Hace días dejo el poder la Canciller de Alemania Angela Merkel tras 16 años de una exitosa gestión, contándose entre sus logros; el buen manejo de la crisis financiera del 2008, la mitigación de las amenazas de disolución de la Unión Europea, la implementación de la política Energiewende sobre el uso de energías renovables, como la solar y eólica, la forma como enfrento una de las crisis migratorias más importantes desde la Segunda Guerra Mundial, donde Alemania fue el principal país receptor, con alrededor de 470.000 solicitudes de asilo. La gestión de Merkel llevo a Alemania a ser la primera economía del continente, gracias, entre otras cosas, al buen manejo del tema presupuestario. En su periodo la tasa de desempleo se redujo, pasando del 11,2 por ciento al 5,7 por ciento y el producto interno bruto per cápita aumento de 28.130 € en el 2005 a 40.490 € para el 2020.
Opinan algunos expertos que la diferencia de la Canciller Merkel con muchos de sus homólogos, fue la manera de abordar los problemas, donde demostró una gran capacidad de resolución, dando lugar al término “Merkelismo”, dícese de alguien con una fuerte y profunda opinión sobre un determinado tema. Otro apodo fue el de “Mutti” (madre en alemán), debido a su capacidad de solucionar de la mejor manera los problemas, manteniendo siempre la protección de su gente. En definitiva, exhibió una competencia que aprecio sobremanera en la política, el estilo tecnocrático de abordar los problemas, donde priva más el método científico que la ideología. Su liderazgo, debe ser objeto de inspiración para muchos y sobre todo para las nuevas generaciones de políticos.
Un factor clave de éxito en la gestión profesional de un político, es su formación académica, en nuestro medio estamos acostumbrados a apoyar candidatos sin la debida preparación para cargos de alta relevancia como lo es gerencial un país. Merkel fue una destacada estudiante, logrando doctorarse en su área de interés. Me llamo poderosamente la atención su formación en el tema “cuántico”, ciencia con un aire de “magia” que nos proporciona respuestas a difíciles interrogantes sobre la vida y Dios, más allá de las religiones.
Una cualidad que siempre me causo admiración, es su sencilla vida privada, exenta de derroches y exageraciones, donde ha sido fotografiada haciendo compras como cualquier otro ciudadano. Aquí también se diferencia mucho de sus homólogos, sobre todo de los que se catalogan de socialistas o comunistas, que son los más exagerados en el manejo de los recursos en cualquier dimensión.
Muchas veces uno se pregunta sobre la magnitud de los problemas que enfrentan los jefes de estado de países del llamado primer mundo, respecto a los problemas que enfrentan sus pares latinoamericanos. Incluso, en las ofertas electorales se ve la gran diferencia, mientras los primeros tratan temas relacionados con los impuestos, energéticos, ambientales, y algunos complicados, como los nucleares. Los segundos, nos hablan de acabar con el hambre, la injusticia, el desempleo, el analfabetismo, la insalubridad, la desnutrición infantil y pare de contar. En el caso de Venezuela, han aparecido otros problemas que creímos superados, como la supresión de la democracia y el estado de derecho. Lo primero que se nos ocurre pensar, es que los políticos de muchos países desarrollados lidian con problemas sencillos comparados con los nuestros, y que posiblemente no serian tan efectivos si operaran en nuestro contexto. Pero lo cierto es, que ellos no siempre tuvieron los países que tienen, y en efecto, enfrentaron problemas similares a los nuestros y por resolverlos eficazmente, simplemente ahora son lo que son.
Nuestros países, y sobre todo en Venezuela, se padecen dos tipos de problemas que no permiten alcanzar una prosperidad generalizada. El primer tipo es de índole estratégico asociado con el crecimiento austosostenido de la economía, como preámbulo al desarrollo económico. La solución de estos problemas, nos llevaría al estatus de país avanzado. El segundo tipo de problemas, es de carácter básico que se circunscribe a los dos primeros niveles de la “Escala de Malow”, las necesidades fisiológicas y de seguridad, imagínense ustedes, a este nivel nos ha llevado el socialismo del siglo XXI. Mientras no resolvamos estos problemas básicos, muy lejos estamos de plantearnos los estratégicos.
Estoy profundamente convencido, que la solución definitiva a los dos tipos problemas, se encuentra íntimamente ligada a la calidad de los actores políticos, tenemos que formar una nueva generación de líderes tecnocráticos, no solamente con cualidades éticas y morales, que ya es mucho decir, sino también, con conocimientos estratégicos y gerenciales de alto nivel que les permita abordar y resolver los problemas desde una perspectiva científico-técnica, como lo hacen los grandes estadistas caso Angela Merkel.
Respecto a la generación de políticos que tenemos, como contraparte a quienes están en el gobierno, no tengo mayores expectativas, sin embargo cuentan con mi total apoyo por razones obvias. En mi caso no sueño con un país de primer orden, por el momento mis deseos son más limitados, quiero vivir como antes, o como se vive en cualquier otro país latinoamericano donde migra nuestra gente.
Alberto Barboza
Coach Gerencial en liderazgo, planificación y productividad
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