El humo blanco del que resultó candidato Edmundo González Urrutia para representar a la oposición venezolana en las presidenciales del 28 de julio no ha acabado con las incertidumbres. El Consejo Nacional Electoral (CNE) extendió el viernes por 72 horas el plazo para hacer modificaciones a las postulaciones y en ese extra los partidos que apoyaban a Manuel Rosales, tras su renuncia para apoyar al diplomático electo por consenso con la Plataforma Unitaria, no han podido sumarle sus apoyos. Se trata de las tarjetas de Un Nuevo Tiempo, Movimiento Progresista por Venezuela y Fuerza Vecinal que se convertirían en una ventana adicional a la tarjeta de la Mesa de la Unidad Democrática para que los opositores puedan votar. El plazo vence en unas horas y en la víspera todavía no se han podido concretar las adhesiones.
Con las caídas del sistema automatizado del CNE, así como ocurrió hace un mes con la inscripción de candidatos, el chavismo vuelve a dificultar el camino a los competidores de Nicolás Maduro. Estas trabas se traducen en la reducción de opciones dentro del tarjetón electoral para apoyar a González Urrutia, que hasta el momento solo figuraría inscrito por la tarjeta de la Mesa de la Unidad Democrática, la llamada tarjeta de la manito, la que ha sacado más votos en la historia electoral reciente y sobre la cual también pesan amenazas judiciales. El diplomático fue el tercer nombre presentado por la Plataforma Unitaria en el lapso de postulaciones, luego de inhabilitar a María Corina Machado, la candidata electa en primarias que concentra el mayor apoyo popular, e impedir el registro —sin ningún argumento— de su sustituta Corina Yoris. González Urrutia entró de último, como el candidato 13 de la contienda.
Precisamente esta es una de las vías con las que el chavismo podría desbaratar los consensos logrados la semana pasada. La postulación de González Urrutia no recibió impugnaciones y tampoco ha sido inhabilitado en el pasado. Pero la tarjeta del partido MUD ya ha estado muerta antes. En 2018, el Tribunal Supremo de Justicia la invalidó bajo un vericueto legal que le permitió alegar que como la coalición reunía a varios partidos podría incurrirse en una doble militancia prohibida por la ley. Fue así como la oposición se quedó sin lugar en el tarjetón y también sin liderazgos habilitados para competir contra Maduro que, ese año, se reeligió para un segundo mandato en unas elecciones hechas a su medida en las que comenzó a quebrarse su legitimidad, al no ser reconocidas por gran parte de la comunidad internacional. Pero las negociaciones de 2021 revivieron a la MUD y el CNE permitió que la organización figurara en las elecciones a gobernadores y alcaldes de 2021, que contaron con observación internacional y fueron organizadas por un CNE dirigido entonces por la junta de rectores la más equilibrada en años, conformada también bajo negociación.
Los que sí pudieron
El excandidato presidencial Luis Ratti este lunes ha apoyado la candidatura de Luis Eduardo Martínez, postulado por el partido intervenido Acción Democrática. Un mes atrás acudió al máximo tribunal para introducir un recurso de nulidad con la intención de reactivar la partida de defunción que se le había dado a la MUD en 2018 bajo el argumento de la doble militancia. Esta es una de las amenazas que podría tambalear la posibilidad de competir de González Urrutia.
A diferencia de las trabas que ha tenido la oposición, en este tiempo extra dado por el CNE para la modificación de las postulaciones sí se han podido concretar apoyos entre los candidatos de la Alianza Democrática que integra a factores que se identifican como opositores, pero han actuado como operadores del chavismo. Además de Ratti, Juan Carlos Alvarado (partido Copei intervenido judicialmente) procesó su apoyo a la candidatura de Luis Eduardo Martínez. El TSJ también ha producido movimientos sobre otros partidos opositores este lunes. Después de tener durante tres años en un limbo legal al partido Primero Justicia, la Sala Constitucional devuelve el control del partido a José Brito, candidato presidencial del grupo de los alacranes, para que la junta directiva que preside reestructure la organización de la que forman parte políticos como Henrique Capriles Radonski.
Los pasos dados por el chavismo evidencian que la dispersión del voto entre varias propuestas de los llamados alacranes -opositores que fungen en realidad como alfiles del chavismo- no amenaza tanto la división de la oposición, sino que pone en peligro los votos de Maduro. El candidato del PSUV llega a estos comicios con el más bajo apoyo popular en una década en el Gobierno, frente al enorme apoyo que ha capitalizado María Corina Machado y que está por verse si logra endosar a González Urrutia, el candidato que no quería serlo, y que desde que fue escogido solo ha actualizado su foto de perfil en redes sociales y puesto un par de mensajes aceptando la candidatura y prometiendo que pronto va a hablar.
Florantonia Singer / El País de España