese recurso? No cabe duda que es una cifra irrisoria en función de las necesidades de reconstrucción del país, pero estamos obviando que la negociación no es para reconstruir el país, recuperar la economía y revertir los ochenta puntos de caída del PIB, la negociación tiene el propósito de crear las bases para un proceso de direccionalidad política, cuyos nuevos actores político-empresariales tendrán la responsabilidad de reconstruir la economía y fortalecer lo social, de eso se trata.

Otro tema desacreditado ha sido el petrolero, donde han sobrado opiniones que quien salió ganando fueron el gobierno y la compañía petrolera norteamericana con licencia renovada. Si bien es cierto, que este hecho podría interpretarse como un retroceso para el país hacia el régimen concesionario que existió antes de la nacionalización petrolera en 1975, luego de lo cual Venezuela pasa a ser protagonista en el negocio y configura una industria fuerte con planes estratégicos de internacionalización de algunas actividades. No cabe duda, que en las circunstancias actuales recuperar la producción petrolera con inversión extranjera, es una bendición, lo afirmo en función de un hecho que los pesimistas de oficio no han tomado en cuenta, y es el “efecto multiplicador” propio de la actividad petrolera en el resto del aparato productivo, mediante contrataciones de servicios a empresas serias y responsables con sobradas credenciales como en otrora, la generación de empleos dignamente remunerados, y tomando en cuenta que se trata de una economía históricamente mono productora, con mas razón. También es justo señalar que la actividad petrolera por su naturaleza no es generadora de fuentes de empleos masiva, pero en las actuales circunstancias de hambruna algunas familias venezolanas verán mejorada su situación económica.

Estoy completamente de acuerdo con los pesimistas profesionales, que el tema de los presos políticos debió haberse tratado en esta oportunidad, ya que es por naturaleza una materia de carácter humanitario, pero supongo el gobierno lo considero estratégicamente dejarlo como parte de la agenda política en las siguientes fases de la negociación.

Descanso en la fe, que en la siguiente fase de negociaciones de índole político, se llegue a un acuerdo electoral, no importa que tenga las mínimas características en términos de confiabilidad, ese sería el gran logro de la oposición, no creo que haya un beneficio para el gobierno, que se compare con éste para la plataforma democrática. Unas elecciones, donde vayamos a votar masivamente, será el principio de la recuperación del país, luego de lo cual vendrá casi todo; la recuperación absoluta de la economía, la mejora social y la restauración de un estado de derecho que sería la base para una convivencia política variada, con una prerrogativa sumamente importante, la administración de justicia para adecentar la sociedad respecto a los potenciales delitos del futuro, y algo estratégica y singularmente importante, para juzgar la realidad del pasado.

Alberto Barboza

Coach Gerencial en liderazgo, planificación y productividad

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