La situación de nuestro país es tan grave que debemos verla desnuda, sin adornos ni ropajes. Verla y enfrentarla, nos guste o no. Abordar el reto del cambio y la necesaria transformación juntos, unos con otros, aunque hayamos sido adversarios e incluso enemigos. El naufragio es tal que Venezuela no saldrá adelante si unidos no empujamos en la misma dirección.¡Únete al club ahora! Suscríbete al boletín más importante de Venezuela.
Como dijeron nuestros obispos la realidad venezolana es “moralmente inaceptable”. En su exhortación “La Verdad les Hará Libres”, nuestros obispos dejaron claro que ningún cristiano debe ser cómplice, ni contribuir a que perdure esta realidad de muerte para millones de venezolanos, dentro y fuera del país. El pecado de omisión es muy grave en esta emergencia nacional.
La actual brutal represión gubernamental, tratando de apagar el descontento nacional, es inútil y agravante; desacredita más al gobierno y pone en evidencia que su poder es opresor y actúa contra los ciudadanos violando la Constitución
A partir del próximo 10 de enero empieza una nueva etapa y período presidencial constitucional. Quienquiera que lo encabece fracasará si no se basa en la verdad de los hechos y de la dura realidad. La mentira no ofrece cimientos sólidos para nada positivo. Por ejemplo son realidades duras e irrebatibles:
– El deterioro creciente y el descontento nacional generalizado.
– El exilio de más de 7 millones, ahora en incremento ante la imposibilidad de trabajo y vida digna en el país.
– La notoria parálisis de las necesarias nuevas y multimillonarias inversiones, por falta de garantías económicas y seguridad jurídica. Crecimiento mínimo tras la catastrófica caída de 75% del Producto Interno Bruto (PIB).
– El dramático deterioro de los servicios básicos de salud y de educación pública,que abandona en desamparo a la mayoría de los venezolanos.
– El hambre y la desnutrición infantil, vergüenza presente y ruina futura.
La Venezuela de ayer demostró que todo eso se puede lograr. Hoy los venezolanos lo necesitamos y tenemos deseos y capacidad para recuperarnos y ponernos a la altura del siglo XXI. Hay talento, voluntad y capacidades, siempre que haya un liderazgo decidido a construir sobre la verdad y a sumar esfuerzos.
Además de las cinco dolorosas evidencias antes mencionadas,tenemos que asumir un par de hechos innegables y bien conocidos dentro y fuera del país que lo condicionan todo.
– El 28 de julio el gobierno perdió las elecciones 70 a 30. La desesperación y el deseo de la gran mayoría confió su urgencia de cambio nacional a la líder María Corina Machado y eligió presidente a Edmundo González Urrutia. La elección presidencial fue pacífica, ordenada y sin mucho ruido, pero con voluntad democrática contundente. Eso a pesar de que a más de 3 millones de exiliados seles arrebató su derecho a votar. Por deseo democrático manifiesto de los venezolanos es Edmundo González quien debe asumir la Presidencia y unir de inmediato las voluntades de recuperación nacional con decidido apoyo internacional y sentido de emergencia de postguerra.
– No se puede violentar esa necesidad y voluntad de cambio, ni se debe excluir de él a nadie de buena voluntad. Todo va a hacer falta para ganar esta batalla contra la ruina actual. No importa que muchos vengan de los mismos que equivocadamente contribuyeron a esta tragedia. Cambio y transición inclusiva.
Como venezolano, cristiano y sacerdote católico, debo y quiero contribuir a esta gran movilización nacional para que los servicios públicos,las empresas, la gente y en libertad y trabajo productivo logre resultados y Venezuela resurja en todos los órdenes.
Es criminal negar estos puntos básicos evidentes por conveniencias partidistas. Sería tratar de construir sobre la mentira. La verdad nos hará libres y la mentira nos mantendrá esclavos. La mentira es inútil y no puede engañar, pues todos conocen la realidad. El gobierno lo sabe y tiene las pruebas en su mano.
La verdad y la necesidad de emprender el camino para que algunos millones de venezolanos regresen, para que los salarios oficiales dejen de ser los más bajos de América, para vaciar las cárceles de presos políticos y para que los venezolanos nos reconciliemos trabajando juntos en la reconstrucción de un país con esperanza compartida.
Luis Ugalde