A escasos días para los comicios regionales del 21 de noviembre, el estado Zulia se levanta como el bastión de mayor fuerza y la reina de la corona de este próximo proceso electoral, dada su condición de principal padrón de electores del país que llega a 2.621.127 inscritos con derecho al sufragio, seguidos de Miranda con 2.232.472 (10.55%) y Distrito Capital con 1.706.2818 (8.06%) registrados.
Gran parte de las encuestadoras han revelado una preferencia del electorado a favor del líder indiscutible del partido “Un Nuevo Tiempo”, Manuel Rosales, sobre la figura de Omar Prieto, en quien pesa un rechazo cercano al 80% según cifras aportadas por Félix Seijas.
Como candidato unitario, Rosales contaría con una intención de voto del 70.8 % de preferencia frente a un 21.2% de Prieto según Datanálisis.
La misma encuestadora de Luis Vicente León contempla en su informe que la tarjeta de la Unidad se alza con más del 60% de preferencia entre los electores, contra el 21.8% del PSUV.
Sin embargo más allá de la actitud triunfalista hay factores que podrían incidir en estos resultados. En primer lugar, la intención del voto no son votos reales, son proyecciones, hologramas, fotografías de un momento y un espacio determinado por una muestra, resultados que aún no constan en actas. Para llegar allí se hace necesario dejar que fluyan tanto las movilizaciones como la participación real.
A pesar que factores de la oposición han asegurado que tienen cubierto elementos inflamables en estos comicios tales como el transporte, la gasolina y los testigos de mesa, bien es cierto que la principal motivación para votar en el Zulia es el rechazo a Prieto, más que a sus candidatos a alcaldes a lo largo de la geografía.
No será lo mismo monitorear el principal eje electoral integrado por Maracaibo, San Francisco, Cabimas y Lagunillas, que regiones tan apartadas como Casigua el Cubo y los poblados del sur del lago; el troncal fronterizo de Machiques y Catatumbo con fuerte presencia de la guerrilla armada; o la Guajira adentro con un paraestado impuesto por los contrabandistas y bachaqueros del combustible y otros rubros de la mafia del mercado negro.
No ignorar la Maquinaria Roja
Las primarias del PSUV en agosto pasado dieron cuenta de una movilización importante de las UBCH, o tropas electorales de la revolución, que funcionan ya sea a través del chantaje de las cajas Clap o del clientelismo macabramente populista desarrollado por el chavismo durante todos estos años, y que les ha funcionado reiteradamente. Esto no se puede seguir ignorando o tapando a través de los buenos deseos emocionales que todos esperamos como país. Por el contrario, la política y las “corazonadas” no se mezclan, sobre todo ante una maquinaria aceitada que funciona.
De los 21.159.846 electores inscritos en el RE a nivel nacional, el PSUV presentó como cifras en las pasadas primarias 3.5 millones contabilizados desde el Mazo Dando, números que por lo visto consideran suficientes para lograr la mayoría en esta próxima contienda, sin que esto signifique que la oposición no pueda pasar de las 6 gobernaciones (número alcanzado en el 2017 por los 4 candidatos de AD, la expropiada a Andrés Velásquez y la entregada por pataleos de último momento por Juan Pablo Guanipa) hasta 11 gobernaciones, tal como lo señalan algunas encuestas, dependiendo de la participación “espontanea”, que la gente realmente salga a votar.
Según las letras chiquitas de la última encuesta de Datanalisis, si bien es cierto que Rosales cumplió una excelente campaña y se mantiene en un alto nivel ante el rechazo de Prieto, tales cifras dependerían de una abstención calculada entre 50 y 55% y la reducción del padrón electoral por la elevada migración.
En ese escenario el Zulia podría convertirse en un verdadero campo de batalla electoral, explicamos por qué.
Tomando como ejemplo Maracaibo como principal bastión, Datanálisis coloca a Rafael Ramírez en 45.8 % del factor opositor frente a un 26.2 % de Willy Casanova del PSUV y un 15% de Juan Carlos Fernández del partido Lapiz.
Sin embargo el voto duro de Casanova, entrenado desde las primarias, ese que será buscado en sus respectivas casas, desayunado, trasladado en buses o movilizado con sus respectivas pimpinas de gasolina, en algunos casos asistido, esos que votan y luego son inscritos en una lista y posteriormente entregados de vuelta, ronda los 260 mil electores.
El padrón electoral de Maracaibo según el CNE es de 980 mil. Según cifras migratorias cerca de 160 mil marabinos con derecho al voto que forman parte de la diáspora, no participarán en estas elecciones. Si tomamos en cuenta las proyecciones de abstención de Datanálisis totalizaremos entonces 410 mil votos.
Si el chavismo cumple o se acerca a su cuota de voto duro entonces Willy Casanova será reelecto para un segundo periodo y en ese escenario la división de Fernández y Ramírez se habría convertido en uno de los mayores fiascos del proceso.
El comando de Rosales tendría que apretar entonces en una dura batalla para mantener el favoritismo en el resto del eje electoral para cobrar como todos esperan, pero este resultado solo sería posible en tanto el voto que llaman «espontáneo» realmente se exprese como lo han manifestado las encuestas, en una participación mayor al 60%. Si la participación es menor del 50% Prieto sería difícil de derrotar.
En estos momentos resulta contraproducente para la oposición llegar al domingo con una visión triunfalista y emocional. Es menester convertir la intención de voto en un hecho consumado en las urnas y no dejarle a la «espontaneidad» todo el trabajo, porque tal como lo ha revelado la experiencia de todos estos años, no existe el triunfo mágico.
Por el otro lado, la evidente división del chavismo también podría jugar en contra del candidato a la reelección del Zulia, que durante la campaña solo recibió apoyo de su tutor, Diosdado Cabello, en su nicho natural como es San Francisco, en una imagen sin el resto de los candidatos peseuvistas en la entidad, mientras Jorge Rodríguez hizo lo suyo con Casanova.
En el peor de los casos para Prieto, San Francisco podría convertirse en su segunda derrota en un mismo día, dependiendo del nivel de participación.
La territorialidad entre Cabello y Maduro, a través de Jorge Rodríguez, también combatirá ferozmente en el mismo campo de batalla, ya que este domingo no solo se juega el triunfo o la derrota del 21N sino también la correlación de fuerzas para el 2024
@damasojimenez