La respuesta a la pregunta de que vamos a hacer después de Maduro usualmente se queda en frases cohete como “vamos a recuperar la Patria”. Pero, en realidad, hay mucho de cosas concretas y ese es el tema de estas líneas.
Aunque Maduro puede salir de diversas formas la que está en el horizonte es a través de un proceso electoral en 2024. De seguro será una transición delicada pues la posibilidad de que rehúsen entregar el poder o que surjan disturbios causados por grupos irregulares existe. Pero frente a esto hay planes concretos ya elaborados y que evidentemente son confidenciales.
La instalación del nuevo gobierno, el nombramiento de un gabinete y Juntas Directivas de organismos y jefaturas de mando en instituciones será una de las primeras tareas del Poder Ejecutivo. Decisiones y decretos para asegurar la estabilidad serán ejecutados y comenzará un proceso largo pero muy entusiasta de mejoras en todos los aspectos.
El país está muy deteriorado y con bajos ingresos de manera que se deberá solicitar un gran préstamo a las instituciones financieras internacionales que se estima sea alrededor de 100 mil millones de dólares. Esa cantidad se dedicará a aliviar el problema del hambre, el problema de la salud, el problema de la educación y el problema de los servicios básicos, entre otros muchos.
¿Y cómo pagar esos préstamos y otras muchas deudas anteriormente adquiridas? La respuesta está debajo del suelo. Allí, enterrado, está un producto que nada vale, pero que al sacarlo vale mucho: el petróleo.
Tampoco la industria petrolera se salvó de estos salvajes anormales y las instalaciones están muy deterioradas. No hay dinero para recuperarlas y, a diferencia del préstamo que si conseguiríamos para los asuntos sociales, no podemos obtener préstamos similares para la recuperación petrolera pues hay restricciones para los asuntos que tengan “huella de carbono”. De manera que hay que volver a una nueva apertura petrolera y utilizar a las más grandes y mejores empresas internacionales para que vengan y nos ayuden a sacar el llamado oro negro. Evidentemente también habrá otras soluciones alternas menores.
La actual ley de hidrocarburos no permite hacer eso de manera que una de las primeras leyes que hay que cambiar es esa. La nueva ley ya está elaborada y solo faltaría aprobarla. Con “buen viento”, como dicen los marinos, en ocho años tendríamos una producción petrolera de 3 millones de barriles por día.
Hay planes bien elaborados para la recuperación del servicio eléctrico. Requiere una inversión de 15 mil millones de dólares y curiosamente repartidos en partes casi iguales para la generación, la transmisión y la distribución.
Igual tratamiento con la participación del sector privado nacional e internacional se aplicará a otras empresas. Todas las empresas de Guayana están seriamente afectadas por la falta de energía eléctrica y que no estará disponible sino varios años después. Mientras tanto hay que prepararlas para que sean conducidas con autonomía y criterios comerciales. Los planes ya están elaborados.
El deslastre de miles de empresas expropiadas propiedad ahora del Estado es otra de las acciones indispensables. Reducir el tamaño de Estado y que los ciudadanos sean los creadores de riqueza es el principal sentido de dirección.
Y una vez tengamos un país estabilizado y con la economía en franca recuperación debemos volver al asunto de la descentralización y hacerlo esta vez en profundidad y amplitud. Descentralización política, administrativa y, sobre todo, fiscal, es una necesidad para resolver los problemas de las regiones y crear las condiciones y el entusiasmo para su crecimiento.
Hemos escuchado tanto del régimen como de derrotistas mal informados, que la oposición no tiene planes para después de Maduro. Pues no es así y estas líneas son solo el tráiler, del tráiler, del tráiler de la película. Planes concretos existen a carajazos y para todos los sectores. Tal vez no hemos hecho mucha difusión, eso es cierto, pero nadie debe tener la menor duda de que hay gran claridad en lo que se hará, que tenemos el talento a montón para hacerlo y que los cobres se consiguen cuando tengamos un gobierno que genere un mínimo de confianza internacional.
Pero primero es lunes y luego martes. Por ahora todos dedicados a sacar al atarantado Super Bigote de Miraflores.
Eugenio Montoro / [email protected]