Hugo Delgado: Pueblo sin memoria

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El mundo de Venezuela sigue girando entorno al petróleo. Principio y fin de sus males, y que por los vientos que soplan esa realidad no cambiará. Parece que 25 años de nefasta experiencia del chavismo no servirán para evaluar sus efectos perversos. Lo sufrido por los venezolanos parece que no afectar mucho, porque grandes sectores de la sociedad siguen soñando con el maná negro para resolver sus problemas y solo esperan que los ríos de dólares corran por las calles, mientras otros solo quieren su turno para comerse su tajada.

La historia de los orígenes de la corrupción y de los motivos que llevaron al poder, al teniente coronel golpista, Hugo Chávez Frías, se olvidaron. Y personajes que fueron corresponsables de la enfermedad ahora salen con “sus caras lavadas” defendiendo a la democracia que ellos mismos enterraron. Lanzan proclamas de apoyo a María Corina Machado, quien siempre defendió sus ideales frontalmente y ahora el tiempo le dio su oportunidad de liderar el posible cambio.

Antiguos miembros adecos, copeyanos, masistas y de cuanta organización componen la jungla política venezolana, ahora apuestan por la opción de MCM. Igualmente hace una sociedad civil venezolana agotada por 25 años de nefasto régimen corrupto, incompetente y criminal al que solo le importa el poder y poco le interesa el sufrimiento de un pueblo que pasó en 25 años de una forma de vida ostentosa a una miserable.

El dolor causado no le importa al chavismo, al igual que ocurrió o sigue pasando en países con gobiernos homólogos como en la Argentina de los Kirchner, Cuba, Nicaragua, la Colombia de Gustavo Petro, el México de López Obrador o el Chile de Gabriel Boric. La obsesión es el poder y la corrupción aupada es para estimular la anarquía y la destrucción de una precaria institucionalidad, incapaz de enfrentar los desmanes de los gobernantes izquierdistas.

Claro está que el auge de la corrupción y de las intenciones burocratizantes de estos gobiernos y regímenes se debe a la dependencia que generan y de la anarquía que propician, para mantenerse en el poder. Es la triste realidad de un continente Latinoamericano que muestra pobres resultados en materia de comportamiento político e institucionalidad. Comportamientos que solo generan descontento en una población que, al parecer, sus resentimientos y emociones prevalecen en el momento de elegir entre el ladrón Barrabas y Jesús.

Venezuela enfrenta un momento crucial y peligroso, porque aunque MCM y su candidato Edmundo González son ampliamente favoritos, hay que cuidarse de las arremetidas de Nicolás Maduro y su banda. Frecuentemente mi amigo el desaparecido periodista, Antonio Marcano, decía que “ si quieres paz, prepárate para la guerra” y repetía que “al enemigo no se le puede menospreciar”.

El exceso de triunfalismo es peligroso, porque se pierden las perspectivas y las capacidades del enemigo. Desde hace varios años, los héroes y guerreros venezolanos han trasladado su capacidad de lucha al dedo en la teclea y la posibilidad de enviar un mensaje por las redes sociales. Se olvidan que el poder de la estructura real del Estado lo tiene controlado el régimen y que esta gente peligrosa lo ha usado para manipular y hasta asesinar.

Son capaces de todo por mantenerse en el poder porque no tienen mañana, por eso mienten, matan de hambre (lo de los sueldos miserables no es casual) o asesinan sin piedad. Ya saben que la comunidad internacional y la sociedad venezolana, después de un tiempo, tienden a olvidar, cuando un escándalo es suplantado por otro y así se mantienen en el poder. El último de los mejores ejemplos, es Gustavo Petro, así lo hizo Hugo Chávez.

Han construido y fortalecido un discurso victimario, tras el que ocultan sus riquezas, sus miserias humanas y su perversidad. Cuba es la mejor prueba, le han mamado gallo durante seis décadas al mundo, incluyendo a Estados Unidos de América, y aún se mantienen en el poder. Saben manejar los tiempos, lo que quiere escuchar la gente, manipulan sus necesidades, corrompen para ganar aliados y no tienen escrúpulo alguno para hacer lo que sea. El último ejemplo de esto es Pedro Sánchez, quien a pesar de no haber ganado ninguna elección, se ha mantenido en la presidencia desde 2018.

En el caso Venezuela, este país se convirtió en el perfecto laboratorio de la izquierda por eso es difícil que caiga, más ahora que es refugio del narcotráfico con el que ellos creen que van a destruir a la sociedad de Estados Unidos de América, de los cárteles mexicanos, de las guerrillas colombianas las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia y el Ejército de Liberación Nacional, de grupos terroristas del medio oriente, de los intereses chinos, rusos e Irán. La gran pregunta es ¿cómo desmontar este andamiaje? ¿ Ante una llegada de MCM al poder cómo se manejarán estos grupos? Como dice Cantinflas “ahí esta el detalle”.

Hay empresarios, políticos y “académicos” incrustados en las universidades -entre otros- que se han favorecido de la crisis y que difícilmente cederán sus espacios de poder. Ya en las redes de apoyo a MCM hay innumerables personajes de esta “calaña”, que vivieron de la bonanza chavista, fueron cómplices de sus desmanes, y ahora “brincan la talanquera” para aprovechar el portaaviones, unos justifican estos actos porque “hay que sumar como sea”, pero se les olvida que estos personajes luego van a cobrar su factura, porque en política nada es gratis.

En Venezuela el petróleo seguirá fluyendo para bien o para mal. Si hay un cambio de gobierno, muchos de los más de 10 millones que se fueron volverán porque sufren la xenofobia, o no levantaron vuelo, o extrañan “las parrillas” y las parrandas de fin de semana, o quieren compartir sus últimos años con sus seres queridos, o antes de la crisis tenían su casa, su carro y un buen sueldo; pero veo difícil que el cambio profundo que debe realizar la sociedad, en su totalidad,  se de.

@hdelgado10